¿Cómo se desarrolla la crisis del sistema? ¿Qué pasa en Venezuela?
Pocas veces como ahora los aparatos de propaganda se han llenado de tan malas noticias para la «humanidad». Una sombra parece haberle puesto fin a la ilusión del crecimiento armónico y el bienestar en gotas. Atrás quedaron las risas prepotentes del absolutismo de mercado, la payasada del fin de la historia y el techo de la evolución.
¿Qué es la crisis para nuestros «queridos» aparatos ideológicos?
Pocas veces como ahora los aparatos de propaganda se han llenado de tan malas noticias para la «humanidad». Una sombra parece haberle puesto fin a la ilusión del crecimiento armónico y el bienestar en gotas. Atrás quedaron las risas prepotentes del absolutismo de mercado, la payasada del fin de la historia y el techo de la evolución.
¿Qué es la crisis para nuestros «queridos» aparatos ideológicos?
A nadie (gente sensible, es decir, socialista) le resulta extraño que la penosa economía burguesa se haya mostrado incapaz de explicar qué demonios sucede en el mundo. A diario, miles de corbatas repiten una monserga vacía y aburrida. Los aduladores del sistema se enredan y emanan una ristra de explicaciones metafísicas que sólo en sesiones espiritistas avanzadas ellos mismos podrían entender. A menudo suelen hablar de crisis en las finanzas, irresponsabilidad empresarial e incluso platican sobre «malvados» políticos o empresarios alejados del capitalismo «bueno». Es risible la forma esotérica como tratan de explicar lo que su condición de clases les impide entender. Es jocoso ver como se confunden en fruslerías que tratan de ocultar la esencia del problema que tratan de tapar con ideología barata. Decir que la crisis es un castigo de Dios o de las malas elecciones humanas, es equivalente a admitir que su ignorancia los empuja a inventar lo más idiota que se les ocurra. La idea de defender un sistema ineficiente, anárquico, explotador, salvaje e irracional es lo que los nubla. La izquierda que se cree tal, aún huyéndole al marxismo, repite casi lo mismo que ellos pero se «lamentan» por los daños sociales de lo que no entienden.
¿Qué es la crisis en realidad, porque sucede lo peor y sólo se ven comiquitas (13 de abril)?
Segundo a segundo los aparatos de propaganda (mal llamados medios) realizan especies de lockout comunicacionales, nos filtran las noticias de tal modo que convierten cada espacio en un centro de reproducción de falsa conciencia que nos impide saber el porqué, el cómo y el cuándo. Con el tema de la crisis esta realidad se torna tan dramática, que asemeja a la marranada comunicacional del 13 abril de 2002 en Venezuela, que mientras se efectuaba un golpe de estado sangriento y se cumplía un rescate popular presidencial inédito, que en apenas 37 horas barrió con una dictadura fascista, nuestros medios se encargaban de colocar en sus señales comiquitas, series infantiles etc. Distorsionar los sucesos es un arma letal para evitar que alguna vez cambien.
Cómo se come, o cómo nos come la crisis sistémica del capital
A medida que avanza la humanidad crea formas más inteligentes de relacionarse, de transformar su entorno y desarrollar la vida de manera de plena, al satisfacer con mayor facilidad y abundancia las necesidades sociales que permiten la reproducción de la existencia. A medida que evolucionan las fuerzas productivas y además crece la población en número y necesidades, lo lógico es que se produzcan más y mejores cosas (no las chatarras desechables y basuras, que se producen en masa actualmente). Por ello, la forma más fácil de entender la crisis dentro del caos capitalista radica en observar como se produce menos, se dejan de emplear factores productivos (máquinas y recursos naturales) y quienes laboran empiezan a perder sus empleos, debido a que no hay donde trabajar y no hay quien pueda pagar esos productos. Como decía el socialista utópico de Fourier: «la miseria surge de la abundancia»
Por ello detrás de las noticias de las espectaculares caídas de Wall Street (única forma burguesa de evidenciar los problemas) ellos esconden los miles de empleos que se pierden, que según la OIT -moderadamente- se estima la pérdida de 20 millones empleos más, aunado a los 400 millones de abiertamente desocupados, que sin contar a los millones de tercerizados y trabajadores atrapados en la informalidad, pululan nuestras calles. Así, disfrazan las quiebras de las empresas (el inefable y nada zurdito FMI calcula las pérdidas por la crisis en 600 mil millones de dólares), maquillan la desvalorización de las gigantes empresas (Merryl Linch se vendió al 10% de su valor en bolsa, y el banco Inglés Nothern Rock se nacionalizó luego de perder el 85% de su valor bursátil en 4 meses) y disimulan las «ayudas» financieras como si fuesen colaboraciones de un estado neutral, cuando sabemos que el más de trillón de dólares que han prestado a la burguesía en ruinas, proviene de los impuestos que pagan los trabajadores a nivel mundial y que ello se revertirá en una calamitosa pérdida material, para un mundo en el que hay 925 millones de seres humanos que padecen de hambre crónica y en el cuál anualmente fallecen 75 millones por causas tan grotescamente absurdas como padecer hambre, luego que desarrollos de genética sencilla, podrían contribuir a producir alimentos para 10 veces la cantidad de seres humanos que habitan el planeta que la burguesía mundial hunde en la inanición.
