6 octubre, 2024

¡Cayó Mubarak! ¡Triunfo de la revolución del pueblo egipcio!

Viernes 11. Mediodía. Se ha anunciado que el dictador Mubarak ha dejado el poder. Las masas festejan en las calles de El Cairo y de todo Egipto. De confirmarse es un gran triunfo del pueblo egipcio y su movilización revolucionaria.

Reproducimos este texto de al UIT-CI, redactado el jueves 10, porque mantiene su validez para contribuir al significado de la revolución árabe en curso y a las tareas pendientes de la revolución del pueblo egipcio.

Viernes 11. Mediodía. Se ha anunciado que el dictador Mubarak ha dejado el poder. Las masas festejan en las calles de El Cairo y de todo Egipto. De confirmarse es un gran triunfo del pueblo egipcio y su movilización revolucionaria.

Reproducimos este texto de al UIT-CI, redactado el jueves 10, porque mantiene su validez para contribuir al significado de la revolución árabe en curso y a las tareas pendientes de la revolución del pueblo egipcio.

La revolución del pueblo egipcio es el punto más alto de la revolución árabe en curso

Introducción

Al cerrar este texto (jueves 10/2), Mubarak acaba de anunciar que no renuncia, contra todas las expectativas en contra. El pueblo en la Plaza de la Liberación respondió con Que se vaya! Que se vaya! Como toda revolución, los hechos cambian de un día para otro, por eso este texto hay que tomarlo en ese marco. La movilización se ha fortalecido, más gente acampa en la plaza y han entrado en huelga textiles, empleados públicos, salud, acero y ferroviarios. Se han fortalecido las masas porque ya la revolución ha obtenido primeros triunfos que muestran la debilidad del régimen y su crisis, como que deban anunciar que Mubarak ya no se va a presentar a elecciones de setiembre que su hijo también renuncia, lo que ratifica que el imperialismo pierde fuerza en Egipto y en la región (en el Magreb y Medio Oriente) y que eso ya marcaría la perspectiva. Por eso las masas siguen tonificadas y ven que pueden tumbarlo. La situación se tensa cada vez más. El imperialismo busca una salida negociada con el apoyo del Ejército y de las direcciones opositoras e islámicas pero la terquedad de Mubarak estaría obstaculizando esta salida. Mubarak y el Ejercito también buscan el desgaste y dividir la movilización, pero hasta ahora no lo han logrado, es la variante de hacer la “transición” con Mubarak. Otra variante es sin Mubarak, con un gobierno de unidad nacional, avalado por el Ejército, lo que le daría una victoria superior a la revolución. La menos probable es una salida contrarrevolucionaria, un golpe sangriento, aunque el gobierno amenaza con ello. Otra posibilidad es que el Ejército rompa con Mubarak lo saque y se instale en el poder. La otra variante, a la que apostamos, es que triunfen las masas derribando a Mubarak y derrotando al régimen, generando una mayor desestabilización política y derrota del imperialismo yanqui. Mientras siga la movilización revolucionaria, el centro sigue siendo apoyar la lucha por derribar a Mubarak y al régimen y llamar a que las tropas se rebelen contra cualquier intento golpista o represivo y se sumen al pueblo y a los trabajadores. Existe un poder dual obrero y popular, objetivo, en la calle, sin una dirección clara. La situación tiene que definirse para un lado o para el otro. Esa es la clave del momento de la revolución. El poderío de las masas es tal que la revolución puede triunfar, si finalmente derriba al dictador Mubarak, como se hizo en Túnez.

1) La gran revolución del pueblo egipcio muestra que el triunfo de una revolución democrática en Túnez ha abierto el proceso revolucionario en los países árabes. Túnez fue solo el detonante de la revolución árabe que está en marcha. Está planteado, en lo inmediato, que la movilización revolucionaria del pueblo egipcio derribe al dictador Mubarak, lo que significaría un gran golpe político al imperialismo yanqui. De producirse, ese nuevo triunfo de las masas, a su vez, incentivaría aún más las movilizaciones revolucionarias en Yemen, Jordania y que se extienda la movilización popular a otros países como Argelia, Libia, etc.
2) La revolución del pueblo egipcio y la revolución árabe, se explican en los marcos de la derrota militar del imperialismo yanqui en Irak y que en la coyuntura se extiende a Afganistán, lo que profundizó la situación revolucionaria mundial. La derrota militar yanqui se combinó con la crisis económica del capitalismo desatada en el 2007 y que no logran superar. La combinación de estos dos aspectos ha derivado en lo que definimos como una crisis de dominación del imperialismo yanqui, que entrelaza crisis económica, militar y política. Irak es un país árabe y por eso su relación con el actual proceso revolucionario en Egipto es muy estrecha. Justamente la invasión yanqui a Irak provocó movilizaciones populares de repudio en Egipto, como de apoyo al pueblo palestino. La juventud y el pueblo canalizaron por esa vía el deseo de salir a la calle para repudiar, en forma indirecta a Mubarak. La posterior derrota yanqui en Irak fue un aliciente a la lucha del pueblo egipcio y de todos los pueblos árabes.

