El asesinato de Yuban Ortega es un crimen de este podrido Estado y su estructura represiva
Este primero de mayo ha llegado con la terrible muerte del dirigente estudiantil Yuban Ortega, quien falleció en la madrugada luego de largas horas de agonía, producto de un disparo efectuado por agentes de la Policía de Mérida. El 28 de abril en la tarde, el compañero presidente de la FCU del IUTE se encontraba protestando junto con estudiantes, profesores y empleados de esta institución, cuando los escopeteros de la Policía de Mérida comenzaron a disparar contra el interior del IUTE, hiriendo mortalmente en la cabeza a Yuban, e hiriendo levemente a otro estudiante.
Este primero de mayo ha llegado con la terrible muerte del dirigente estudiantil Yuban Ortega, quien falleció en la madrugada luego de largas horas de agonía, producto de un disparo efectuado por agentes de la Policía de Mérida. El 28 de abril en la tarde, el compañero presidente de la FCU del IUTE se encontraba protestando junto con estudiantes, profesores y empleados de esta institución, cuando los escopeteros de la Policía de Mérida comenzaron a disparar contra el interior del IUTE, hiriendo mortalmente en la cabeza a Yuban, e hiriendo levemente a otro estudiante.
No conformes con este criminal hecho, el día siguiente este cuerpo represivo bajo el mando de la Gobernación del estado Mérida arremetió contra las protestas estudiantiles que se efectuaban en la Escuela de Manejo de Emergencias y Acción Contra Desastres (MEACD) del IUTE, quienes manifestaban en solidaridad con Yuban Ortega. Y es que el lineamiento represivo de «candelita que se prenda candelita que se apaga» se aplica al pie de la letra en Venezuela cuando se trata de las luchas de los legítimos actores del proceso revolucionario.
El putrefacto Estado burgués se mantiene intacto, y pese a que se intenta hacer creer que se trata de cuerpos «socialistas y bolivarianos», los cuerpos policiales, la Guardia Nacional Bolivariana, y todas las instancias represivas y de inteligencia siguen al servicio del mantenimiento de la explotación capitalista y la opresión de nuestro pueblo. Por eso es que siguen siendo los verdugos que asesinan y reprimen a los estudiantes revolucionarios, a los campesinos, y a los obreros que luchan. Actualmente, además de que han sido asesinados más de 200 dirigentes campesinos por los terratenientes fascistas, hay más de 1500 campesinos procesados judicialmente por ocupar tierras ociosas. Recientemente en el estado Portuguesa fueron condenados un grupo de campesinos por luchar contra el latifundio.
Mientras que los burgueses reciben contratos estratégicos y hacen ganancias espectaculares, especulando con los precios y acaparando bienes, y por lo general al fascismo se le trata con guante de seda en sus guarimbas (hasta se le da una amnistía a los golpistas), los obreros reciben mano dura. En enero en la huelga de la Mitsubishi, dos trabajadores fueron asesinados por la policía a las órdenes del gobierno de Anzoátegui. La GN y las policías regionales han atacado a en estos últimos dos años a los trabajadores de Sanitarios Maracay, Sidor, La Planta de Reciclaje de Mérida, Alpina, los trabajadores de la Salud en Caracas y Miranda, Fundimeca, Enfermeras de Barrio Adentro, los sindicatos de la Asamblea Nacional, los trabajadores petroleros de Anzoátegui, entre muchos otros casos; dejando una estela de heridos y detenidos. Tres de los más insignes dirigentes obreros de nuestro país, Richard Gallardo, Luis Hernández, y Carlos Requena, fueron asesinados por sicarios y sus crímenes permanecen bajo el manto encubridor de la acción estatal.
En el ámbito estudiantil, también ha comenzado a sentirse el peso de la «alianza estratégica con la burguesía», que se traduce en represión para los revolucionarios y el pueblo, y ventajas económicas y políticas para la derecha. El año pasado la policía del estado Bolívar asesinó a Melvin Cepeda, estudiante de la ETI «Antonio Díaz», de un balazo en el pecho, por protestar exigiendo la apertura de un comedor. Las bandas de choque «rojas rojitas» del rector de la UNESR agredieron a los miembros del centro de estudiantes de esta institución en marzo de este año, dejando a varios heridos con fracturas y contusiones. Nuestro colectivo también ha sufrido las agresiones de los grupos estudiantiles gobierneros, quienes están en contra de la autonomía del movimiento estudiantil.
Por todo esto decimos que la muerte de Yuban Ortega tiene que ser denunciada como un crimen más de esta escalada represiva, que a nombre de la «gobernabilidad burguesa» aplasta las luchas e intenta disciplinar a los trabajadores, los estudiantes, las comunidades, y el pueblo revolucionario, para que no avance más allá de los estrechos límites de la política de conciliación de clases del gobierno. A los revolucionarios les decimos que ya es hora de deslindarse claramente de los represores, de los que promueven el falso «socialismo con burgueses y transnacionales». Para que las muertes de estos camaradas no sean en vano, necesitamos avanzar con banderas propias, con plena independencia política, por la construcción del socialismo revolucionario, para poner todas las palancas de la economía bajo control obrero y popular, para liquidar el latifundio, para acabar con la explotación de unos seres humanos por otros, y enterrar este odioso Estado que hoy sigue fungiendo como gendarme de la burguesía.
¡Viva el primero de mayo!
¡Honor y gloria a los mártires de la clase obrera y de la revolución!
¡Justicia para Yuban Ortega!
¡Con la movilización derrotemos la represión!
¡No a la alianza estratégica con la burguesía!
¡Por la autonomía revolucionaria del movimiento obrero y popular!