7 diciembre, 2024

California en emergencia: El polvorín que puede hacer estallar a EEUU

La crisis recesiva con desempleo masivo que ya se expande por la mayoría de las regiones de la primera potencia imperial, azota con dureza extrema a California, el mayor Estado de la Unión, equivalente a la séptima economía mundial, que ya afronta un cuadro potencial de huelgas y protestas sociales. En este escenario, California (por la importancia estratégica de su economía) conforma un primer módulo experimental de «ajuste salvaje» que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados y con los números de sus economías en rojo.

La crisis recesiva con desempleo masivo que ya se expande por la mayoría de las regiones de la primera potencia imperial, azota con dureza extrema a California, el mayor Estado de la Unión, equivalente a la séptima economía mundial, que ya afronta un cuadro potencial de huelgas y protestas sociales. En este escenario, California (por la importancia estratégica de su economía) conforma un primer módulo experimental de «ajuste salvaje» que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados y con los números de sus economías en rojo.

Lo que parecía impensable hasta ahora, ya está sucediendo: Los «ajustes salvajes», que históricamente fueron exportados por el FMI (el gendarme financiero global) a los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, llegaron, como una extraña paradoja de la historia, a la primera potencia imperial.

Mientras la administración de Obama y las usinas financieras USA derraman todo tipo de teorías y de pronósticos «esperanzadores» sobre una hipotética y «pronta recuperación», los números reales indican que (y mientras florece la especulación financiera en Wall Street) la primera economía imperial ha ingresado en un colapso generalizado de todas sus variables.

Curiosamente, y forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.

Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el «libre mercado» (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.

El mismo Imperio que puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (impuestos pagados por toda la sociedad) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, hoy, en California como primer módulo experimental, se apresta a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población estadounidense.

El Congreso californiano aprobó el viernes, después de casi 20 horas de votación, un plan presupuestario que incluye recortes drásticos en programas sociales, diseñado para combatir un déficit calculado en más de US$ 26.000 millones en los próximos dos años.

Los problemas del rojo fiscal de California, que detenta un desempleo del 11,6% (récord para EEUU), se profundizaron este año por los efectos de la recesión que golpea a Estados Unidos.

La importancia estratégica de California dentro de la primera economía imperial, radica en que es el mayor Estado del país por población (38 millones de habitantes) y por PBI (1,84 billones de dólares que supone el 13,3% de todo EEUU, según datos de 2008).

Del total de la población de California, el 42,8% son blancos no hispanos, 35,9% son hispanos o latinos de cualquier raza, el 12,3% son asiáticos, y el 6,2% son negros o afroamericanos.

Datos presentados por California Budget Project (CBP), una organización no lucrativa especializada en análisis para formulación de políticas, muestran que la cifra de californianos cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza federal, subió cerca de 4.6 millones en 2007 (12.7 por ciento de la población).

Otros datos oficiales del presente revelan que la tendencia a disminuir ingresos y aumentar los índices de pobreza continúan en 2009, y destacan cómo el nivel de desempleo de los últimos 20 meses fue aumentando hasta alcanzar un record respecto de los otros Estados federados.

El director del Bakersfield Homeless Center (Centro para Gente sin Hogar) en California señaló que se registró un aumento de familias sin techo que llegan a golpear sus puertas debido a la crisis económico-recesiva. «El año pasado tuvimos un 34% de incremento en el número de familias sin techo y un 24% de alza de niños en la calle», afirmó.

El paquete de «ajuste salvaje» aprobado el viernes por el Congreso californiano, como lo califica la prensa norteamericana, consta de 31 leyes que impondrán profundos recortes en los gastos estatales y permitirá utilizar dinero de los gobiernos locales para balancear los libros del primer Estado de la Unión.

Un proyección anticipada del drástico recorte del gasto social aprobado prevé despidos y recortes de salarios a los empleados públicos, suspensiones laborales, vacaciones sin paga, planes de retiro anticipado, reducción de fondos para los jubilados, la educación y la salud pública, y recortes en los programas para paliar el hambre y la pobreza, que en California registra la tasa más elevada de EEUU.

Entre los recortes previstos por el «ajuste salvaje» se destacan unos US$ 1.300 millones menos para el programa de salud para las familias pobres, así como unos US$ 124 millones menos para el seguro de salud de más de 900.000 niños de hogares con bajos ingresos.

