21 mayo, 2025

Cupertino y La Siembra

Lo conocí recientemente en una jornada de capacitación a Consejos Comunales y organizaciones sociales sobre conceptos básicos de derechos humanos. Se llama José Cupertino Mújica y lleva 52 años de experiencia de vida. Es un comerciante que dedica también parte de su tiempo a brindar apoyo a víctimas de abusos policiales. Sin embargo, él mismo es una víctima. En febrero de 2004 varios funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas lo secuestraron por varias horas y le hurtaron la mercancía y dinero que cargaba en ese momento producto de sus ventas.

Lo conocí recientemente en una jornada de capacitación a Consejos Comunales y organizaciones sociales sobre conceptos básicos de derechos humanos. Se llama José Cupertino Mújica y lleva 52 años de experiencia de vida. Es un comerciante que dedica también parte de su tiempo a brindar apoyo a víctimas de abusos policiales. Sin embargo, él mismo es una víctima. En febrero de 2004 varios funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas lo secuestraron por varias horas y le hurtaron la mercancía y dinero que cargaba en ese momento producto de sus ventas.

Cuando lo liberaron lo amenazaron que si realizaba alguna denuncia su vida y la de su familia corrían peligro. Cupertino no se intimidó y fue tanto a la Fiscalía como al propio cuerpo policial a colocar la denuncia. Vaya sorpresa: cuando le estaban tomando la declaración aparecieron sus secuestradores. Con la mirada lo intimidaron, pero continuó con la denuncia y los señaló como responsables. Semanas después, un 12 de marzo de 2004, cuando se desplazaba con su vehículo por una calle de Barquisimeto, fue interceptado por una patrulla de la policía del estado Lara. Le sembraron estupefacientes y trataron de chantajearlo pidiéndole dinero a cambio de su libertad. Se negó a ceder al chantaje y como consecuencia fue a parar a una cárcel. Un juez le concedió la libertad bajo régimen de presentación cada semana. Así durante seis años estuvo sometido a restricción de su libertad por la arbitrariedad de un cuerpo policial. Por esas casualidades de la vida, un 12 de marzo, pero esta vez de 2010, el Tribunal de Juicio Nº 1 del estado Lara declaró su plena inocencia. La Fiscalía 22 solicitó la absolución y así lo asumió el Tribunal. La Fiscalía además en pleno juicio pidió disculpas a José Cupertino por haber sido sometido a un proceso penal de manera injusta. El Tribunal, a su vez, ordenó una averiguación penal contra los funcionarios que sembraron la droga e instó a que se realizara una investigación administrativa.

Cuánto daño hicieron funcionarios corruptos a un humilde trabajador y su familia. Sabemos que son muchos los venezolanos y venezolanas que han sido víctimas de algún policía delincuente. Experiencias como la de Cupertino indican que es cada vez más urgente depurar los cuerpos policiales y fortalecer los procesos que se vienen desarrollando para reorganizar las policías y garantizar que recuperen la confianza de la ciudadanía. Nos enseña también lo importante que es no dejarse intimidar y acudir a las instancias correspondientes a denunciar los hechos de corrupción. No podemos generalizar y decir que todos los funcionarios y funcionarias policiales actúan de manera arbitraria y corrupta. Mi experiencia como instructor del primer contingente de egresados de la Policía Nacional me permitió constatar que hay policías decentes, dispuestos a contribuir a la transformación de los cuerpos policiales. Tarea difícil, pero no imposible.

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