8 diciembre, 2024

EEUU: Todos contra Wall Street

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Los sindicatos están entrando en el lado de las protestas en «Ocupa Wall Street», una creciente alianza entre la izquierda y el movimiento de los trabajadores que puede llevar la lucha a una nueva etapa

Socialist Worker, editorial
Chicago, 7-10-2011
http://socialistworker.org
Traducción de Orlando Sepúlveda

El movimiento sindical está poniendo su peso detrás de Ocupa Wall Street–y la patronal toma nota de la mayor alianza entre la izquierda y el movimiento laboral desde las protestas contra la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en 1999.

Los sindicatos–«los agitadores con más experiencia de la ciudad», como Crain’s New York Business l puso–planearon un rally el 5 de octubre en Foley Square, cerca de City Hall, luego marcharon a Wall Street.

La entrada de los principales sindicatos a la lucha en Wall Street–de las gigantes filiales neoyorquinas del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU, por sus siglas en inglés), a los sindicatos nacionales Acereros Unidos (USW, en inglés) y Unión Nacional de Enfermeras (NNU, en inglés)–apunta a la posibilidad de que el movimiento Ocupa profundice sus raíces sociales. Varias luchas en curso–como la lucha contra las ejecuciones hipotecarias, contra empleadores rompe-sindicatos, o por construir un movimiento demandando trabajo para todos -se re-energizarán a partir de esta movilización.

Los dirigentes sindicales que tomaron la decisión de apoyar la protesta en Wall Street no sólo respondieron al llamado a la solidaridad con el movimiento Ocupa. Por muy importante que esto es, ellos además reflejan la ira de sus propios miembros de base por la pérdida de empleos, los recortes salariales y las reducciones en el gasto social–mientras la economía sigue empeorando, las corporaciones estadounidenses amasan ganancias récor, y el súper rico se enriquece aún más.

Esa ira es lo que está impulsando Ocupa Wall Street, que comenzó hace menos de tres semanas con cientos de, en su mayoría, jóvenes activistas que decidieron aglomerarse en el distrito financiero de Manhattan y acampar en Zuccotti Park–rebautizado Plaza de la Libertad, en honor de la ocupación de la Plaza Tahrir (Liberación) en Egipto–en Lower Manhattan.
La acción ha capturado la imaginación y simpatía de una gran cantidad de personas hartas de todos los diferentes aspectos de un sistema dirigido por el 1 por ciento de los súper-ricos, simbolizados por los banqueros y los especuladores financieros de Wall Street. En Plaza de la Libertad, Nueva York, las protestas y el debate político, veinticuatro horas del día, siguen creciendo, mientras activistas en otras ciudades han organizado sus propias acciones Ocupa.

En suma, Ocupa Wall Street se ha convertido en un faro para todo el descontento acumulado en EE.UU.

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El espíritu de lucha desplegado en Manhattan no salió de la nada. Estuvo además detrás de la sublevación en Wisconsin, el invierno pasado, contra ley antisindical del gobernador republicano Scott Walker, y ha podido ser visto en muchas otros lugares desde entonces: animando piquetes de huelga en Verizon en agosto, en los bloqueos de carga esquirol por los trabajadores portuarios la Costa Oeste, desafiando una orden judicial con los maestros en huelga de Tacoma, Washington, y más. Hay un nuevo aire de militancia, incluso entre los trabajadores organizados.

La atmósfera de rebeldía, sin duda, influyó en la junta directiva del Local 100 de los Trabajadores del Transporte de Nueva York para decidir apoyar Ocupa Wall Street–el primer sindicato importante en hacerlo. El Local 100 representa a unos 30.000 trabajadores de los autobuses y el metro, y tiene una historia de lucha, teniendo que soportar duras sanciones y multas por librar una huelga ilegal de tres días en diciembre del 2005.

Hoy en día, los líderes del Local 100 hablan de Ocupa Wall Street como una lucha de hermana. El presidente del sindicato, John Samuelson, explicó en una entrevista televisada por Countdown:

Creo que en gran medida, los manifestantes en Wall Street están cantando la misma canción, y lidiando la misma batalla, que nuestro sindicato ha luchado durante los últimos 18 meses…

Hay desesperación, creo, entre el pueblo y las familias obreras en este país, que la gente en el gobierno simplemente no entiende. Hay un montón de millonarios en el Congreso que no tienen ni idea–una gran cantidad de millonarios en la legislatura estatal, para el caso–que no tienen idea de lo que es tener que alimentar a los niños o pagar la matrícula o pagar una hipoteca. Hay un montón de gente en el gobierno que está fuera de toque.

Estas protestas, por un lado, han puesto de relieve la disparidad de riqueza en Estados Unidos que se ha desarrollado durante las últimas décadas. Creo que uno de los grandes beneficios del movimiento sindical entrando en esta lucha es traer es la capacidad de articular ese mensaje… en nombre de las familias obreras, ya sea sindicalizada o no.

La participación del movimiento laboral en Ocupa no se limita a la ciudad de Nueva York. Los miembros de base de los Maestros Unidos de Los Ángeles (UTLA, por sus siglas en inglés) se unieron a una organización comunitaria y al grupo Ocupa Los Ángeles para protestar un banco local. En Bay Area, los miembros de SEIU Local 1021 llegaron a Ocupa San Francisco durante los primeros esfuerzos del movimiento ahí. En Chicago, la dirección del Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, en inglés) mostró su apoyo a Ocupa Chicago, los activistas de Ocupa, a su vez, votaron a favor de apoyar un rally planeado con anterioridad para 10 de octubre, iniciado por los maestros y la SEIU.