Los legisladores argumentaron las medidas extremas debido a que el Estado californiano registra un desempleo de dos dígitos que ha reducido la recaudación en concepto de impuestos sobre ingresos personales, la principal fuente de dinero en lo que al sistema impositivo se refiere.

La tasa de desempleo en California fue del 11,6% en junio, un alza del 7,1% frente al mismo período de 2008.

The New York Times señaló el miércoles que en California y otros tantos Estados, «a cada una de cinco personas le gustaría trabajar jornadas completas pero no puede».

La tasa oficial de desempleo en todo EEUU es de 9.5%, pero, según el Times, no incluye a aquellos que se han dado por vencido y han cesado de buscar trabajo y a los que se han visto obligados a reducir sus horas de trabajo.

De acuerdo con este panorama, si a estos desocupados y sub-ocupados se les incluyera en las estadísticas oficiales, la verdadera tasa de desempleo en California, afirma el Times, llegaría al 20.3%.

De acuerdo con el influyente diario neoyorquino, en el Estado de Oregon, la tasa rondaría el 23.5%, en Michigan y Rhode Island, el 21.5%, y en Carolina del Sur, el 20.5%. La cifra en Tennessee sería un poco menos del 20%, igual que en Nevada y otros Estados que «han dependido enormemente de la manufactura y la industria de la vivienda».

Por su parte, el Centro para los Estudios del Mercado de Mano de Obra (Labor Market Studies) en la Universidad Northeastern en Boston pone la tasa actual de desempleo en 18.2%, por encima de las cifras oficiales.

John Williams, de la organización Shadow Government Statistics sitúa la tasa del «desempleo alternativo» en 20.6%. Otros analistas estadounidenses calculan que la cifra de la desocupación real se sitúa en el 18.7%.

De acuerdo con David Rosenberg, ex jefe de economía de EEUU de Merrill Lynch: «Las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la flojera que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord».

En el estado de Texas, que tiene el mayor porcentaje de personas no aseguradas, aproximadamente 866,000 personas perderán la cobertura de seguro médico.

En Florida, más de 3,500 personas a la semana están perdiendo la cobertura médica, en Nueva York, 2.500, en Illinois y Georgia, 1.600, en Nueva Jersey 1.200, y en Michigan, algo más de 1.000 personas a la semana.

En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord respecto a todo el país, ya se presenta como un polvorín social a punto de estallar en el escenario global de la crisis recesiva estadounidense.

La organización social Families USA estima que en el período enero, 2008 y diciembre, 2000, 995,000 personas en el estado de California, perderán su seguro médico.

California no pudo escapar al estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU que comenzó en 2006 y, desde el pico más alto hasta marzo de 2009, los precios cayeron un 27,4%, según los informes oficiales, que indican que este descenso es el más pronunciado de todo el país. La debacle de la construcción (tanto residencial como terciaria) llevó a California a la mayor recesión desde la Gran Depresión.

El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los funcionarios y alienta las huelgas y protestas sociales que ya se ciernen como una amenaza.

Según informaba la prensa estadounidense este fin de semana, ciudades y condados del Estado norteamericano más poblado ya presentan crecientes protestas por los recortes sociales previstos para paliar el déficit fiscal que azota con dureza extrema su economía.

De acuerdo con el diario USA Today, las expresiones de rechazo al «ajuste salvaje» ya alcanzan a varios alcaldes que tampoco aprueban la supresión de fondos municipales en aras de lidiar con más de 26 mil millones de dólares de déficit.

Antonio Villaraigosa, alcalde de la Ciudad de los Ángeles, advirtió que su comunidad va a luchar contra los recortes, mientras acompañaba a cientos de policías movilizados para protestar contra los recortes de recursos a la seguridad pública.

Por su parte, el alcalde de Santa Ana, Miguel Pulido, calificó de robo de alto nivel la componenda entre parlamentarios y el gobernador Arnold Schwarzenegger.

El diario La Opinión señala que, ante la magnitud y el alcance de los recortes sociales, se preparan movilizaciones sindicales y concentraciones de organizaciones frente al Congreso de California, ubicado en Sacramento.

Las señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por efecto de la desocupación masiva) en convertirse en una crisis social de difícil pronóstico en EEUU.

La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.

«El mercado laboral de Estados Unidos tiene un desempeño aún peor que el de la economía en general, lo que causa temores dentro y fuera del gobierno de que el resultado podría ser el de una recuperación sin empleos incluso cuando termine la recesión», señalaba la semana pasada The Wall Street Journal.

