Cuba: la imperdonable muerte de Zapata
Sabemos que hace más de 50 años el imperialismo yanqui intenta barrer del mapa a la revolución cubana. Que lo apoya una derecha recalcitrante exiliada en Miami.
Sabemos que hace más de 50 años el imperialismo yanqui intenta barrer del mapa a la revolución cubana. Que lo apoya una derecha recalcitrante exiliada en Miami. Siempre hemos alentado la defensa de Cuba y la lucha por acabar por el bloqueo. Es imprescindible reiterar todo esto para hablar de Orlando Zapata Tamayo, el albañil de 42 años que el 23 de febrero murió luego de 83 días de huelga de hambre, protestando por mejoras en su situación carcelaria.
Para el pueblo cubano (y el resto del mundo), la única información oficial que apareció ha sido, cuatro días después, un artículo en el Granma, el vocero oficial del Partido Comunista Cubano. Allí se dice que era un preso común, un delincuente, que había sido “maquillado” de prisionero político y utilizado por los “enemigos externos e internos de la revolución”. Sea un preso común o un opositor político, es repudiable la actuación del gobierno, la “justicia” y el régimen castrista, que llevó a Zapata a morir en esas condiciones inhumanas.
Lamentablemente viene a la memoria el caso del luchador irlandés Bobby Sands, dejado morir en 1981 por Margaret Thatcher, después de 66 días de huelga. En 2008 el legendario cantante Silvio Rodríguez (insospechado de “opositor”), en una gira en 2008 por las prisiones del país junto a otros intérpretes, hizo saber que las cárceles son una de las partes más «dolorosas e incómodas» de la realidad cubana. También es repudiable que el pueblo cubano no pueda acceder a una información completa y verificable sobre todas las circunstancias e implicancias políticas que dieron lugar a esta muerte y no pueda debatirlas libremente. Todo esto enloda la causa del socialismo.
La muerte de Zapata nos remite al más grave de los problemas: que en Cuba existe un régimen de partido único, una dictadura estalinista. Además del control monolítico y total de todos los medios de comunicación, los trabajadores y estudiantes no tienen ningún derecho para protestar, no tienen libertad para discutir y organizarse para defender sus conquistas revolucionarias y mejor combatir a la derecha proyanqui.
*El Socialista. Izquierda Socialista, Argentina