Todas estas iniciativas son muy importantes para los sindicatos americanos, que, con algunas notables excepciones, tienen más de 50 años tratando de evitar el activismo izquierdista radical. Desde el inicio de la Guerra Fría, hasta después de la caída de la URSS, el anticomunismo aquí y en el extranjero fue central a la política del movimiento laboral estadounidense.

Este enfoque se había desvanecido para la década de 1990, y sindicatos en apuros tentativamente buscaron aliados en la izquierda, como los activistas del medio ambiente, en la lucha contra la globalización. Fue la alianza «Teamsters y Tortugas» que se formó en las protestas de 1999 contra la OMC en Seattle, reuniendo a decenas de miles de sindicalistas de base.

Desafortunadamente, la recién nacida coalición se derrumbó bajo la marea conservadora luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Casi todos los sindicatos importantes se alinearon en apoyo de la guerra de EE.UU. contra Afganistán, y algunos dirigentes sindicales pidieron la reactivación de la «asociación» entre trabajadores y empleadores (política sindical del era de la Guerra Fría) para ayudar en «guerra contra el terror».

Sin embargo, el respaldo al esfuerzo bélico dio peor que nada al movimiento sindical. La patronal siguió machacando a los sindicatos, eliminando los empleos en la manufactura y recortando los salarios–incluso durante los años de crecimiento económico en la década de 2000. Esto dejó a la clase obrera americana aún más vulnerables cuando comenzó la recesión a finales de 2007.

La respuesta de los sindicatos fue invertir dinero y recursos en la elección de Barack Obama en 2008, con la esperanza de que él liderara la batalla por una ley pro-sindical y aplicara políticas económicas para crear puestos de trabajo. Pero Obama, por supuesto, hicieron a los banqueros su prioridad.

Ciertamente, los líderes sindicales volverán a presionar a sus miembros para organizar a favor de Obama en las elecciones de 2012–esta vez no sobre la base de la esperanza de cambio, sino del miedo por la alternativa republicana.

Pero el apoyo sindical al movimiento Ocupa abre el camino para un más amplio activismo político dentro del movimiento obrero. La declaración del presidente de USW, Leo Gerard, puede ser usada en los sindicatos estadounidenses como la base para una resolución de apoyo al movimiento Ocupa:

El sindicato Acereros Unidos se solidariza con y apoya firmemente Ocupa Wall Street. Los valientes hombres y mujeres, muchos de ellos jóvenes sin empleo, que se han manifestado todo el día durante casi dos semanas en Nueva York están hablando por los muchos en nuestro mundo. Estamos hartos de la codicia de las empresas, la corrupción y la arrogancia que han infligido dolor a tantos, por tanto tiempo.

El movimiento laboral también puede ayudar al movimiento a enfocarse a ganar victorias concretas. Por ejemplo, las enfermeras del NNU–que también dedicaron recursos para la marcha laboral de 5 de octubre hacia Ocupa Wall Street–han estado organizando «Main Street» (una calle cualquiera en cualquier ciudad. N del T), una campaña que demanda un impuesto sobre las transacciones financieras.

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El apoyo sindical al movimiento Ocupa significa, sin embargo, algo más que recursos adicionales o grandes números en las marchas y manifestaciones. La participación de los sindicatos en la lucha crea el potencial de usar el poder social de los trabajadores para ganar importantes luchas inmediatas, así como la batalla a largo plazo por un tipo diferente de sociedad.

Considere la experiencia de las protestas laborales en el Capitolio estatal en Madison, Wisconsin. Fue un enfermazo masivo de los maestros en Madison–y luego en todo el estado–lo que transformó una sentada, en su mayoría, estudiantil en una completa ocupación del Capitolio, organizada por trabajadores y estudiantes por igual. Los líderes sindicales, en última instancia, recularon de usar el poder económico de los trabajadores para ganar esa pelea, concentrándose más bien en un esfuerzo por destituir los legisladores republicanos. Pero el potencial para ampliar la batalla estuvo cuando la huelga general seriamente se discutió entre los activistas sindicales.

El movimiento Ocupa ofrece una oportunidad similar para revivir y crear vínculos críticos entre el movimiento obrero y la izquierda–con el fin de tomar acción. Existe el potencial para movilizarse por conflictos importantes, como salvar los trabajos de 716 auxiliares de educación afectando en gran medida barrios pobres Negro y Latinos en Nueva York. El movimiento puede proporcionar un punto focal para militantes sindicales que pueden sentirse aislados en su sindicato o lugar de trabajo, y puede ayudar a revivir redes de activistas de base dentro y entre los sindicatos.

Para el casi 90 por ciento de los trabajadores sin sindicato, el movimiento Ocupa puede dar el impulso necesario para organizar sus propios centros de trabajo. Y todos los activistas sociales–sean miembros de sindicato o no–pueden desempeñar un papel crucial en construir el apoyo para el movimiento sindical en los enfrentamientos contractuales que se ciernen, como el de los maestros en Chicago y Los Ángeles, o los trabajadores de autobuses y metro de Nueva York.

En un momento en que la crisis económica, una vez más, tiene a los empresarios y políticos al borde del pánico, es importante para el movimiento de proyectar su propia visión de una sociedad basada en las necesidades humanas en vez del provecho económico. Los activistas necesitan discutir y debatir sus prioridades y estrategias a nivel local.

Pero también debe enfocarse en el gran prospecto-la reactivación de un movimiento obrero capaz de defender los intereses de todos los desposeídos, en su lucha contra el 1 por ciento.

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