Salvar a los ricos y hundir a los pobres

Como contrapartida de los «ajustes salvajes» (con partida experimental en California) que se avecinan, el Estado ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.

En abril, la Comisión de Supervisión del Congreso de EEUU, encargada de evaluar los progresos del plan de rescate financiero aprobado en octubre de 2008, consignó que el total de las «ayudas», préstamos y garantías proporcionadas hasta la fecha a los bancos y empresas quebradas superaban los US$ 4 billones (unos tres billones de euros).

La Unión Europea (el complemento del Imperio USA) por su parte difundió en abril un informe según el cual desde septiembre de 2008 concretó más de 50 medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un valor total de US$ 4 billones (unos 3 billones de euros).

A esta suma sideral combinada de US$ 8 billones (aproximadamente un 30% del PBI juntos de EEUU y la Unión Europea) habría que agregar otros US$ 3 billones que -según los especialistas de Wall Street- tendrán que desembolsar en el corto plazo para reforzar la compra de «activos tóxicos» (papeles financieros quebrados) cuya cifra final a precio de mercado podría superar los PBI juntos de EEUU y la Unión Europea.

Algunos especialistas estiman que la restitución de los fondos faltantes para restituir la «normalidad» al sistema financiero privado imperial USA-UE, y la suma a ser empleada para salvar de la quiebra a las empresas del sector industrial y comercial podrían superar los US$ 45 billones.

Para tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de aproximadamente US$ 65 billones.

No obstante, y a pesar de que se trata de un desembolso sin precedentes en la historia moderna de fondos públicos para salvar al sistema capitalista privado de la quiebra, los «rescates» USA-UE no han tenido hasta ahora ningún resultado para solucionar la crisis financiera que, como efecto más inmediato, contrae el crédito, desacelera la economía y el consumo, e impacta en la economía real con quiebras generalizadas de empresas y despidos masivos de trabajadores.

Se trata, en suma, de una «socialización de las pérdidas» para subsidiar un «nuevo ciclo de ganancias privadas» con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.

Pero este empleo de fondos públicos para salvar al capitalismo privado provenientes de los impuestos pagados por toda la sociedad, hasta ahora sólo ha conseguido agravar la crisis paralela que desató en la economía real tanto de EEUU como de Europa, y que ya se expande como un virus por la periferia del mundo emergente o subdesarrollado.

Y la crisis, como ya es histórico en el sistema capitalista, va a caer sobre los hombros de los sectores más vulnerables de la sociedad, tanto de los países centrales como de las naciones emergentes o subdesarrolladas que la van a subsidiar a través de las cargas impositivas de sus salarios y de los productos que consumen.

Mientras los Estados imperiales USA-UE financian con dinero público el rescate de sus sistema de explotación capitalista privado, la crisis impacta fundamentalmente en el eslabón más débil de la sociedad mundial: Los 3 mil millones de pobres (incluidos 963 millones de hambrientos) y 190 millones de desempleados, registrados en situación precaria antes del colapso financiero en las metrópolis imperialistas.

Sin techo en Sacramento

Como ya está sucediendo en California, en los países centrales, y mientras sus Estados «salvan» al capitalismo privado, las grandes víctimas son los sectores más vulnerables de la sociedad, que pagan impuestos a través de sus salarios, y la masa de trabajadores despedidos que van a alimentar la base de la crisis social que se vislumbra en los países más pobres de la periferia europea.

De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica.

Según informaba el organismo internacional en abril, la crisis ya dejó solamente en EEUU a 3.600.000 trabajadores en la calle, mientras se estima que para fines de 2009 se habrán perdido 50 millones de empleos en el mundo a causa del colapso recesivo global.

Pero este panorama con los resultantes sociales de la crisis, no parece influir en la voluntad de los líderes y gobernantes de las potencias imperiales USA-UE que -en vez de reactivar la producción y el empleo- ya llevan utilizados US$ 8 billones para salvar al sistema financiero sionista que depredó y quebró a la economía mundial con la «burbuja financiera».

Insensibles a los resultantes sociales de la crisis (más pobreza y desempleo a escala masiva que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad mundial), el sistema capitalista sionista que hegemoniza el control de la dupla imperial USA-UE solo está interesado en «salvarse a sí mismo» indiferente a los estallidos sociales que se avecinan.

Y en este escenario, California ya conforma un primer módulo experimental de lo que le espera a las mayorías desposeídas, tanto de los países centrales como de la periferia subdesarrollada y emergente de Asia, África y América Latina.

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