Abandono ministerial profundiza decepción en propulsores socialistas
Ciudad Guayana, Martes, 09 de Agosto de 2011 (foto William Urdaneta).- La “inversión responsable” del Estado ha sido tachado de indispensable por los trabajadores que propulsan el modelo socialista a implementarse en las empresas básicas. Es decir, el financiamiento público ayudaría en una primera instancia a empujar las operaciones de las factorías en el proceso de transición. Nada más lejos de la realidad. Alcasa se cae a pedazos por falta de insumos; Venalum opera muy por debajo de su capacidad; Bauxilum considera nuevamente comprometer su producción para obtener recursos a través de un préstamo con la polémica Glencore.
Ciudad Guayana, Martes, 09 de Agosto de 2011 (foto William Urdaneta).- La “inversión responsable” del Estado ha sido tachado de indispensable por los trabajadores que propulsan el modelo socialista a implementarse en las empresas básicas. Es decir, el financiamiento público ayudaría en una primera instancia a empujar las operaciones de las factorías en el proceso de transición. Nada más lejos de la realidad. Alcasa se cae a pedazos por falta de insumos; Venalum opera muy por debajo de su capacidad; Bauxilum considera nuevamente comprometer su producción para obtener recursos a través de un préstamo con la polémica Glencore.
No es la opinión de todos. Es verdad. Pero, mientras más abajo se consulte en la cadena de mando, más fuerza toma el planteamiento de que, en efecto, hay funcionarios, gente, ministros, que están en contra de que el Plan Guayana Socialista 2009-2019 se consolide. Por muchas razones.
La indolencia es “total” para la militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), trabajadora de CVG Venalum y participante del Frente Antiimperialista en el estado Bolívar, Yasmín Chaurán.
El comportamiento del ministro de Industrias Básicas y Minería, José Khan, no tiene otro calificativo para la vocera del control obrero.
“No tengo ninguna duda, y lo digo responsablemente, de que hay sectores burocráticos dentro del Gobierno que no quieren que el Plan Guayana se consolide. Recuerda que el impulso se lo dio el Presidente de la República y designó para ello a un conjunto de ministros, eso se hizo, se diseñó el plan, pero luego de eso pareciera que fue engavetado”.
La ausencia del ministro en la zona -para Chaurán- “dice mucho”. Prácticamente no viene a Ciudad Guayana y cuando asiste -agrega- lo hace a media noche para reunirse con sectores sindicales de quien obedece líneas.
“Nos sentimos al garete y prácticamente dependientes de que el presidente Chávez -otra vez- tome la iniciativa y en conjunto con la clase trabajadora impulse el Plan Guayana Socialista”.
Para Chaurán, una señal de que algo no marcha bien es la firma del contrato de CVG Bauxilum con Glencore para compra de materias primas, repuestos e insumos.
“La burocracia estadal contrarrevolucionaria enquistada dentro del Gobierno juega precisamente a acorralarnos para que entonces veamos como la única alternativa a las transnacionales. Eso es, sencillamente, echar por tierra el planteamiento estructural y fundamental del Plan Guayana Socialista”.
La participante del control obrero resaltó que en Guayana no se está apostando -exclusivamente- a la recuperación económica de las empresas. “Si fuese eso, eso se hace -perfectamente- dentro del capitalismo. Si ese es el planteamiento pues vamos a reducir personal, vamos a botar un poco de gente y vamos a seguir haciendo negocios con las transnacionales y eso es lo que hacen las empresas capitalistas”.
Para un cambio de modelo, subrayó, es indispensable la “inversión responsable” del Estado. Inversión que ha estado ausente en el caso de CVG Alcasa, cuya agonía financiera se extiende por el retraso de los US$ 403 millones aprobados.
Unidad obrera
Pero para el dirigente y director de la junta directiva de CVG Venalum, Andrés Rengel, toda inversión -venga de donde venga- es rentable siempre y cuando las condiciones favorezcan al Estado y -en este caso- a las empresas del aluminio.