3) Una revolución árabe en marcha. Luego del triunfo de la revolución en Túnez, los pueblos árabes siguen movilizándose contra el hambre y las dictaduras proimperialistas.
Las masas árabes están hartas de la miseria, la repugnante desigualdad social (la fortuna de Mubarak se calcula en 40.000 millones de dólares), la corrupción y las dictaduras. Encabezados por el pequeño Túnez y ahora por el poderoso Egipto, está en marcha un proceso revolucionario en los países árabes. En Yemen (pequeño pero importante aliado de los yanquis) y Jordania (una monarquía que capituló hace rato a Israel) crecen las movilizaciones. Ya se extiende el descontento a otros países como Argelia, Libia, entre otros.
La caída del dictador tunecino fue la primera señal del inicio de un proceso revolucionario en el mundo árabe, que hizo estallar el descontento contra Mubarak. En Túnez triunfó una revolución democrática, el proceso revolucionario continúa. El gobierno provisional es cuestionado por las masas, se queman comisarias, etc. “No al robo de la revolución”, corean en las calles. Por eso, en Túnez, las tareas democráticas que siguen planteadas, se dan en un nuevo marco. Ya la tarea central de los trabajadores y el pueblo tunecino no es hacer una nueva revolución democrática sino seguir luchando por el triunfo de una revolución socialista, luchando por un imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
4) La extensión del proceso revolucionario a Egipto incorpora un ingrediente cualitativo ya que una posible caída del régimen de Mubarak, sería un golpe político superior para el imperialismo yanqui e Israel. Crecería la desestabilización política en todo Medio Oriente y en los países árabes. Provocaría un entusiasmo enorme en todos los pueblos de la región y en especial, en el pueblo palestino que ven en Mubarak al principal sostén árabe del estado sionista de Israel.
5) La probable caída revolucionaria del régimen dictatorial de Mubarak, también impacta sobre las masas del mundo que siguen por los medios, día a día, el desarrollo de la movilización del pueblo Egipto y todos los elementos que ella ofrece. Entre ellas, el ver que los tanques no disparan y que existe una relativa confraternización entre el pueblo y los soldados. Ven que es posible paralizar a uno de los ejércitos más grandes del mundo, armado hasta los dientes por los yanquis. Y que la policía de un régimen dictatorial puede ser derrotada o puesta contra la pared. En el caso de O sea, ven que lo que hasta semanas parecía imposible, es posible. Lo que produce nuevos incentivos para el ascenso mundial.
6) En la coyuntura mundial, eje del proceso revolucionario pasa a ser la revolución de Egipto y de los pueblos árabes. Se desplaza de Europa a los países árabes, golpeando en forma más directa al imperialismo yanqui. Las masas enfrentan a los regímenes dictatoriales agentes directos del imperialismo yanqui y europeo (Egipto, Túnez, Yemen, Jordania). Tiene puntos de contacto con la gran revolución iraní de 1978 que derribó al régimen proimperialista del Sha y produjo un cambio en la región. Pero la diferencia es que ahora no están a la cabeza de estas revoluciones las corrientes islámicas ni predominan consignas religiosas. Las masas egipcias, antes tunecinas, y árabes se levantan contra las dictaduras pero con gran peso de reclamos sociales por el salario, contra el desempleo y contra la miseria. Esto refuerza el carácter, objetivamente anticapitalista y socialista, de las revoluciones en curso, que combina reivindicaciones antidictatoriales, democráticas, antiimperialistas. y anticapitalistas. O sea, la crisis mundial capitalista y los ajustes también tienen su expresión en Egipto y en los países árabes. Esto explicaría que no tengan mayor presencia las consignas religiosas islámicas.

