(Audio) Profesora Janeth Tangarife denuncia vínculo entre el CICPC y paramilitares colombianos
El 7 de Agosto, a casi 9 meses del secuestro y las torturas de las que fue víctima la profesora Janeth Tangarife, quien trabajaba en la Universidad Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Ecos 93.9 FM la entrevistó telefónicamente para que diera testimonio de las violaciones a sus derechos humanos. En la entrevista, que Laclase.info transcribe a continuación, se hace un escalofriante recuento de los terribles crímenes de lesa humanidad perpetrados contra Tangarife, su esposo y su madre, así como dos profesores de la Misión Ribas. Colegas universitarios, estudiantes, y productores del páramo merideño se han solidarizado con Tangarife, y en meses recientes han constituído el Colectivo «Libertad para Janeth».
El 7 de Agosto, a casi 9 meses del secuestro y las torturas de las que fue víctima la profesora Janeth Tangarife, quien trabajaba en la Universidad Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Ecos 93.9 FM la entrevistó telefónicamente para que diera testimonio de las violaciones a sus derechos humanos. En la entrevista, que Laclase.info transcribe a continuación, se hace un escalofriante recuento de los terribles crímenes de lesa humanidad perpetrados contra Tangarife, su esposo y su madre, así como dos profesores de la Misión Ribas. Colegas universitarios, estudiantes, y productores del páramo merideño se han solidarizado con Tangarife, y en meses recientes han constituído el Colectivo «Libertad para Janeth».
Según la denuncia de la profesora, habría operado en el caso de su secuestro y tortura, una alianza entre paramilitares colombianos, el tenebroso grupo de las Águilas Negras, y cuerpos de seguridad venezolanos; al tiempo que existirían en los llanos venezolanos centros de tortura operados por este grupo paramilitar colombiano.
Tangarife continúa actualmente detenida bajo cargos de secuestro, y la juez que lleva el caso se niega a admitir como prueba en el juicio el testimonio de los compañeros de trabajo de esta profesora de nacionalidad colombiana, así como numerosos documentos relacionados con su vida profesional y académica en el páramo merideño.
Transcripción de la entrevista
JT: Agradezco a la emisora comunitaria Ecos 93.9 FM, porque es una fortaleza en el trabajo comunitario… la voz de los que sufrimos aquí adentro no llega allá afuera, entonces es a través de estos medios alternativos que realmente puede llegar la verdad a nuestro pueblo.
ECOS: Nos gustaría que nos contaras cómo comenzó la problemática que tienes en este momento.
JT: Yo tenía mi trabajo en Mérida, en el páramo, en la localidad de Mucuchíes, allí hay una sede de la Universidad Simón Rodríguez (UNESR), y venía desarrollando unos proyectos de carácter agroecológico, tratando de convertir las fincas convencionales que usaban agrotóxicos hacia experiencias de carácter agroecológico, donde empezáramos a tener más consideración con el ambiente. En esa experiencia estuve un año y medio en Mucuchíes y fue una experiencia de trabajo comunitario muy buena. Yo vengo de Colombia y tenía experiencia allá en el trabajo comunitario.
Mi mamá estaba visitándome, había llegado el domingo, y el jueves se presentaron los hechos. Estaba en mi casa preparando la clase que tenía el día siguiente, resulta que llegaron y atacaron la casa sujetos con capucha, armados, destrozaron ventanas y puertas. Yo me asusté mucho, porque uno nunca espera que eso suceda a las 9 y media de la noche, y yo siempre pensé que nos iban a robar, o que iban a entrar por el televisor o las pocas pertenencias que uno pueda tener. En ese momento yo estaba con mi mamá, una señora colombiana de 85 años, recién llegadita al país. Ellos entraron, derrumbaron las puertas y se metieron cruelmente, propinaron golpes, nunca se identificaron, ahí comenzó la tragedia.
ECOS: ¿Cuántas personas te acompañaban en tu casa?