“El financiamiento que busques, siempre que esté enmarcado dentro de las mejores condiciones económicas que se den, no es perjudicial para la empresa”.
Colocó como ejemplo que el ex presidente de CVG Venalum, Carlos Acosta Pérez, firmó un contrato con Glencore en el que se le entregaba 11 mil toneladas mensuales de aluminio.
Aseguró que durante la gestión del control obrero, la estatal ha reducido los despachos a esa compañía hasta entregar sólo 3 mil toneladas mensuales. Eso parte -dijo- de la conciencia socialista y de que han obligado a la transnacional a ajustarse a las condiciones de la fábrica.
En todo caso -cree- que el problema del Plan Guayana Socialista no proviene de una mano externa sino de sus propios trabajadores que, a su juicio, no han tomado en serio el empoderamiento de los medios de producción.
Esto ha retardado la recuperación de las empresas, asegura. “Lo que nosotros vemos, como fundamental, es la transformación de los medios de producción. Sin la transformación de esos medios tú tendrás allí tercerizados, desorganización y desconocimiento”.
De allí que la discusión fundamental para la recuperación productiva pasa por discutir la disminución de los costos de producción.
¿Hay esperanza?
Dentro de todo y a pesar de las fuertes críticas, hay esperanza asegura María Zambrano, participante del Plan Guayana Socialista. Y lo hay porque -en su opinión- ha ayudado mucho el trabajo constante de un grupo de 150 trabajadores que el pasado 26 de julio entregó la propuesta de plan de transición.
Por supuesto, aseguró, hay visiones distintas de lo que debe ser el Plan Guayana Socialista y contradicciones que -en su opinión- son naturales.
Diserta que el origen de la crisis actual se remonta a las pugnas internas dentro de las empresas, lo que no ha colaborado para que se establezca una vía común para auxiliar económicamente a la industria.
Sobre el contrato con Glencore con CVG Bauxilum duda de que haya habido una discusión amplia sobre el tema. De hecho, aseguró, que en el Plan Guayana Socialista no se sometió a discusión el tema.
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El Estado ni lava ni presta la batea
Luis Campos (Colectivo Obrero Socialista Alcasiano) critica falta de respuesta gubernamental a la crisis del sector aluminio.. Repudian silencio oficial sobre los US$ 403 millones aprobados por Alcasa]
Todo debe pasar por la unidad. No la unión de la dirigencia sindical sino de los cuatro mil trabajadores de CVG Alcasa aclara el dirigente del Colectivo Obrero Socialista Alcasiano, Luis Campos, quien se pronunció este lunes para cuestionar el préstamo negociado entre CVG Bauxilum y la transnacional Glencore.
Cree que no se justifica un convenio de tal magnitud porque debe ser el Estado el responsable de las inversiones para las empresas. El también participante del Plan Guayana Socialista reitera que la alianza con la compañía suiza es contraria a todos los preceptos elaborados por los trabajadores para cambiar el modelo de gestión.
Por otra parte señaló que “el Estado no ofrece alternativa de financiamiento ni con la banca pública ni con la privada”, lo cual lleva a las empresas a un callejón sin salida donde -irremediablemente- se acude a las transnacionales.
Campos no cree en la tesis de la indisponibilidad financiera del Ejecutivo para inyectar recursos al sector aluminio, pues conoce que hay un superávit por la venta de petróleo cuyo precio por barril fue presupuestado a US$ 40 y ha sido comercializado por un promedio de US$ 90.
El dirigente comparte la idea de que hay “sectores burocráticos” que están apostando al cierre de las empresas para entregárselas a transnacionales chinas, entre otras.
Invitó a los alcasianos a sumarse a las movilizaciones que -su opinión- no pueden ser internas sino en la calle, e invitó a la dirigencia sindical a motorizar la lucha de manera “sincera”.