Derechos para las parejas homosexuales en Venezuela y «revolucionarios» homofóbicos
Según nota de prensa de la Asamblea Nacional, que reproduce YVKE Mundial, «está casi listo el informe para segunda discusión del proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género, el cual establece las asociaciones de convivencia constituidas entre dos personas del mismo sexo».
Según nota de prensa de la Asamblea Nacional, que reproduce YVKE Mundial, «está casi listo el informe para segunda discusión del proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género, el cual establece las asociaciones de convivencia constituidas entre dos personas del mismo sexo».
De la misma nota, les dejo acá dos párrafos más:
«La parlamentaria [Romelia Matute] citó el contenido del artículo 8 de la ley que debate la AN en relación con esta materia: ‘Toda persona tiene el derecho a ejercer la orientación e identidad sexual de su preferencia, de forma libre y sin discriminación alguna. En consecuencia, el Estado reconocerá las asociaciones de convivencia constituidas entre dos personas del mismo sexo, por el mutuo acuerdo y el libre consentimiento, con plenos efectos jurídicos y patrimoniales’.
«De esta manera, una pareja homosexual unida legalmente podría compartir sus bienes, como apartamentos, automóviles y similares, y en caso de fallecimiento de uno de ellos, el sobreviviente tendrá derechos sobre los bienes comunes. La separación legal entre ambos, y la consecuente repartición de bienes, podría manejarse de forma similar a la separación entre una pareja o entre socios, y una persona homosexual podrá incluir a su pareja legal en seguros médicos, entre otros».
Es mi opinión que una iniciativa legislativa de esta naturaleza – que, confieso, desconocía por completo – debe ser no sólo celebrada por nosotros, sino también defendida firmemente. Ya vendrán los ataques de la Iglesia y – no lo duden un segundo – desde las propias filas «revolucionarias».
Valga la ocasión para plantear aquí algunas interrogantes absolutamente pertinentes: ¿hasta cuándo tendremos que aguantar las reiteradas manifestaciones de homofobia que, en nombre de la crítica a las figuras más censurables de los medios opositores, tienen lugar en algunos programas de Venezolana de Televisión? ¿Es que acaso el fin justifica los medios? ¿Acaso es necesario, para hacerle frente a la indignidad de algunos tristes personajes, recurrir a la ofensa de la dignidad de otros? ¿Acaso no es ésta una penosa práctica que nos hace cómplices del envilecimiento de la batalla de las ideas? ¿Acaso esta práctica no nos hace indignos a nosotros mismos? ¿Allí donde brilla por su ausencia la crítica inteligente, crecen como la mala yerba los chistes de mal gusto y las risitas cómplices, al mejor estilo de los peores programas de humor? ¿Debemos resignarnos a esta forma de hacer televisión?
Por lo que a mí respecta, cada vez que me cruzo con alguna de estas expresiones, cambio de canal o apago el televisor.
Ya lo decía Michel Foucault, homosexual, pero sobre todo una de las mentes más lúcidas del siglo XX:
«Por último, el enemigo mayor, el adversario estratégico… el fascismo. Y no sólo el fascismo histórico de Hitler y Mussolini – quienes tan bien supieron movilizar y utilizar el deseo de las masas – sino también el fascismo que se halla dentro de todos nosotros, que acosa nuestras mentes y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, desear aquello mismo que nos domina y explota».