Día decisivo para la insurgencia del pueblo hondureño
La burguesía hondureña que todavía cree que su golpe militar se puede salvar indemne, se está jugando una carta atroz, que solo refleja el miedo que le embarga. Ha cerrado todos los aeropuertos internacionales y nacionales del País. Los cierra y a través del canciller del gobierno instalado, Enrique Ortez informa: «Lo estamos notificando al mundo para que no vaya a morir un presidente de la República o que vaya a morir un hondureño simplemente por el capricho de una organización». El objetivo es no dejar entrar el avión donde viene el presidnte Mel Zelaya.
La burguesía hondureña que todavía cree que su golpe militar se puede salvar indemne, se está jugando una carta atroz, que solo refleja el miedo que le embarga. Ha cerrado todos los aeropuertos internacionales y nacionales del País. Los cierra y a través del canciller del gobierno instalado, Enrique Ortez informa: «Lo estamos notificando al mundo para que no vaya a morir un presidente de la República o que vaya a morir un hondureño simplemente por el capricho de una organización». El objetivo es no dejar entrar el avión donde viene el presidnte Mel Zelaya.
El miedo se lo produce los centenares de miles de hondureños que han tomado las calles, carreteras y hasta el mismo aeropuerto de Tegucigalpa y que han venido envalentonándose al punto que los cordones policiales se repliegan para evitar su derrota abierta ante el empuje de las masas. Se habla de dos batallones de soldados de la frontera que se han declarada en rebeldía frente al gobierno de facto. El sábado 4 de acuerdo a una información recogida por la web Aporrea “Se desata la alerta militar en Tegucigalpa por el despegue de un helicóptero militar a 400 km de la capital hondureña”. Ambas son señales de que la fuerza política de las movilizaciones de masas con llamados a las fuerzas represivas a rechazar al gobierno golpista y apoyar la restitución del hilo constitucional, ha empezado a mostrar sus efectos sobre la tropa y la baja oficialidad.
Como nos recuerda los días del 27F, cuando “los cerros de Caracas bajaron” y tomaron los comercios por asalto. Fueron los días de la semi insurrección popular, que periodísticamente y para restarle la connotación política que tenía, llamaron el caracazo. En aquellos días en ´Venezuela, las masas mostraron como se puede fracturar a los cuerpos represivos y eso que faltaba la dirección marxista revolucionaria con implantación en el pueblo, para que aquella fractura hubiese tenido la oportunidad de coger vuelo por toda la ciudad y alguna que otra ciudad del país.
La burguesía siente que el piso se le está moviendo una barbaridad y por ello prepara acciones “suicidas”. De acuerdo a la denuncia realizada por el gobierno nicaragüense, el gobierno de Micheletti está armando bandas de paramilitares para provocar una masacre en el pueblo y luego acusar a los gobierno que más le han adversado (Venezuela, Cuba y Nicaragua) de ser los responsables de la misma.
La información no deja de tener piso firme, pues ya es oficial que Roberto Micheletti, nombró como ministro asesor, a Billy Joya, recordado por coordinar y dirigir torturas y asesinatos en Honduras durante la los años 80, cuando integró el Batallón de Inteligencia -3-16- y fundó el Escuadrón elite de represión «Lince», de los Cobras siendo el primer comandante de esa agrupación de asesinos.
Decíamos en artículo anterior, que una salida represiva sangrienta no era una primera opción para el gobierno de Micheletti, pero que no se podía descartar, pues a veces, los gobiernos en estado de coma, hacen un último intento por evitar su caída. Seguimos sosteniendo lo afirmado y más cuando se multiplican los rumores de que varios funcionarios adeptos al régimen de facto, han abandonado el país, dejando a sus colegas con la “papa caliente”, pero claro está que en una situación como esta, no basta con creer cual puede ser la tendencia principal y hay que estar preparados para una variante como esa.
Un intento de lanzar una represión sangrienta sobre el pueblo y no solo la de detener y golpear a los dirigentes y a los manifestantes, sería un intento de cambiar cualitativamente la correlación de fuerzas que se ha establecido sobre el terreno y que si bien puede lograr que las masas retrocedan coyunturalmente, también puede y hay muchos elementos para apostar por esta otra situación, que las masas resistan y de manera organizada y preparadas respondan con milicias de autodefensa obreras y populares y entonces el ejército y otras fuerzas represivas se fracturen definitivamente dejando al gobierno colgado sobre nada.
Seguro estamos que los movimientos sociales y políticos revolucionarios ya están intensificando la propaganda sobre las bases de las Fuerzas Armadas y de la Policía con llamados a que no disparen contra el pueblo y se sumen al pedido de la restitución del hilo constitucional. Para que se deje entrar al presidente Mel Zelaya, además de preparar a las brigadas de orden para que se conviertan en brigadas de autodefensa, haciéndolas aprobar y surgir de las propias organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles y populares que han desarrollado tan hermosa actividad movilizadora en toda Honduras y que es el factor fundamental que ha provocado el creciente deterioro del gobierno, a pesar de que sigue contando con el apoyo del imperio norteamericano y de algunos centroamericanos como el costarricense.
Si el gobierno de facto logra impedir la entrada de Manuel Zelaya, el pueblo Hondureño tendrá que mostrar nuevas capacidades para alcanzar la victoria, evitando que las movilizaciones continuas sin concretizar su meta empiecen a desgastarse. Una respuesta puede ser la coordinación de las organizaciones de masas, mediante la elección de delegados electos democráticamente, revocables y rotativos que constituyan un gran Consejo Obrero Campesino y Popular, que aparte de continuar la lucha por el derrocamiento del gobierno de facto y la restitución de las libertades democráticas y de Zelaya en la presidencia, empiece a dar respuesta a los problemas que sufre el pueblo.
Si el gobierno de facto no logra impedir la entrada de Zelaya, lo haga este por el aeropuerto o lo haga por tierra con la ayuda de gobierno aliados y de la gran red de organizaciones populares que se han crecido y fortalecido en estos días de intensa movilización, la coordinación de todos los movimientos populares a través de un organismo representativo y democrático, también será una necesidad, sea para vigilar con el pueblo organizado a los golpistas, que aunque hayan sido derrotados en una batalla, no estarán paralizados ni desaparecerán de la escena política, hasta que el capitalismo siga existiendo, tal como se ha visto demostrado en la Venezuela bajo el gobierno de Chávez.
Parejo a esta labor de las fuerzas sociales revolucionarias hondureñas, los pueblos del mundo tenemos que redoblar nuestras movilizaciones con llamados, exigencias de que se rompa todas las relaciones diplomáticas y económicas con el gobierno de facto. Esta exigencia se extiende al gobierno de Obama, que sigue siendo a todas luces el principal sostén de los golpistas.
Lo que pase hoy domingo en Honduras va a ser muy importante y determinante de lo que vaya a pasar en los próximos días en Honduras. La victoria del pueblo hondureño está al alcance de su mano. Una victoria que será de ellos y de los pueblos que nos hemos puesto a su lado sin condición alguna.