7) El régimen dictatorial de Mubarak, es una pieza clave del imperialismo yanqui. Egipto es el país árabe más poblado y Mubarak, un aliado incondicional de los yanquis e Israel. Egipto es uno de los pocos países árabes que reconocen a Israel. El régimen de Mubarak parece ser el último eslabón de un movimiento político que pasó del nacionalismo a proimperialista. En los años cincuenta, el presidente Gamal Abdel Nasser encabezaba el nacionalismo árabe y enfrentaba la presencia invasora del sionismo en Palestina. En julio de 1956 nacionalizó el estratégico Canal, que permite el acceso a los puertos europeos del Mediterráneo del petróleo del Golfo y de los productos asiáticos baratos. Poco después, derrotó a las tropas israelíes, inglesas y francesas, cuando intentaron recuperarlo en la “guerra de Suez”.La declinación de aquel nacionalismo burgués abrió paso a la más grande traición y a la capitulación al imperialismo yanqui. En 1978, en Camp David, la residencia del presidente de EE.UU. Anwar Sadat -sucesor de Nasser- firmó con Menajem Beguin un acuerdo, impulsado por James Carter, reconociendo al Estado de Israel (que le devolvió los ricos territorios petroleros de la península del Sinaí, ocupados desde 1967**). La Liga Arabe lo repudió y Egipto quedó aislado. En 1981 un militante del integrismo musulmán ejecutó a Sadat. Lo sucedió Hosni Mubarak, quien desde entonces encabeza un régimen cada vez más corrupto y represor, aliado incondicional y estratégico del imperialismo, para enfrentar a Irán y proteger a Israel.
Por todo esto, Mubarak viene recibiendo una multimillonaria ayuda militar de los EE.UU. Mubarak ha utilizado ese poderío militar para colaborar con el sionismo, en el bloqueo a la Franja de Gaza. Esto explica que no solo la monarquía de Arabia Saudita se haya solidarizado con Mubarak, sino que incluso el traidor de Mahumed Abbas, presidente de la Autoridad Palestina se haya pronunciado en apoyo a Mubarak. Todos temen que la caída de Mubarak provoque una nueva Intifada Palestina y el alzamiento de los demás pueblos de la región.

