13 junio, 2025

Copenhague: estancamiento en las negociaciones y choques en la calle

La cumbre ambiental de Copenhague se dirige aceleradamente hacia el fracaso. La policía danesa dispersó a manifestantes con gases y a bastonazos el miércoles, mientras las disputas entre delegados impedían resolver las grandes diferencias a apenas dos días de la fecha en que gobernantes del mundo esperan firmar un acuerdo sobre el calentamiento global.

La cumbre ambiental de Copenhague se dirige aceleradamente hacia el fracaso. La policía danesa dispersó a manifestantes con gases y a bastonazos el miércoles, mientras las disputas entre delegados impedían resolver las grandes diferencias a apenas dos días de la fecha en que gobernantes del mundo esperan firmar un acuerdo sobre el calentamiento global.

Cientos de manifestantes protestaban contra la conferencia de 193 naciones para exigir medidas firmes contra el calentamiento global. La policía dijo que detuvo a 230 manifestantes.

Dentro del salón, el presidente venezolano Hugo Chávez, uno de los primeros jefes de estado en dirigirse a la asamblea, se hizo eco de los manifestantes. «Si el clima fuera un banco, un banco capitalista, lo hubieran salvado», dijo. Sin embargo, Venezuela es uno de los mayores exportadores de petróleo del mundo, siendo los combustibles fósiles el principal agente causante del efecto invernadero. Además, el gobierno venezolano promueve la depredación de amplios ecosistemas como la cuenca del Río Caura y la Sierra de Perijá, en función de los intereses de capitalistas madereros y mineros.

Los negociadores discutieron a puertas cerradas hasta el amanecer pero no pudieron fijar nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases causantes del efecto invernadero ni acordar cifras para la ayuda a los países más pobres, elementos clave de un eventual acuerdo.

«Lamento informar que no hemos podido llegar a un acuerdo», dijo John Ashe, de Antigua, presidente de un grupo de negociación, ante el pleno de la conferencia el miércoles por la mañana.

Durante las conversaciones de la noche, la delegación estadounidense objetó un proyecto que obligaría a su país a reducir las emisiones de gases de invernadero antes de que el Congreso aprobara la ley en cuestión. Los enviados de Washington insistieron en reemplazar el término «deberá» por el condicional «debería». De esta manera, Obama se muestra un fiel heredero de Bush también en materia ambiental.

Cientos de manifestantes marcharon sobre el centro de convenciones, donde la policía antimotines formó cordones protectores. Algunos manifestantes dijeron que querían transformar la conferencia global en una «asamblea popular» y al acercarse a las filas policiales éstas los atacaron con gases picantes.

La televisión mostró a un hombre cuando lo arrojaban del techo de una camioneta policial y un agente lo golpeaba con su bastón.

Las manifestaciones multitudinarias en la capital danesa el fin de semana pasado revelaron una conciencia mundial creciente sobre el peligro que representa el aumento de las temperaturas. Los científicos dicen que el calentamiento global provocará la extinción de especies, la inundación de zonas costeras, grandes tormentas, sequías y epidemias.

Las conversaciones de Copenhague se han caracterizado hasta el presente por las discrepancias entre Beijing y Washington, así como entre países ricos y pobres.

Frente al plenario, el ministro sueco de Ambiente Andreas Carlgren, quien habló en nombre de la Unión Europea, exhortó a Estados Unidos y China a elevar sus metas de reducción de emisiones.

«El mundo necesita más y confiamos en que ustedes tienen la capacidad de dar más», dijo Carlgren, dirigiéndose a los dos países.

Luego de nueve días de conversaciones mayormente estériles, los delegados de menor rango cedían sus lugares a los ministros de Ambiente en la crucial segunda etapa de la conferencia.

Los organizadores aún esperan romper el estancamiento que amenaza con dejar a la reunión sin un proyecto válido que presentar a más de 110 gobernantes del mundo en la jornada final del viernes.

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