9 noviembre, 2024

¿Cómo debe actuar el socialismo revolucionario en Bolivia?

La Agrupación Marxista Revolucionaria es un núcleo revolucionario de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Potosí, de orientación socialista obrera que actúa en las organizaciones de obreros fabriles y en las universidades. En la izquierda socialista boliviana se lleva a cabo debate permanente en torno al gobierno del MAS y cómo se debería desarrollar la alternativa revolucionaria socialista en el País.

La Agrupación Marxista Revolucionaria es un núcleo revolucionario de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Potosí, de orientación socialista obrera que actúa en las organizaciones de obreros fabriles y en las universidades. En la izquierda socialista boliviana se lleva a cabo debate permanente en torno al gobierno del MAS y cómo se debería desarrollar la alternativa revolucionaria socialista en el País.

En general existen tres posiciones dentro de éste debate (esto incluye además a distintos comentaristas extranjeros y partidos de izquierda de otros países): a) acompañar al MAS, por que se trataría de un auténtico gobierno de transición socialista, cuyo apoyo efectivizaría el proceso de cambio; b) hay que combatirlo por que sería un gobierno burgués aliado indirecto del capitalismo mundial, y; c) se debe construir un partido independiente con un programa de transición socialista, concluyendo que el MAS no es un partido revolucionario, que, aunque expresa una serie de contradicciones no resueltas de la formación social boliviana, es menester organizar a la vanguardia capaz de superar este período y destrozar la resistencia oligárquico imperialista llevando a cabo en los hechos las transformaciones sociales más urgentes que exigen los movimientos sociales del País.

Esta discusión también es asumida por la Agrupación Marxista Revolucionaria (AMR); el Partido Obrero de Argentina se incluyó en este debate alcanzando propias conclusiones, tomando posición dentro de uno de los tres grupos anteriormente descritos.

El siguiente documento se realizó por parte de la AMR para la discusión en la Conferencia Latinoamericana ( 09/04/09 – Buenos Aires) del Comité de Refundación de la Cuarta Internacional, del cual la AMR es simpatizante, cuyas resoluciones adoptaron la línea del Partido Obrero de Argentina sobre la cuestión boliviana, aunque fue un documento de discusión interna, es menester difundirlo públicamente para avanzar en este debate tan importante para la izquierda socialista y obrera boliviana, de cuyo resultado emergerá seguramente la futura acción revolucionaria concreta. Sobra decir que la AMR no está de acuerdo con las resoluciones del la Conferencia Latinoamericana de la CRCI en relación a la situación boliviana y las tareas del socialismo revolucionario. En sucesivas publicaciones se explicitarán nuestras observaciones.

Agrupación Marxista Revolucionaria

¿Qué opción se debía elegir en el referéndum de enero?

Dos opciones vacías en el debate político nacional

La elección de cualquiera de las dos opciones que presentaron, en forma conjunta, el gobierno, los partidos patronales y los grupos empresariales de oposición, a la votación de la población en el referéndum del 25 de enero, no fueron, como no son, opciones que marcarán un rumbo nuevo, en uno u otro sentido, al Gobierno Boliviano y ni que decir al Estado en relación a la formación social en su conjunto. La entrega de la Asamblea Constituyente por parte del gobierno del MAS a los partidos patronales y las clases dominantes, y su, diametralmente opuesta, política de neutralización del movimiento popular en ella, la inviabilizó desde sus inicios. El resultado de la negociación de los viejos partidos políticos demostró que la Asamblea Constituyente no era el tan pregonado «poder para refundar el Estado», sino solamente una instancia para hacer algunas reformas dentro del viejo Estado.

Hoy se ve, en forma cotidiana, que los partidos patronales eclosionados por las insurrecciones populares de los cinco primeros años del presente siglo están revitalizados y dotados de amplias facultades para definir e influir el rumbo de la gran política boliviana[1], es un factor que demuestra que la «revolución – restauración» que admite la clase dominante en momentos de crisis hegemónica está encaminada a gestionar la misma hasta encontrar un nuevo equilibrio que permita la normal reproducción y acumulación del gran capital.

Aún cuando muchos de los enunciados de la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) resultan altisonantes (sobre todo para los comentaristas extranjeros) los mismos no vienen acompañados de un poder directo del pueblo y de la movilización general pro revolucionaria (o pro «cambio» mínimamente) de las mayorías nacionales, que gracias a eso imponen esa su situación también como normas jurídicas.

