Condenar el colonialismo no es maniqueísmo

El derrumbe de la estatua de Cristóbal Colón en el paseo Los Caobos, de Caracas, fue preconizado desde el año 1979 por el grupo Vuelvan Caras de cuya fundación fuimos partícipes. Este grupo de ediciones alternativas lo fue a la vez de protesta socio-política, cumpliendo un significativo papel ante las circunstancias entonces imperantes. Pese a la censura oficial logramos denunciar desde el culto servil de los gobernantes de turno a los viejos y nuevos colonizadores, hasta la presencia inmodificada del mismo colonialismo en regiones de Asia, África y América Latina, como aún lo demuestra la sujeción y agresiones armadas al archipiélago de las Malvinas por parte del Reino Unido y su reclamo de otros territorios conocidos como British Overseas, asì como la posesión por parte de la muy civilizada República de Francia de diversas regiones de las Antillas, pudorosamente denominadas territoires d`outre-mer.

El derrumbe de la estatua de Cristóbal Colón en el paseo Los Caobos, de Caracas, fue preconizado desde el año 1979 por el grupo Vuelvan Caras de cuya fundación fuimos partícipes. Este grupo de ediciones alternativas lo fue a la vez de protesta socio-política, cumpliendo un significativo papel ante las circunstancias entonces imperantes. Pese a la censura oficial logramos denunciar desde el culto servil de los gobernantes de turno a los viejos y nuevos colonizadores, hasta la presencia inmodificada del mismo colonialismo en regiones de Asia, África y América Latina, como aún lo demuestra la sujeción y agresiones armadas al archipiélago de las Malvinas por parte del Reino Unido y su reclamo de otros territorios conocidos como British Overseas, asì como la posesión por parte de la muy civilizada República de Francia de diversas regiones de las Antillas, pudorosamente denominadas territoires d`outre-mer.

Denunciamos asimismo el culto que continúa rindiéndose al colonialismo en los textos de enseñanza de historia, generalmente concebidos con una visión eurocéntrica de la llegada del conquistador europeo a las tierras que luego tomarían el nombre de América (1).

Nuestra consigna, elevada por educadores, comunicadores y luchadores sociales, estudiantes y sectores populares fue “¡No más culto a los viejos y nuevos colonizadores!”

Vemos hoy con sorpresa que el Dr. Luis Fuenmayor Toro, ex Rector de la Universidad Central de Venezuela, en su artículo titulado “Interpretaciones erradas” (Ùlt. Noticias, 18/07/2012), parangone la condena a toda forma de colonialismo con un maniqueísmo “elemental y primitivo” que, a su juicio, pretende “calificar los hechos históricos con los valores morales de las sociedades del presente”.

Consideramos que para ninguna sociedad actual puede constituir un valor moral la invasión y saqueo de territorios, el exterminio de sus pobladores y el despiadado tráfico de esclavos. No otra cosa fue lo ocurrido a partir del siglo XV, era de los llamados “descubrimientos”, cuando las monarquías europeas en contienda desesperada por expandir sus dominios y en búsqueda de oro y materiales preciosos, se repartieron extensas regiones en diversos continentes, coadyuvados por la iglesia con las bulas papales de Alejandro VI, que otorgaban “por mandato de Cristo” el dominio de todas las conquistas de ultramar a los monarcas de España y Portugal.

Se trataba ciertamente de regímenes feudales, pero no hay que olvidar que tanto el tráfico esclavista como la expansión colonial configuraron una fuente estimable de la acumulación primitiva del capital.

Por otra parte, no tiene sentido equiparar el valor artístico de los antiguos monumentos egipcios y de otras civilizaciones, erigidos a través de los tiempos, con las estatuas levantadas para perpetuar el culto a los colonizadores, saqueadores de pueblos y destructores de antiguas culturas.

Nota:

(1) Irma Barreto: Los textos de historia y el culto al colonialismo, Edic. Vuelvan Caras, Caracas, 1979; 2ª edic. actualizada: Fundac.Edit. El perro y la rana, Caracas, 2009.

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