EEUU parece «abandonar» a Zelaya
El verdadero rostro del imperialismo empezó a emerger este martes 8 de julio, cuando la Secretaria de Estado, Hillary Clinton mandatada por el Presidente Obama, dio un paso al costado al apoyar la negociación directa entre los golpistas y Zelaya, mediada por el Presidente de Costa Rica Oscar Arias.
El verdadero rostro del imperialismo empezó a emerger este martes 8 de julio, cuando la Secretaria de Estado, Hillary Clinton mandatada por el Presidente Obama, dio un paso al costado al apoyar la negociación directa entre los golpistas y Zelaya, mediada por el Presidente de Costa Rica Oscar Arias.
A los reformistas y nacionalistas burgueses que como el Presidente Chávez, intentaron sembrar expectativas en Obama, diciendo que supuestamente estaba confrontando a la ultraderecha de su país, hoy la realidad les da en la cara. Tenían patas cortas las falsas ilusiones cifradas en la existencia de imperialistas buenos e imperialsitas malos; burgueses buenos y democráticos, y burgueses malos y contrarrevolucionarios. Todos los explotadores se unen cuando se trata de defender sus intereses oligarquicos, como demuestra nuevamente el caso de Honduras.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, anunció el martes que el presidente de Costa Rica mediará en la crisis política de Honduras y por primera vez se abstuvo de mencionar que la posición de Estados Unidos entre los potenciales acuerdos era insistir en el retorno del depuesto presidente Manuel Zelaya al poder. Queda en evidencia el propósito del discurso ambiguo de Obama en el que llamaba «a todas las partes» a respetar la democracia hondureña: se trataba de preparar las condiciones para unas condiciones que favorecieran políticamente a los golpistas.
Zelaya dijo que aceptó la mediación del presidente Oscar Arias,
y lo mismo hizo en Tegucigalpa el presidente designado Roberto Micheletti, quien informó horas más tarde que los contactos ya se han iniciado, «pero, en ese diálogo, se da por sentado que el retorno de Zelaya no es negociable».
Micheletti adelantó que estaría el jueves en San José.
Antes del anuncio de Clinton, Micheletti había dicho a la estación radial HRN que Arias «tiene una conducta intachable y es un hombre con mucha credibilidad a nivel mundial».
La posición de Estados Unidos es así un giro brusco a la situación en Honduras. El presidente Barack Obama se deslinda de la reivindicación del retorno de Zelaya, que fue inicialmente planteada por la OEA en dos reuniones especiales de cancilleres la semana pasada.
«Esa es una mejor posición de la que teníamos hace 24 horas», dijo Ileana Ros-lehtinen, congresista republicana, luego de recibir en su oficina del Capitolio al ex presidente hondureño Ricardo Maduro. «Creo que es la posición correcta que tiene que adoptar el Departamento de Estado». Por si necesitara mayores demotraciones, queda en evidencia la continuidad entre la política de Bush y Obama.
Clinton dijo después de reunirse con Zelaya, «ahora que tenemos un proceso de mediación… no deseo prejuzgar lo que pueden acordar las partes. Hay muchos temas que tendrán que ser discutidos y acordados».
En San José, Arias adelantó que entre los temas de su mediación se incluiría una amnistía, lo que garantizaría la impunidad de los golpistas.
Zelaya no acompañó a Clinton en su presentación ante los reporteros, debido tal vez a que Obama había declarado en Moscú horas antes que defendía al presidente depuesto no por simpatía personal sino por principio de defensa de la democracia. A la entrevista de una media hora tampoco se permitió el ingreso de reporteros, de modo que no quedó siquiera una fotografía de Clinton y Zelaya juntos.
Cuando a su salida de la entrevista, un reportero le hizo notar a Zelaya que Clinton ya no mencionaba su retorno a la presidencia como parte de la solución, declaró: «No creo que Estados Unidos tenga un doble discurso», pero difícilmente Zelaya sea tan ingenuo como para creer sus propias palabras.
Clinton dijo en varias ocasiones que le había manifestado a Zelaya que «Estados Unidos apoya la restauración del orden constitucional democrático en Honduras», y que estaba todavía fluyendo la ayuda estadounidense, al gobierno de Micheletti, a quien calificó sin embargo como «presidente interino de facto», una extraña categoría apropiada al cinismo y la ambiguedad del gobierno de Obama.
Indicó que habló con Zelaya ampliamente para que el mediador fuera Arias, quien era, según dijo, «la persona natural» para ese papel no sólo porque tenía experiencia en esas misiones sino porque ganó el Nobel de la Paz justamente con su mediación en el conflicto salvadoreño.
Clinton dijo que habló directamente con Micheletti, e indicó que éste aceptó que Arias asumiera ese papel en el conflicto. De esta manera, el imperialismo sirve la mesa e impone las condiciones de la negociación.
El hecho también de que Clinton tratara directamente con Micheletti es un giro en la posición de Estados Unidos, que estaba siguiendo en el conflicto hondureño la posición de la OEA, que llegó incluso a suspender a Honduras como miembro del organismo. Su secretario general, José Miguel Insulza, se abstuvo de hablar con Micheletti alegando que no era un presidente legítimo. En cambio, los imperialistas, tratan directamente con los gorilas.
Insulza se entrevistaba más tarde con Zelaya en la OEA, una organización que el presidente depuesto había dicho apenas en junio que debería desaparecer. Zelaya dijo que el miércoles viajará a San José para la reunión con Arias y Micheletti.
Ese trato directo de Clinton con Micheletti echó igualmente por tierra las versiones de que éste tenía una misión oficial en Washington haciendo gestiones diversas en su nombre.
El ex presidente Maduro, a la pregunta de si era emisario de Micheletti, dijo: «No, no. Estoy hablando a nombre personal… de que Honduras requiere de una solución pacífica y legal».
Indicó que el miércoles, luego de una aparición vespertina en el Capitolio con algunos legisladores volverá a Honduras, donde vive.
Zelaya, un ganadero rico que se inclinó ligeramente a la izquierda y se alió al presidente venezolano Hugo Chávez, fue depuesto el 28 de junio. El argumento fue que se empeñaba en llevar adelante en las elecciones de ese día «una encuesta» para consultar si la población aprobaba colocar una urna extra en las elecciones generales de 2010, para consultar a los electores si deseaban la reforma constitucional.
Zelaya intentó retornar a Honduras el domingo en un avión venezolano que no pudo aterrizar debido al bloqueo con personal y equipo militar del aeropuerto de Tegucigalpa. Llegó más tarde a San Salvador donde lo esperaban los presidentes de Argentina, Ecuador y Paraguay.
El sábado, la OEA suspendió a Honduras de sus obligaciones en la organización al vencer el plazo de 72 horas que le dio a Micheletti para que ceda el cargo a Zelaya.