9 diciembre, 2024

Apoyamos a los trabajadores petroleros revolucionarios frente a las agresiones de la burocracia

Desde la Universidad de los Andes, los estudiantes socialistas y revolucionarios manifestamos nuestra solidaridad con los trabajadores petroleros, quienes están siendo sometidos a una terrible ofensiva burocrática, dirigida desde la gerencia de PDVSA y los altos mandos del gobierno, con el objetivo contrarrevolucionario de impedirles que realicen las elecciones de su federación sindical, la Futpv. Los tecnócratas de la industria petrolera están desesperados ante el apoyo mayoritario que tiene actualmente la plancha encabezada por José Bodas, un dirigente sindical revolucionario, formado en la tradición del verdadero socialismo, el de Marx, Lenin, Engels, y Trotski.

Desde la Universidad de los Andes, los estudiantes socialistas y revolucionarios manifestamos nuestra solidaridad con los trabajadores petroleros, quienes están siendo sometidos a una terrible ofensiva burocrática, dirigida desde la gerencia de PDVSA y los altos mandos del gobierno, con el objetivo contrarrevolucionario de impedirles que realicen las elecciones de su federación sindical, la Futpv. Los tecnócratas de la industria petrolera están desesperados ante el apoyo mayoritario que tiene actualmente la plancha encabezada por José Bodas, un dirigente sindical revolucionario, formado en la tradición del verdadero socialismo, el de Marx, Lenin, Engels, y Trotski.

La batalla que se está dando en la industria petrolera presenta de un lado a los mismos trabajadores que derrotaron al paro patronal y el sabotaje petrolero; mientras que del otro lado, del lado de la burguesía, está la tecnocracia disfrazada de rojo. Estos reaccionarios antiobreros y antisocialistas, tienen el mismo propósito de la anterior meritocracia golpista: apropiarse de la renta petrolera y pactar la entrega de los recursos a las transnacionales. Esta necesidad de la burguesía y la burocracia de sobreexplotar a los trabajadores se torna violenta ante los efectos de la crisis capitalista, que ya azotan a nuestro país.

Aunque se disfracen de rojo y hablen de vez en cuando de socialismo, los gerentes de Rafael Ramírez siguen cobrando los salarios exagerados de siempre y haciendo negocios particulares con los recursos del petróleo; mientras que la estrategia económica del gobierno sigue pasando por los pactos «estratégicos» con las transnacionales, ahora a través de la fórmula de las empresas mixtas, una figura sacada del más rancio recetario capitalista. No es casual que haya sido el ministro Ramírez quien, pese a ganar innumerables millones, tuvo el cinismo de decir el año pasado que los trabajadores venezolanos eran privilegiados, y que en Venezuela no había clase obrera ni burguesía. La burocracia y la nueva burguesía a la que él representa, quieren negar las clases sociales para negar la lucha de clases, y de esa manera meter de contrabando su adefesio de socialismo con burgueses, con transnacionales, y con economía de mercado. Se trata de una casta antisocialista y reaccionaria, empeñada en aliarse con Obama y presentarlo como un tipo progresista rodeado de una «derecha endógena gringa». Los trabajadores y el pueblo ven con cada vez mayor claridad esta situación.

Como no son socialistas ni antiimperialistas, estos burócratas y burgueses quieren liquidar cualquier expresión revolucionaria de la clase obrera. Por eso están desesperados ante el escaso apoyo obrero hacia los sindicalistas patronales, cuya plataforma fue cocinada en las oficinas de los ministerios, cuyos volantes son redactados por Antonio Aponte C.A., unos sindicaleros desprestigiados por su condición de aduladores y gobierneros, que nunca han estado en la primera fila del combate obrero, que nunca se han solidarizado con las batallas obreras de este país, que nunca se han enfrentado con dignidad a un patrono. Y lo peor para estos burócratas es que los trabajadores petroleros están resteados con la candidatura revolucionaria de José Bodas y los dirigentes más combativos y clasistas de la industria petrolera. Por eso el gobierno ha lanzado la línea de impedir que se realicen las elecciones de la Futpv. Ya han logrado posponer durante más de un año las elecciones, y han perpetrado la más grosera intromisión en la autonomía organizativa de los trabajadores, al colocar el proceso electoral bajo la rectoría del Estado.

Pero los ataques contra los trabajadores revolucionarios vienen de antes. Comenzaron cuando el gobierno desmontó el control obrero y popular que se gestó en la industria en 2003, cuando se derrotó el sabotaje petrolero. Los ataques continuaron cuando se establecieron negociadores espurios para el contrato petrolero en el 2007, y luego la policía de Anzoátegui le cayó a balazos a los petroleros que marchaban en defensa de sus reivindicaciones, hiriéndo de gravedad por la espalda a un trabajador. Y los burócratas han dado un salto hacia la criminalización de las luchas obreras al utilizar los tribunales para dictar medidas cautelares que les impiden a los sindicalistas socialistas acercarse a sus propias áreas de trabajo.

El miedo de la burocracia a la democracia obrera queda demostrado cuando pretenden impedir la realización de asambleas de trabajadores, bloquean páginas web revolucionarias como Laclase.info en la red de internet de PDVSA; y cuando financian al sindicalismo patronal, pagando cientos de miles de bolívares fuertes a periódicos golpistas para que publiquen su propaganda electorera.

Como estudiantes revolucionarios, sabemos que nuestro destino está ligado al destino de los camaradas petroleros, y los demás trabajadores de este país. Como socialistas, nuestro primer compromiso político es con los intereses del proletariado, con sus luchas, y con la construcción del socialismo. La liberación de la clase trabajadora será obra de la clase misma, y la victoria de los trabajadores petroleros será un importante paso que dará el ejemplo al resto de la clase obrera venezolana para que tome las riendas de su propio destino y luche bajo banderas autónomas por la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, la sociedad en la que soñaron los camaradas Richard Gallardo, Luis Hernández, Carlos Requena, Argenis Vásquez, los trabajadores de Mitsubishi asesinados, y tantos otros luchadores obreros y campesinos que han ofrendado su vida en la lucha por la verdadera revolución socialista.

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