6 noviembre, 2024

Con Q de Kurdo

La represión de lo diferente suele incluir la persecución de los símbolos que se asocien con la identidad del otro. En el caso de la minoría kurda en Turquía, también las letras del alfabeto pueden representar una forma de resistencia.

La represión de lo diferente suele incluir la persecución de los símbolos que se asocien con la identidad del otro. En el caso de la minoría kurda en Turquía, también las letras del alfabeto pueden representar una forma de resistencia.

El reconocido intelectual İsmail Beşikçi y el abogado Zeycan Balcı Simşek están acusados desde mayo de este año de difundir propaganda del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Entre las pruebas que se utilizan para acusarlos está el hecho de que en uno de sus artículos, “The right of nations to self determination and the Kurds”, utilizan la letra Q, que no existe en el alfabeto turco pero sí en el kurdo. Concretamente al referirse a la montaña Qandil, en la zona del Kurdistán iraquí.

Marc Guillet, corresponsal holandés en Turquía residente en Estambul, me explica que el alfabeto turco se compone de ocho vocales y veintiuna consonantes, y que sólo hay tres letras en el alfabeto kurdo que no existen en el turco: la Q, la W y la X. La escritura turca es fonética y representa como V lo que en kurdo se escribe con W, con KS la X del kurdo y con K la Q del kurdo. El uso de esas tres letras distintivas se asocia, por tanto, con la identidad kurda y sus reinvidicaciones, y puede llevar a quienes las utilicen en textos públicos en turco a ser acusados de propaganda separatista. Esto ocurre a pesar de ciertos avances en el reconocimiento de la lengua kurda, como el hecho de que desde 2008 se permiten las emisiones de televisión y radio en kurdo.

Durante el juicio, no fue la “Q” la única víctima del alfabeto. La documentación que aportó la acusación incluía además todas las referencias al Kurdistán con “k” minúscula, en vez de con la mayúscula que se utiliza para referirse a nombres de lugar y a gentilicios. El abogado defensor denunciaba en su declaración:

Espero que el hecho de que la palabra “Kurdo” aparezca con “k” minúscula en la demanda sea una errata. Independientemente de lo que el tribunal decida como castigo, esto es un desprecio a la lengua kurda, que se habla desde hace mil años.

Más allá de la corrección lingüística de uno o otro uso alfabético, lo chocante es que esto constituya un delito y pueda suponer siete años de cárcel para los acusados. Beşikçi, que tiene 71 años y ya cumplió 17 de cárcel por “violar la invisibilidad de la nación turca” tras la publicación de su libro El Orden en Anatolia Oriental, fue candidato al Premio Nobel en 1987. En sus propias palabras, “este es el precio de la lucha de 200 años de los kurdos por la libertad y por su propia tierra”. Los kurdos también reclaman sus derechos en Irán y Siria, donde se encuentran dos las mayores comunidades kurdas.

Turquía se ha ganado en los últimos meses una reputación mejor que la que solía tener entre las sociedades civiles de Oriente Medio, que ven con buenos ojos el respaldo del gobierno de Erdogan a la Flotilla por la Libertad contra la ocupación de Palestina. Pero como decía la semana pasada el arzobispo Desmond Tutu, referente de la lucha contra el Apartheid sudafricano, “es triste ver que Turquía no aplica con el pueblo kurdo la misma justicia que reclama para los palestinos”. Tutu pidió el cese de todas las acciones militares y la liberación incondicional del líder del PKK, Abdullah Öcalan, y del resto de prisioneros políticos kurdos. Fue durante la 7ª Conferencia Internacional de la Unión Europea, en la que se felicitó al gobierno turco por la celebración del referendum constitucional en el país pero se reclamó una mayor implicación de los agentes kurdos, cuyas reclamaciones no se tienen en cuenta.

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