8) La crisis del imperialismo y el gran dilema de Obama: ¿cómo mantener un régimen afín a sus intereses, si finalmente es obligado a huir Mubarak? No es un problema menor.
Su derrota en Irak y Afganistán siguió debilitándolo en la región. En Estados Unidos se dieron numerosas movilizaciones en apoyo al pueblo egipcio. Nada le asegura que una “sucesión” con el “designado” vicepresidente, el ex general Omar Suleimán, restablezca la calma. Tiene su gran arma de presión hacia el Ejército con los millones de dólares que envía, pero la cúpula militar se ha distanciado de Mubarak.
Luego de 30 años de férrea dictadura, salvo el partido islámico de los Hermanos Musulmanes, no hay líderes u organizaciones reconocidas de oposición. Obama oscila entre sostener al dictador Mubarak y buscar una salida negociada entre el Ejercito, Baradei y los Hermanos Musulmanes, que llamaron al Alto Mando militar a negociar un recambio político “pacífico”. El imperialismo busca evitar el peligro de un cambio político radical, antinorteamericano y antisionista.
En síntesis, no sólo está en juego en las calles que el pueblo egipcio logre mejorar sus condiciones de vida, sino también darle un gran golpe a la influencia del imperialismo yanqui sobre el mundo árabe y al sostenimiento de Israel.
9) En Egipto está en curso una inmensa revolución obrera y popular. Existe de hecho una insurrección popular que lleva más de 15 días. Ni el gobierno ni la oposición burguesa, islámica y reformista han podido hacer levantar la movilización revolucionaria de las masas que tiene tomada la plaza central de El Cairo. En Egipto existe una crisis revolucionaria, o sea que se ha producido un vacío de poder, motorizado por una movilización de masas permanente que le impide al régimen y al gobierno controlar la situación. Se decreta un toque de queda que nadie cumple. Las fuerzas de seguridad no pueden cumplir las órdenes de represión. La oposición burguesa e islámica trata de desmontar la insurrección y no lo consigue. La contradicción es que tampoco, por ahora, el movimiento de masas logra terminar de triunfar. Existe un poder dual obrero y popular, objetivo, en la calle, sin una dirección clara. La situación tiene que definir se para un lado o para el otro. Esa es la clave del momento de la revolución. El poderío de las masas es tal que la revolución puede triunfar, si finalmente derriba al dictador Mubarak.
10) El ejército es la fuerza del régimen más importante del país. Es un ejército poderoso financiado por los EE.UU. Salió a la calle, supuestamente para garantizar el toque de queda ordenado por el dictador. Sin embargo, el poder de la movilización ha sido tan grande que el aparato militar en los hechos ha terminado dividió, cuando los soldados y militares de bajo rango confraternizaron con los manifestantes, bailando y cantando con ellos y subidos a las tanquetas gritaban que el pueblo y el Ejército son uno solo. Indudablemente esto no significa que el Ejército y sus altos mandos estén con la revolución. Sino que ante el peso de la movilización, siguen sosteniendo a Mubarak, de hecho, mientras se ven impotentes para reprimir abiertamente, y se reservan para jugar como última instancia para una salida de recambio. Por ahora, no se ha producido una división en los altos mandos ni todavía, salvo casos individuales, se han fracturado en la base. Aunque está abierta esa posibilidad. El imperialismo y la oposición burguesa e islámica buscan negociar un gobierno de transición con su apoyo. La fuerza de choque directo ha sido la policía y las bandas del partido de Mubarak pero que fracasaron en su intento de quebrar la movilización y copar la Plaza central.
11) La mayor fuerza política opositora son los Hermanos Musulmanes, que habían sacado un 20% de las bancas en las legislativas de 2005, cuando pactaron con Mubarak su presentación. No apoyaron el inicio de la movilización, y luego dieron un tibio apoyo llamando a la calma. Aparentemente, podría ser un “candidato” para una “transición”, Mohamed el Baradei, premio Nobel de la Paz 2005, que fue director del Organismo Internacional de la Energía Atómica , apoyado por Estados Unidos. Pese a la publicidad que le ha dado el periodismo, el Baradei no tiene hasta ahora un gran apoyo popular. Baradei es esencialmente un dirigente político liberal, moderado y pro imperialista, que no representa ninguna salida de fondo para satisfacer los reclamos de casi 80 millones de egipcios.
Por otro lado, está el Movimiento 6 de Abril, que es un frente de organizaciones juveniles y sociales antidictatoriales, que tomaron ese nombre por una huelga de obreras textiles reprimida en el 2006. Serían los que empujaron la movilización, que convocan a las marchas y a mantener la toma de la Plaza. Parece ser el movimiento más progresivo contra la dictadura. Son muy heterogéneos y tiene un programa mínimo democrático-revolucionario. Se lanzaron hace años desde Facebook y tendrían 86 mil registrados. En la revolución han jugado un papel importante el internet y las redes sociales. Hay sectores que exageran el rol de las redes sociales como factor determinante. Indudablemente esas redes han contribuido mucho, pero la movilización hasta siguió cuando cortaron el internet y las redes.
12) La clase trabajadora egipcia empieza ha jugar un rol importante en la movilización, aunque no tanto como lo hiciera en Túnez. Hace años que viene enfrentado al gobierno y a los empresarios con huelgas. Desde diciembre de 2006 se fueron dando las mayores y más sostenidas oleadas huelguísticas desde la década de los 40. Comenzaron con los obreros textiles en la ciudad de Mahalla en el Delta del Nilo, centro de la mayor fuerza laboral de la región, con más de 28.000 trabajadores.
El periodista y bloguero egipcio Hossam el-Hamalawy declaraba a Al-Jazeera que “durante los últimos años la revuelta estaba en el aire. Así comenzaron a darse los primeros pasos para lograr sindicatos independientes de la corrupta burocracia sindical de la dictadura. Ahora los trabajadores son claves con la huelga general contra Mubarak.