JT: Yo estaba con mi mamá y con mi marido, y en ese momento llegaban dos profesores de la Misión Ribas, pero yo no me dí cuenta de que ellos habían llegado, porque nosotros ya estábamos sometidos en la casa, nos habían tapado la cara, la boca; yo luego es que me entero que los profesores también fueron secuestrados, pero cuando ya nos habían llevado a una finca a donde nos condujeron en unas camionetas. Esa finca, yo creo que por lo que me pude ubicar, debe quedar bajando ya a Barinas, porque sentí que habíamos pasado el páramo de Mucubají, y empezó el descenso y el calor. Nuestros captores iban en varios carros, en uno de los carros iban mi mamá, mi esposo y yo. En esa finca ellos empezaron a golpearnos, empezaron a preguntar por una persona secuestrada, nosotros no sabíamos, eso era un acto demasiado criminal. Teníamos la cabeza en unas bolsas, y comenzaron las sesiones de asfixia. Ahí ellos preguntaban que quiénes éramos, preguntaban por un muchacho que estaba secuestrado, y nosotros, ¿qué íbamos a decir? No podíamos decir nada, porque no sabíamos nada. Mi mamá también fue golpeada, eso fue toda esa noche del 13 de noviembre en Barinas, luego ellos se desplazaron en unas camionetas y nos llevaron a un centro de torturas, completamente maltratados, destruidos en nuestra integridad física, psicológica, todo. Yo digo que era un centro de torturas, porque tenía los ojos vendados y las manos atadas. Allá estaban unas personas que se identificaron como paramilitares pertenecientes al grupo de las Águilas Negras, tenían instrumentos especializados de tortura, nos colgaron con unas cadenas con poleas, de los brazos, y nos tuvieron ahí colgados toda la noche. Nos colocaban electricidad, a mí me colocaban electricidad en los senos, a mi esposo también lo sometieron a golpes, a electricidad en la cabeza, a mi mamá también le colocaron electricidad. Luego prendieron una motosierra y amenazaban con que nos iban a descuartizar. Yo reconocí que su acento era colombiano, y ellos además nos decían que eran de las Águilas Negras.
ECOS: Las primeras personas que llegan a tu casa y se los llevan a la fuerza, ¿tenían acento colombiano o acento venezolano?
JT: No, ellos tenían acento venezolano, y ellos fueron los que nos torturaron el primer día, el 13; y el día del 14 nos desplazan a una finca, donde les digo que es como un centro de torturas, de paramilitares colombianos, hay una conexión criminal entre las personas que fueron a nuestra casa por nosotros y los paramilitares colombianos. Resulta ser que, y luego nos dimos cuenta, los que llegaron a la casa eran del CICPC.
En el centro de torturas ellos grabaron la tortura, tenían instrumentos especializados de tortura y terror, y no tuvieron compasión con nadie. Ahí estábamos los profesores de la Misión Ribas, estaba mi mamá, mi esposo, y estaba yo. Al otro día nos desplazan en las camionetas, con los ojos tapados, las manos atadas y los pies, y nos llevan a otro lugar. Dicen, yo no puedo decirle porque nunca lo ví, que era en el estado Miranda, una localidad que se llama Paracotos, y ahí dicen que había una persona secuestrada y que nosotros condujimos a ese grupo a esa finca donde estaba esa persona secuestrada. El sábado somos presentados ante el CICPC, ya las oficinas legales, normales, como secuestradores, como grupo armado ilegal, y para nuestra sorpresa, porque yo siempre pensé que nos iban a matar y nos iban a dejar en cualquier lado de la carretera, fuimos presentados al CICPC. Todo eso fue hecho, planeado, y con el conocimiento del CICPC.
Audios
1era parte
http://www.audiofarm.org/audiofiles/6133-el-secuestro-janeth-tangarife
2da parte
http://www.audiofarm.org/audiofiles/6135torturas-cicpc-aguilas-negras-janeth
3era parte
http://www.audiofarm.org/audiofiles/6136-parte-3-entrevista-a-janeth