¿Por qué se da la crisis si debemos ser «inteligentes» y prever su desarrollo?
La Burguesía, que dirige al fenecimiento a nuestra especie, es la culpable de crear las condiciones de este penoso transitar. ¿Cómo? Simple, los patronos imponen a sangre y hambruna el modo de producción capitalista, que frena el progreso de la humanidad y ahoga las posibilidades de un completo desarrollo humano, es decir, polifacético y opuesto a la esclavitud de tener que volcar la casi totalidad de nuestro tiempo a la lucha por comer, vestirse y dormir a resguardo. Lo que nos obliga a vivir como animales, sobreviviendo porque una clase social se apropia del trabajo colectivo, ordena producir lo que no debe, en el momento erróneo y en cantidades equivocadas.
Fácil es ver que el factor detonante esencial de la crisis, radica en la sobreproducción como resultado indeseado de la voraz competencia y aniquilación de productores en el campo de batalla del mercado, donde la avaricia y codicia premian a quien pueda destruir y tragarse (fusión y compra de empresas) a otros. La caída de la tasa de ganancia (variable clave para entender las crisis), ante la imposibilidad de realizar plusvalía, por la saturación de mercancías, se hace más evidente en esta parte depresiva del ciclo del caótico sistema, que lejos del equilibrio, es una reproducción de salvajes luchas y destrucción innecesaria.
¿Sobreproducción? -Pero si hay hambre y escasez- preguntaría algún chico de los nunca sale en televisión. En efecto, se sobreproducen los bienes en los que se el capital se valoriza de manera extensiva, los productos en los que se capta mayor ganancia. Así, se emplean millones de obreros y recursos millonarios a producir lo que jamás se venderá, lo que ocasiona las cíclicas (y cada vez más profundas) pérdidas de empleos e ingresos que conlleva al cierre de fábricas, campos y que la inmensa posibilidad de producir y satisfacer las aspiraciones de cada ser humano, sean apagadas en la infame noche del capitalismo. De allí, es de donde deviene el subconsumo, como resultado de la sobreproducción, la competencia y la sustitución de fuerza de trabajo por maquinaria, a fin de desplazar a otros burgueses por la vía de abaratar costos. El subconsumo es otra contradicción insalvable que el sistema no puede absorber.
Igualmente se desprende, que lo producido por miles de millones de trabajadores es apropiado por cientos de expropiadores que apenas ya ni administran la riqueza que arrebatan, de hecho, el amigo, Atilio Borón comenta que las 200 transnacionales más grandes del mundo tienen ingresos superiores a todos los países del mundo, salvo los 9 de mayores ingresos.
¿Anarquía en la Producción?
La anarquía en la producción se presenta como la irracionalidad en su sentido más trágico. La propiedad privada alienta a utilizar los recursos de forma individual y ciega, sin discusión, ni consenso, lo que hace que los millonarios y burócratas inviertan el producto de nuestro trabajo en cualquier cosa menos lo que pueda solucionar algún problema social; así se empuja el carro de la crisis. Ejemplo de ello, es la innecesaria construcción del nuevo estadio de los Yankees de New York que costó 1300 millones de dólares, un derroche que en plena crisis mundial, cuando se calcula que en EEUU hay 46 millones de pobres, 20 millones de desempleados y 100 mil familias que recientemente fueron despojadas de su casa por el iceberg de las hipotecas subprime. Cualquier sociedad «ligeramente» civilizada vería como una imbecilidad primitiva construir ese estadio, mientras millones mendigan y padecen el infierno que le facilita el patrón: la pobreza.
Cuando todo este (des)orden caótico se acrecienta, los inversionistas se refugian en la especulación, debido a que es cada vez más difícil valorizar el capital, por ello, empiezan a hacer fraudes donde se pueda y se empiezan a traspasar deudas impagables de mano en mano, crean dinero ficticio corrridas de bolsas, bancarrotas etc. De esa forma agravan la crisis, arruinan a muchos y se enriquecen muy pocos, acentuando el proceso de centralización y concentración de Capital.
La Crisis del Crédito barato, o la vida como una deuda eterna
Otra de las cosas es el crédito (pronto estallará la crisis de la tarjetas de crédito). Con los empréstitos a 0,06% de interés anual, sin inicial, respaldo, ni perspectiva de pago, las empresas prestan locuazmente a sus compradores como única forma de vender lo que ya nadie puede comprar. Con ello, obtienen un ingreso de papel que jamás será materializado, porque nadie podrá pagarlo. Esa empresa no podrá continuar funcionando, dejará de pagar su préstamo al banco, que no podrá pagarle a la arrendataria. Luego estas sociedades despedirán gente, y esa gente no podrá pagar sus compromisos adquiridos, lo que acarreará la agravación de una crisis de al que no hemos visto lo peor, pero que en EEUU los obreros se organicen y tomen una fábrica bajo su control es un signo de que las cosas están muuuuuuyyyy mal.