Históricamente la mayor parte de las constituciones latinoamericanas han tenido una vida relativamente efímera, con excepción de la constitución argentina de 1862, éstas pasaron sin dejar innovaciones importantes sobre la propia organización de la sociedad capitalista dependiente o que ayude a superar algunos elementos estructurales de la conflictiva relación clasista en nuestros países. Un ejemplo claro lo representa el caso colombiano en 1991, donde una «gran» Asamblea Constituyente discutió y promulgó una de las constituciones más discutidas en todo ámbito – con similares argumentos y rumbos que el actual hecho boliviano – durante las primeras elecciones realizadas después de la Asamblea Constituyente de 1991 se presentaron 677 asociaciones ciudadanas, de las cuales solo quedan dos en el actual parlamento colombiano y que, dicho sea de paso, están integrados a los dos partidos decimonónicos, sin embargo, todos los «comportamientos» contradictorios de la lucha de clases colombiana continuaron, como continúan vigentes, en sus premisas.

Pasa lo propio en Bolivia, si bien la NCPE incorpora un nuevo régimen de autonomías y una serie de reconocimientos – menores por su peso a las incorporadas por el partido pequeño burgués del MNR en 1953 – a los pueblos indígenas, en general el texto no contiene cambios significativos, lo que refleja, obviamente, la conservación y la continuidad de las relaciones subyacentes.

Hay que remarcar que ésta «Asamblea Constituyente» y su producto la NCPE, no opera cambio alguno en la relaciones económico – sociales de Bolivia ni en el rumbo de la política del gobierno del MAS. La economía política boliviana sigue siendo en todo el capitalismo atrasado, dependiente y semi colonial con su Estado organizado durante décadas por la clase dominante y el imperialismo mundial. Queda pendiente la reparación de las víctimas de la exclusión de hace mas de 500 años, planteamiento legítimo de las clases oprimidas del País, que solamente encuentra un verdadero sentido con la transformación de las relaciones sociales opresivas, vale decir, con la socialización de los medios de producción y la distribución socialista. Las grandes transformaciones que han vivido los distintos países del mundo y las decisiones realmente importantes de la vida social no tienen que ver con modificaciones de textos constitucionales o referendums.

Considerando tales elementos de la situación actual se debe establecer que no es adecuado llevar la discusión sobre cuál de las dos opciones resultaba más coherente, etc., bajo los argumentos de oficialistas y opositores[2] cual si se tratase de planteamientos definitivos, cuya elección haría la diferencia entre la reacción recalcitrante y la revolución (o como dicen algunos epígonos del oficialismo del avance de una etapa en este sentido). Si se mira de cerca se observa la continuidad de la política desplegada por el indigenismo liberal. Es importante resaltar esto por los desafortunados llamamientos que hicieron los partidarios de Alan Woods (El Militante) y la Chispa (un pequeño grupo Lambertista de La Paz)[3], quienes retroceden en forma constante ante el capitalismo, adaptándose sin la menor crítica a ese utopismo reaccionario posmodernista desplegado por el oficialismo como ideología, prescindiendo de un análisis serio de los condicionamientos concretos de la lucha de clases en Bolivia, sumándose al proceso actual como víctimas de la influencia alienadora de la ideología conservadora dominante, sin la posibilidad de implementar acción alguna en el terreno revolucionario.

La lucha por el socialismo en Bolivia, movilización popular y el lugar que ocupa la revolución en los programas del oficialismo y la oposición.

Las premisas contradictorias que se reflejaron en los momentos más álgidos de la lucha de clases boliviana continúan vigentes y han ido generando consecuencias concretas igualmente contradictorias[4], debido a que, los programas de oficialistas y opositores, no paran mientes sobre las mismas. Las organizaciones revolucionarias y de vanguardia deben desarrollar tales tendencias que, en toda su contradicción, son las tendencias de la revolución social.