Por otro lado, en los barrios se han formado comités populares, en algunos casos junto con militares, para proteger las casas de la acción de delincuentes y la multitud impidió que grupos de provocados y asaltantes atacaran el Museo de El Cairo.
13) El factor positivo de la revolución es el poderío de la movilización de las masas y su contundencia y firmeza de sostener la movilización permanente. Los puntos débiles están en la ausencia de fuertes organizaciones obreras que protagonicen y juegue un rol de dirección de la movilización, que tiene un componente más popular y juvenil. Aunque cada vez crece más el protagonismo sindical. Desde el punto de vista político la otra gran debilidad del proceso es la inexistencia de una dirección socialista revolucionaria, un partido revolucionario. El triunfo de la revolución egipcia, con su inmensa vanguardia juvenil, sindical y popular abrirá la posibilidad de pelear por construirla.
14) El imperialismo, Mubarak, el Ejército y la oposición burguesa e islámica se juegan a desgastar la movilización para lograr desmontar la toma de la plaza. Hasta generales han ido a dialogar con movilizados para que levanten con el argumento de “tienen razón, ya han logrado lo que querían, ahora vayan a casa”. La reunión del vicepresidente con líderes de la oposición es una maniobra para buscar desinflar y dividir la movilización con el supuesto acuerdo para cambios constitucionales. Los islámicos y Baradei salieron a bajarle el nivel a la reunión y de esos supuestos acuerdos, ante el rechazo generalizado de las masas que siguen movilizados y en la Plaza hasta que se vaya Mubarak. El problema de fondo para el imperialismo ya no es Mubarak si o no, sino como evitar que se agudice el proceso revolucionario y termine de perder el control político y militar que tenía en Egipto. Aunque los islámicos son ultra moderados y quieren una salida negociada, no está descartado que, ante el vacío de dirección y el peso de la movilización revolucionaria, se vaya a un gobierno hegemonizado por los islámicos.
15) La única salida es la caída revolucionaria de Mubarak, Abajo Mubarak yá!!, es la consigna central de movilización. Esta consigna se acompaña con el rechazo y denuncia de cualquier pacto por arriba, para buscar sostener al régimen con maquillaje: Fuera manos de los yanquis, No a la “transición de Obama. Fuera Mubarak Ya!.
El vacio de poder, la posible caída de Mubarak y las maniobras para instalar un gobierno de recambio burgués, con el Ejército, a espaldas del pueblo, plantea la cuestión del poder y que gobierno proponemos los revolucionarios, aunque sea aún propagandístico por la falta de organismos obreros y populares. Debemos señalar la necesidad de un gobierno de los de abajo, de los que están en la calle, del Movimiento 6 de Abril y de los sindicatos, organizaciones juveniles y populares de la Plaza de la Liberación. La forma concreta de luchar por esa alternativa es levantar consignas de desarrollo y fortalecimiento de los organismos de poder dual existentes como el 6 de Abril, los comités de control de la Plaza y los barrios, los sindicatos que llamaron a las huelgas, y proponer comités de soldados y suboficiales para defender la revolución de las bandas del régimen y de la represión.
16) Con esas consignas centrales, con el eje de Abajo Mubarak, movilización hasta que caiga, hay que levantar un programa alternativo para explicar pacientemente entre las masas, cuales son las medidas de fondo:
*. Plenas libertades democráticas, basta de represión. Libertad de todos los presos políticos, retorno de los exilados. Plenas libertades de prensa, organización política y sindical, de reunión, manifestación y huelga.
*. Abajo el aumento del 15% de Mubarak! Por un aumento de salarios, generalizado y de emergencia acorde a la canasta básica!
*. Reestatización de las empresas privatizadas y Expropiación de las multinacionales imperialistas sin indemnización y bajo control de los trabajadores.
*. Plan popular de obras públicas y viviendas populares para dar trabajo a millones.
*. Disolución de las instituciones represivas y políticas del régimen de Mubarak
*. Libertad para hacer política y formar comités, sindicatos a soldados y suboficiales. Basta de bandas fascistas de civiles, policías o ex policías. Derecho a la defensa de la revolución del pueblo con el armamento popular
*. Elecciones libres para Asamblea Constituyente que reorganice el país al servicio de los trabajadores y el pueblo. No a las comisiones y pactos para reformar la constitución del régimen.
* Fuera manos yanquis de Egipto y de todos los países árabes. Fuera las tropas y bases de Irak. Apoyo al pueblo palestino y ruptura de relaciones con Israel.
17) Solidaridad con el pueblo egipcio. En el mundo crecen el repudio a Mubarak y las expresiones de solidaridad con el pueblo de Egipto. Desde la UIT-CI nos sumamos a estas movilizaciones y llamamos a profundizar la solidaridad con el pueblo egipcio, en pie de lucha por echar al dictador. Llamamos a la más amplia unidad de acción para realizar marchas y acciones frente a las embajadas y consulados de Egipto, bajo la consigna central: Abajo Mubarak! ¡Movilización hasta que caiga!
Esa consigna hay que combinarla con el apoyo al resto de la rev. Árabe: Apoyo a las movilizaciones populares de Túnez, Yemen, Jordania, Argelia y demás pueblos árabes!
En el mundo existe un gran frente mundial contra la revolución egipcia, en el que están el imperialismo yanqui y europeo, Israel, China, todos los gobiernos y las direcciones burguesas y reformistas. Nadie está por la caída de Mubarak, ni la OLP. Los gobiernos de Chávez, los Castro, Evo, nadie dice nada ni mueve un dedo, hasta Hamas y Hezbollab callan. Exijamos a los gobiernos del mundo y , en especial, a los de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Cristina Fernández o de Dilma Rousseff de Brasil, a que abandonen su pasividad y que rompan relaciones con Mubarak y todos los dictadores que oprimen a los pueblos árabes y sostienen junto al imperialismo al invasor Estado de Israel.

Secretariado Internacional de la UIT-CI
(Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional)

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