China: Pueblo de Wukan impone sus demandas después de rebelión

MUNDO
El Gobierno chino claudica frente al pueblo de Wukan
Los ciudadanos ponen fin a las protestas tras comprometerse Pekín a devolverles parte de la tierra y el cadáver del líder de la revuelta

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El Gobierno chino claudica frente al pueblo de Wukan
Los ciudadanos ponen fin a las protestas tras comprometerse Pekín a devolverles parte de la tierra y el cadáver del líder de la revuelta
26.12.11 – 00:33 –
ZIGOR ALDAMA | SHANGHÁI.

El pueblo que expulsó al Partido Comunista Chino, combatió a las fuerzas de seguridad que trataron de asaltarlo, sobrevivió a su asedio, e incluso llegó a exigir la celebración de elecciones libres, ha salido victorioso de la primera batalla. El Gobierno de la provincia sureña de Guangdong ha conseguido acabar con la revuelta de Wukan, pero no a sangre y fuego sino mediante el diálogo.
Tras una semana de alta tensión y tres meses de chispazos violentos, las autoridades cantonesas decidieron hace cinco días reunirse con los líderes del pueblo para satisfacer sus principales demandas: recomprarán y devolverán parte de la tierra expropiada, que estaba destinada a un proyecto inmobiliario y era la fuente del problema; permitirán el acceso de la familia al cadáver de Xue Jinbo, uno de los líderes de las protestas, que murió en dependencias policiales tras ser torturado; y liberarán a otros tres campesinos arrestados. Además, no se tomará ningún tipo de represalia contra quienes participaron en las manifestaciones.
Todavía quedan muchos flecos por atar, y los vecinos de Wukan ya han anunciado que, si el Gobierno no cumple su palabra, volverán a tomar las calles. Pero, sin duda, este es un claro ejemplo de cómo está cambiando el panorama político en China. Los líderes temen estallidos sociales como el de Wukan, y son conscientes de que en el siglo XXI ni la censura más férrea puede evitar que la información circule. No en vano, Wukan parece haber prendido ya la mecha de otro conflicto a 115 kilómetros, en la localidad de Haimen. Allí los habitantes exigen el traslado de una central térmica que el Gobierno planea ampliar y que ellos consideran extremadamente dañina para la salud.
Escalada de tensión
Según datos de los manifestantes, los casos de cáncer se han disparado en el pueblo, algo que sucede en casi toda China. Como en el caso de Wukan, la tensión en Haimen ha ido escalando poco a poco, hasta explotar en una batalla campal en la que podría haber muerto un adolescente de 15 años, una tragedia que ha caldeado los ánimos. El pasado jueves la Policía no pudo contener a una masa enfurecida que asaltó los edificios gubernamentales y volcó vehículos de las fuerzas de seguridad y hace solo tres días la Policía recurrió al uso de gases lacrimógenos para dispersar a cientos de personas. Por segunda vez en una semana, el Gobierno ha claudicado y el proyecto de ampliación de la central ya ha sido suspendido, pero los vecinos ahora demandan que se libere a quienes han sido arrestados.
Las explosiones de descontento no son infrecuentes en China, pero la actual coyuntura económica, en la que influyen la crisis económica de las potencias tradicionales y la inflación del gigante asiático, ha provocado que se multipliquen. Sobre todo en las zonas manufactureras de la costa este, donde las empresas se han visto obligadas a recortar salarios o prescindir de las horas extra por culpa del descenso de los pedidos.
El auge de las redes sociales se ha convertido en un impresionante altavoz para todas las demandas de una sociedad cada vez más exigente con sus dirigentes, de quienes esperan prosperidad económica. Atrás han quedado los tiempos en los que era posible sacar los tanques para machacar a estudiantes en Tiananmen. La mano de hierro se ha fundido y ahora Wukan ha demostrado, una vez más, que Goliat tiene razones para temer a David.

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