9 de abril de 1952: comienza la revolución obrera en Bolivia
A continuación presentamos extractos del libro «La Revolución Boliviana», de Guillermo Lora, quien fuera el principal dirigente del Partido Obrero Revolucionario (POR), que jugara un papel fundamental
A continuación presentamos extractos del libro «La Revolución Boliviana», de Guillermo Lora, quien fuera el principal dirigente del Partido Obrero Revolucionario (POR), que jugara un papel fundamental en la revolución que estalló en ese país del altiplano, hace ya 58 años.
«Como toda revolución, la de abril de 1952 fue una irrupción de las masas en el escenario político y es esta realidad la que le abre la perspectiva de transformarse en movimiento dirigido por el proletariado. Han sido las masas (particularmente la presencia del proletariado) las que han impulsado el proceso, cuyo antecedente directo e inmediato es un golpe de estado, a plantearse objetivos anti-feudales y antiimperialistas. De esta manera el MNR se vio a la cabeza de un movimiento motorizado por un programa que le era totalmente extraño, que inclusive se planteaba la necesidad de estructurar la unidad nacional, lo que implica la certidumbre de que Bolivia todavía no es un estado moderno en la más amplia acepción del término.
«Dos eran pues, los objetivos inconfundibles de la revolución, desde el primer día, y se puede decir que sintetizaban las aspiraciones nacionales y toda la historia del movimiento revo-lucionario: la liquidación del latifundio (vale decir, del gamonalismo como sistema) y la nacionalización de las minas. Este programa (y en realidad era todo un programa) había sido lanzado en la tercera década del presente siglo (siglo XX, N.R.) y en 1952 se presentó como una necesidad que debía ser inmediatamente satisfecha.
«El rasgo diferencial del 9 de abril (considerando que está muy lejos de haber concluido) radica en la presencia física del proletariado como clase independiente, es decir, con fisonomía e intereses propios. Desde este momento la revolución boliviana, que comenzó planteándose fina-lidades, se transforma en su contenido y en sus proyecciones y tiende a apropiarse de los objetivos proletarios.
«El que el MNR hubiese sido la dirección indiscutida durante la primera etapa de la revolución y se hubiese llegado a transformar en gobierno (o hubiese usurpado impunemente la victoria obrera, si se quiere), no significa que se trate de una revolución pequeño-burguesa. Si ocurre todo esto es porque la clase obrera, que en la lucha callejera y en todos los choques armados ocupa un primer y decisivo lugar, le entrega su victoria.
«Estas no tenían un plan acabado acerca de lo que iba a ser la revolución ni de lo que iba a hacer el gobierno; ellas fueron a la lucha por estar convencidas de que ya no se podía seguir soportando al estado de cosas impuesto por la rosca.
«Las masas en las jornadas de abril, sacaron a primer plano todo lo que habían aprendido en la lucha diaria durante cerca de diez años y lo que había quedado en su conciencia de la propaganda revolucionaria. En esta tarea ocupó un papel de primer orden el POR. La Tesis de Pulacayo jugó el papel de eje de la movilización revolucionaria de las masas, que culmina en los acontecimientos de abril…»
El nacionalismo pequeño burgués movimientista, ante la presencia del proletariado como clase con sus propios objetivos socializantes no tuvo más alternativa, a fin de preservar el orden social capitalista, que abandonar sus poses antiimperialistas y cobijarse bajo el manto protector del imperialismo para frenar al avance del proletariado. Casi de inmediato el MNR caducó completamente e ingresó a un periodo de descomposición.
El fracaso histórico del nacionalismo convertido en francamente pro-imperialista encarnado en Gonzalo Sánchez de Lozada ha culminado con la muerte del MNR después de un largo periodo de vida como enemigo del pueblo y agente de los intereses del imperialismo.
La lección: La liberación del país de las garras del imperialismo, la superación del atraso, la estructuración de la unidad nacional, la superación de la opresión sobre las naciones indígenas, en fin, el cumplimiento de las tareas democráticas pendientes, sólo puede darse bajo el gobierno obrero-campesino y en la medida en que se proyecte como revolución internacional.