Argentina: Después de las elecciones, «se destapó la olla»

Se destapó la olla

Se destapó la olla

Pasaron las elecciones y se destapó la olla. Millones votaron a Cristina creyendo que “todo estaba bien”. Pero después del 23 de octubre la AFIP con la policía empezó a controlar la compra de dólares, se anunció la eliminación de subsidios con posibles aumentos de tarifas, empezaron las suspensiones de personal y la crisis mundial está afectando, cuando se hablaba de una “Argentina blindada”.

También se supo que el gobierno venía subsidiando la luz y el gas con $ 600 millones en beneficio de casinos, bingos, hipódromos, bancos, financieras, aeropuertos, petroleras y mineras. Y Cristina hasta tuvo que dejar sin efecto un decreto de Néstor Kirchner que autorizó a estas últimas liquidar el 100% de sus divisas en el exterior, llegando al colmo de tener que restaurar para ello un decreto de Menem.

Todo ha puesto en dudas la supuesta fortaleza del “modelo”. Ya venía con luces amarillas y ahora los problemas de caja se han acrecentado. Ya no hay dólares para mantener los millonarios subsidios a las patronales y cumplir puntualmente con cada uno de los pagos de la deuda externa. El gobierno ha raspado todas las ollas -Anses, PAMI, Lotería Nacional, Banco Nación, reservas del Central- y no le alcanza. Por eso empezó a desmontar el castillo de subsidios siderales que fue montando, lo que afectará más temprano que tarde, a los bolsillos populares. Turbulencias que ya venían, sólo que el gobierno se cuidó en no deschavarlas antes de las elecciones. Se dice que los primeros aumentos de tarifas llegarán en diciembre y los del transporte pasarán para el año que viene. Los empresarios descorcharon. Hasta Macri aplaudió. Banqueros, la UIA, Ezkenazi-YPF y las privatizadas tienen la oportunidad de ir preparando el aumento de tarifas.

El gobierno envolverá en un nuevo doble discurso el ajuste que prepara. Ya inventaron un nombre: “ajuste redistributivo”. “Le vamos a sacar a los ricos de Puerto Madero para darle a los pobres de Lugano”, graficó Boudou. Aunque se diga que habrá “tarifas diferenciadas”, la mayoría de los trabajadores va a sufrir las consecuencias. Mientras los grandes empresarios seguirán embolsando fortunas. “El empresariado privado -que no incluye a los de servicios públicos- ganó en 2010 unos 20.000 millones de dólares, cuando en el mejor momento del menemismo ganaba por año entre 5 y 7.000 millones” (La Nación, 30/10). Y si alguien creía que la eliminación de algunos subsidios a las mineras las afectará, no es cierto. La Barrick seguirá gozando de impunidad para el robo de nuestro oro por 25 años, con reservas probadas del orden de los 60.000 millones de dólares.

El ajuste antipopular que preparan se sumará a la terrible inflación que viene carcomiendo los salarios, jubilaciones y demás ingresos populares. La viceministra de Trabajo, Noemí Rial, afirmó que el piso salarial del próximo año “está recompuesto”. Quiere decir que están preparando el terreno para que los aumentos sean menores a los conseguidos en estos años.

Por eso a muchos trabajadores que votaron a Cristina los invade una profunda preocupación. Otros, directamente han salido a reclamar, dejando en claro que su voto al gobierno no significa ningún cheque en blanco. Ya están luchando los docentes de Capital, provincia de Buenos Aires y de otros lugares; los trabajadores de la Salud de Córdoba van a cumplir dos meses con medidas de fuerza; paran los trabajadores del Banco Nación y del Ciudad; los trabajadores de UATRE reclaman que se les reconozca el 37% de aumento logrado en paritarias y así otros tantos. Mostrando que el salario alcanza cada vez menos. A esto hay que sumarle un posible tarifazo y que ya empezaron las suspensiones como en Renault, con rebaja salarial y el adelanto de vacaciones como en VW, augurando nuevos ataques a los trabajadores.

A esto se le agrega que cientos de miles de trabajadores pagan impuesto a las Ganancias… ¡por el salario! Una verdadera vergüenza, mientras siguen exentos de gravámenes las transacciones financieras y las ganancias siderales en la Bolsa. Esto hace que cualquier aumento se lo lleve el Estado con ese impuesto antiobrero.

Ante esto, Hugo Moyano -quien viene teniendo roces con el gobierno- plantea que se apruebe en el Congreso la ley de reparto de ganancias patronales y que se suba el mínimo no imponible. Han dicho también que si eso no ocurre “los trabajadores van a salir a la calle”.

Sin depositar ninguna confianza en Moyano llamamos a que pase de los dichos a los hechos, que abandone su pasividad y convoque a un plan de lucha nacional de la CGT junto a la CTA por aumento de salario de emergencia para todos los trabajadores del país al valor de la canasta familiar. Para que se reabran las paritarias, sin techo ni piso, y se prohíban las suspensiones y despidos.

Sobre el mínimo no imponible nosotros opinamos que hay que anularlo completamente. Pero no lo ponemos como condición para una medida unificada de todo el movimiento obrero. Hay que exigir que Moyano y la CGT convoquen a luchar aunque sea por su consigna. Para ello hay que hacer asambleas y exigir plenarios de delegados. Esa es la forma de prepararse para exigir que la crisis la paguen los capitalistas, banqueros y multinacionales, no los trabajadores, contra el aumento de tarifas y el ajuste que se vienen.

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