Es necesario anotar algunos de los planteamientos que encuentran toda su vigencia en las actuales opciones de la política boliviana, que viven muy presentes en la conciencia popular de los trabajadores del campo y la ciudad, que son necesidades sociales por hacer y cumplir (conste que esta enumeración surge de los planteamientos y reclamos de los propios movimientos sociales ante el gobierno del MAS y sus opositores, los grupos que detentan el poder económico), como ser: nacionalización de los hidrocarburos, expropiando integralmente las empresas más importantes bajo el control democrático de los trabajadores; Reforma Agraria integral expropiando a los expropiadores de tierras fértiles y productivas, re – nacionalización de todas las empresas privatizadas; represión de los especuladores; expropiación de la alta burguesía; regulación de la clase media; control estatal de la economía; políticas salariales (urgentes) igualitarias, jubilación social obligatoria; estabilidad laboral (urgente); duplicación de los salarios mínimos; moratoria de la deuda externa; Asamblea Popular Refundadora; alianza de las clases explotadas, son algunos planteamientos que deben ser desarrollados y que forman parte del ideario popular, constantemente neutralizado y combatido en una lucha ideológica desplegada por el gobierno del MAS y por los aparatos patronales. No hay duda que tales planteamientos derivan de contradicciones latentes irresueltas en la formación económico – social.

¿Qué opción se debía elegir en el referéndum de enero para avanzar en los propósitos de la revolución social en Bolivia?

De ninguna forma se pudo tomar una elección mediante deducciones al estilo de: a) puesto que la NCPE es progresista, mal que bien contiene elementos reivindicativos, LA APOYAMOS (SI), o, b) puesto que la NCPE es derechista LA RECHAZAMOS (NO)[5]. Esto significa hacer abstracción del cúmulo de consideraciones políticas anteriormente apuntadas y limitar el tema de discusión a un asunto meramente teórico y contemplativo, abstractamente principista. A título de deducciones por «principio» se pasa por alto una serie de obligaciones que tienen las organizaciones revolucionarias en Bolivia.

La Agrupación Marxista Revolucionaria apostó por la movilización independiente, llamó a votar nulo. Considerando: que, nuestra organización revolucionaria y la propaganda socialista son sumamente reducidas; que las dos opciones a votar (SI y NO) no definirán nuevos rumbos a la continuidad política y económica administrada por el MAS; que toda elección en general y las últimas elecciones en Bolivia en particular, significan gran movilización al interior de todas las clases y estratos sociales que suscitan discusiones concretas sobre la situación actual en una amplia dimensión; que las contradicciones sociales generan «desacoples» por parte de sectores de la vanguardia obrera, campesina y progresista que maduran en la experiencia del populismo, aún cuando contradictoriamente continúan apoyando la opción oficialista a falta de una opción pública de avanzada socialista, lo que los paraliza a la hora de las acciones críticas concretas; que se requiere de un mecanismo organizativo, público y propagandístico que le otorgue una nomenclatura a ese despertar crítico en forma de lucha política; que como organización política, tenemos el deber de realizar en las coyunturas «especiales» hechos políticos como forma de librar una constante lucha ideológica contra el indigenismo capitalista, prescindiendo de las formalidades principistas contemplativas. Consiguientemente, la AMR llamó a votar nulo con el propósito de darle una expresión política concreta al descontento popular e identificar a la vanguardia inicialmente crítica de la hegemonía masista – capitalista.

La discusión de las opciones, imprescindiblemente tiene que tener un carácter político – organizativo, todo lo demás es pedantería pseudo revolucionaria.

La abstención contemplativa y la abstención como política organizativa en determinadas circunstancias.

El Partido Obrero Revolucionario de Bolivia (POR) y algunas organizaciones que guardan celosamente sus tradiciones políticas, tienen un planteamiento igual de metafísico que los deduccionistas, la otra medalla pero por la abstención. Ante cualquier elección y/o referéndum la respuesta es la abstención pura y simple, en su concepción bordiguista (no dialéctica) de que la revolución es un callejón uniforme, directo y sin mancha, que de la misma forma se refleja instintivamente en la conciencia de clase, que sería igualmente rectilínea en todo momento y lugar, por eso es un principio abstenerse de todo aquello que no sea el gran objetivo final, el ultimatismo bordiguista tiene como premisa teórica el hecho según el cual la conciencia de clase está desarrollada en función de la revolución socialista con un problema básico «fundamental»: una élite oportunista (ora estalinista, ora nacionalista, ora el MAS, etc.) permanentemente tiene como oficio el engaño del pueblo, retardando en forma constante el avance indefectible del sacrosanto destino (esta concepción tiene un parecido interesante con aquellas concepciones de sectas privadas llamadas en conjunto teorías de la conspiración), por lo que la abstención electoral (y política?) se convierte en un principio de partido y la tarea fundamental de los revolucionarios sería desenmascarar a los ilusionistas. Esta concepción bordiguista, alejada cada vez mas de la lucha de clases, origino una nueva religión que se basa en la «moralidad» de su práctica /’consecuente» para ella, donde no existen contradicciones mas que entre el blanco y el negro, es un abstencionismo utopista y reaccionario que elude la responsabilidad mas imperiosa: la lucha ideológica y política por el socialismo. El socialismo en Bolivia será el producto de la movilización conciente de todos los explotados y desposeídos que asimilan su situación en forma mistificada y llena de contradicciones a nivel de su conciencia de cuya lucha permanente debe prevalecer el socialismo revolucionario, superando las distintas variantes pequeñoburguesas y burguesas que hoy ocupan todo el lugar.