Venezuela y los coletazos de la crisis que no entienden los burócratas
Hasta hace poco, los que se «convirtieron» de la nada en socialistas, solían catalogar quienes como yo, desde hace un año y algo previmos el desarrollo de la crisis a nivel mundial (Eduardo Sartelli, lo previó hace 4 años), como zurditos catastrofistas. En una vieja entrevista en Telesur, hace un año y algo, expuse lo que el marxismo estudioso de la realidad ya comentaba a gritos, es decir, el real impacto de la crisis que se ha disfrazado con una retahíla de lugares comunes ajenos a la realidad.
El año pasado, el 93% de las exportaciones fueron sólo petróleo, del cuál el 61% aproximadamente se expende casi sin procesamiento alguno. Esto, lejos de preocupar a funcionarios apologistas del populismo y la socialdemocracia, los envalentonó para decirnos que ser terrateniente y apropiar renta diferencial era un lujo que nos ayudaría a Blindarnos ante la crisis. Al estallar inicialmente la cadena de las hipotecas subprime y sus bonos tóxicos, a ellos no se les ocurrió nunca que eso era la primera aparición fenoménica de la crisis, y compraron la burda idea de la separación de capitales (financiero y productivo) ignorando su estrecha relación. Obviaron que los bancos quebrarían arrastrando a las empresas, que la especulación del precio del petróleo acabaría y que su precio disminuiría fuertemente. Resultado de ello, fue plantear en el presupuesto para 2009, una cesta petrolera de 60$, estimando vender cantidades similares a las del año 2008.
Ahora, teniendo en cuenta, que el casi la mitad del presupuesto depende directamente del petróleo, que la otra mitad está relacionada al petróleo y al Gasto Público (cerca 40% del PIB) dinamizador de la economía; los asuntos estadales se ven como una pesadillesco. Los bonos de PDVSA y la deuda venezolana, ha llegado a cotizaciones que rondan el 50% de su valor inicial facial, lo que nos hace cancelar intereses de hasta 28%, en dólares, a pesar de que otros países pagan 6 veces menos. El crecimiento del riesgo país, arruina al país. Las Reservas internacionales han disminuido sensiblemente, se han traspasado 13 millardos de dólares al FONDEN, pero éste, no ha devuelto los bolívares correspondientes, lo cuál es una monetización del déficit, lo que causará más inflación y mayor pérdida del poder adquisitivo.
La burguesía ha parado las inversiones, fugan dólares, aumentan los precios, acaparan mercancías, despiden trabajadores y agravan la situación. La prolijidad y forma del gobierno de mandar para todos, es decir, repartir asistencias al proletariado más pobre, y estimular los pingues negocios de la burguesía ha llegado a su previsto fin. No hay ya ganancias a repartir entre las clases, una tienen que empezar a pagar los platos rotos. El adiós al echar mano al FONDEN para pagar los proyectos ad hoc y la muerte de los Créditos Adicionales como forma de pedir más recursos para cubrir gastos extras y parches en el presupuesto inicial, ya pasó. Ahora, los recortes presupuestarios, despidos, retrasos en el pago de contratos por servicios antiguamente prestados son práctica común.
La crisis les explotó en las manos. La tenaz insistencia de entender la Economía Política, con inútiles manuales gringos, y apartar cualquier intento de ver a la sociedad desde el socialismo científico, les hace que aún hoy día, no vean claro el asunto de la crisis, dentro de la crisis misma.
Ahora, quien pagará los costos de la crisis, nuestros empresarios o el conjunto de trabajadores del país. El gobierno está en una encrucijada, sólo tiene a la mano paquetes «velados» de ajuste macroeconómico (devaluación, disciplina fiscal, congelación de salarios etc.) o emprender el camino revolucionario y expropiar sin pago a la burguesía, negarse a pagar la deuda, cancelar los acuerdos de doble tributación (pérdidas estimadas de 17 millardos de dólares anuales) y romper los ominosos estafa-bonos. Tiene sólo 2 vías, Miseria o Revolución.
Quisiera que el gobierno diese muestras de Revolución, pero se empeña en maquillar el ajuste, en no confrontar a la burguesía, en defender las inversiones y los bonos de los empresarios. Desearía que fuese lo contrario. Prometo investigar con mayor detenimiento el desarrollo de la crisis en un trabajo más amplio, que este pequeño escrito, y el cuál será insumo para los talleres de formación que desde la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista se organizan.
* Coordinador de Formación en Economía Política de la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista (ALEM)