Dejar para siempre esta tarea primordial, a estas alturas, se quiera o no, es dejar para siempre la propia revolución y lo que es peor, significa amarrar las manos a la vanguardia obrera y revolucionaria en la lucha concreta, histórica y política por el camino del socialismo.

En este sentido el referéndum de enero fue una lucha más. La Agrupación Marxista Revolucionaria organizó una serie de actos para explicar las diferencias aquí apuntadas en función de recrear en la conciencia de la vanguardia la necesidad de la lucha por el socialismo y la adopción de una identidad públicamente promovida.

Es que en las actuales circunstancias no se puede tener una actitud contemplativa, como si todo fuese dado por sí, aún cuando se hubiese llamado al apoyo crítico, al rechazo explícito o a la abstención abstracta, las tres deducidas de principios formales, no se habría avanzado un ápice en el desarrollo de la conciencia de la vanguardia obrera, campesina y militante, lo que es más necesario en la estructuración política – pública de una opción revolucionaria y socialista. Nosotros no nos abstenemos por principio partidista, es más, hoy mismo, sobre las consideraciones planteadas, estamos encaminados con firmeza para asumir propias (entiéndase independientes) candidaturas en las futuras elecciones de diciembre, con las corrientes que defiendan la misma imperiosa necesidad.

Agrupación Marxista Revolucionaria

[1] Hace una semana fueron esos partidos con el MAS los protagonistas que delimitaron la Ley Electoral, como actos derivados de las negociaciones entre estos a raíz de la también negociada aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado.

[2] El oficialismo (MAS) difundió masivamente la línea del SI cuyo eje de propaganda se basaba en que la aprobación del proyecto de la NCPE sería el inicio de la revolución democrática y cultural del País, y; la oposición (partidos patronales y empresariales) difundieron la línea del NO acusando al proyecto de la NCPE, que varios de sus sectores esbozaron con el oficialismo, de contradecir los principios del buen vivir de la gente culta: la religión, la propiedad privada, la moral heterosexual, el Estado de Derecho, etc.

[3] En esta misma línea entran internacionalmente varios académicos como Noam Chomsky, Ignacio Ramonet, Emir Sader, H. Dietrich, Martha Harnecker e Immanuel Wallerstein, entre otros.

[4] Un ejemplo de esto es aquel levantamiento obrero contra el gobierno del MAS y la Oligarquía en agosto de 2008 por cambiar la Ley de Pensiones neoliberal defendida por la oligarquía y secundada por el gobierno del MAS, que en una semana de conflicto revitalizo las posiciones de la tradición socialista boliviana, tanto así que el propio presidente Morales tuvo que «teorizar» sobre la «posibilidad», sin embargo a pesar de que incluso hubieron muertos por la represión del gobierno ante las huelgas obreras, en el distrito minero de Huanuni en la votación del referéndum revocatorio del 10 de agosto el MAS obtuvo una aplastante mayoría, contradictoriamente.

[5] Esta es la solución a la que arriba el Partido Obrero de Argentina al explicitar que la NCPE fuera una traición derivada del pacto del MAS con los partidos oligárquicos, seria una constitución derechista a la cual habría que rechazar, cuyo rechazo posibilitaría a los elementos conscientes despojarse de la hegemonía del gobierno, que aun cuando esta línea en general coincida con la de los sectores mas derechizados del País, estaría acorde con los “principios revolucionarios” de desenmascarar lo derechista y apoyar lo izquierdista.

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