El delito, un producto necesario del capitalismo, su erradicación es tarea exclusiva del socialismo
… El socialismo reduce y elimina las causas que originan el delito,
otorgándole calidad de vida digna a la población, posibilitándole a su
… El socialismo reduce y elimina las causas que originan el delito,
otorgándole calidad de vida digna a la población, posibilitándole a su
vez desarrollo humano y espiritual. ¿Y esto como es posible?
Esencialmente a que se elimina la propiedad privada sobre los medios
de producción, el trabajo asalariado, las condiciones de inseguridad
sobre el trabajo, se socializan los beneficios entre toda la
población, y se otorga papel protagónico a la población en la atención
de las causas que originan el delito..
La protesta y exposición hipócrita que hacen los opinadores
mercenarios, así como la manipulación de empresas privadas de
información en Venezuela acerca de la inseguridad, en donde se
desvincula a este fenómeno del entorno social y económico en que se
desarrolla, atribuyéndosele al Gobierno Bolivariano la responsabilidad
por su surgimiento y de los altos niveles delictivos que se presentan
dentro de las comunidades, tiene un manejo ideológico acorde a los
intereses de la burguesía y de sus testaferros.
Abordaremos el delito común como generador de inseguridad social,
desde un punto de vista distinto al que tradicionalmente se le asigna,
vinculándolo estrechamente al sistema económico capitalista que lo
produce y la forma de abordar el mismo bajo la óptica de una sociedad
más justa y equitativa.
La visón burguesa acerca del delito común se ciñe estrictamente al
acto violento cometido por uno o mas individuos en contra de la
propiedad o de la integridad física a terceros y su solución es de
exclusiva responsabilidad del Estado, quien debe ejercer la violencia
legal para controlarla o erradicarla, quedando la comunidad a merced
de las medidas policiales y judiciales que se implementan para tal
fin.
Este enfoque toma por causa lo que en realidad es un efecto,
presentando al delito como: 1) una anomalía en el orden establecido y
2) su tratamiento es responsabilidad exclusiva del Estado quien debe
emplear para su control, el sistema jurídico diseñado para tal fin,
así como los medios materiales de represión (como los cuerpos
policiales, cárceles, etc.) con los que cuenta.
1) EL DELITO no es una ANOMALÍA, ES resultado necesario DE LA
EXISTENCIA DE LA PROPIEDAD PRIVADA Y DEL MODELO DE EXPLOTACIÓN Y
EXPROPIACIÓN EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA
La forma jurídica e ideológica que reviste la existencia y defensa a
la propiedad privada en una sociedad, define la forma como se trata el
delito dentro de ella. Durante la época feudal la propiedad privada
tenía su justificación en la ideología católica cristiana quien la
presentaba como un bien otorgado por dios al señor feudal y a los
jerarcas de la iglesia para su disfrute; el accionar en su contra era
un atentado en contra del orden establecido por ese dios y de los
representantes de este en la tierra. De allí que la sanción al
delincuente era un asunto no solo legal, sino preponderantemente
religioso.
Dentro del capitalismo la propiedad privada se presenta bajo la falsa
idea de que «es inherente a todos los ciudadanos», equiparando la
propiedad personal, en la mente del individuo, con la propiedad de los
Medios de Producción. De esta forma el delito se convierte en
«atentado contra la propiedad de toda la sociedad». Su castigo por
consiguiente es responsabilidad del Estado el cual debe: 1) garantizar
la existencia y permanencia de la propiedad privada; 2) tratar el
delito como actividad enajenada del individuo, en donde éste es un
infractor que se coloca por fuera del sistema de relaciones sociales
instituidas por el capital, como normas para ser acatadas por toda la
sociedad.
En ambas épocas (feudalismo y capitalismo) el delito se origina a
partir del modo de producción y de propiedad predominante, mostrándose
como respuesta individual, desesperada e instintiva a ese tipo de
propiedad y a las relaciones sociales surgidas de ella. La propiedad
privada predominante en el capitalismo no es la que se circunscribe al
uso y consumo personal inmediato, en donde el individuo se crea y
re-crea para el mantenimiento de sí mismo y de su especie; sino por el
contrario, es la que surge de la apropiación de los instrumentos de
trabajo del antiguo artesano, de la maquinaria, de los edificios y de
la concentración de trabajadores y capital en manos de pocos
individuos; ocasionando con ello que el producto generado por esta
organización productiva y su distribución se mantenga como propiedad
privada de disfrute exclusivo de los capitalistas.
Esta propiedad privada es un verdadero delito organizado en contra de
toda la sociedad, ya que se fundamenta en la apropiación forzosa de
los medios de producción y en la privación, para una gran parte de la
sociedad, del producto generado por dichos medios.
Una vez que se somete al individuo a la privación de los medios
necesarios, una vez que se le degrada a la más completa inhumanidad,
la única respuesta que tiene a la mano es la obtención forzosa de esos
recursos que le permitirán su sostenimiento biológico. De acuerdo a
esto, el delito se comete en primer término en contra de la propiedad
y como respuesta a esa privación individual; posteriormente como
atentado a otro individuo por la deshumanización que implica esa
privación, en donde éste no se reconoce en el otro como su igual, sino
que se enfrenta a aquel como un medio para alcanzar los recursos que
le son negados por la sociedad capitalista.
El origen del delito es de carácter estructural, es inmanente al tipo
de relaciones de propiedad, de producción y de intercambio que se dan
dentro de ella. La reproducción del capitalismo se presenta no sólo
como producción y distribución de mercancías, también, y esto es
necesario para la preservación del sistema, como reproducción de
individuos carentes de medios de subsistencia que se ven obligados a
venderse al capitalista, pero como no todos logran incorporarse al
sistema productivo –ya que este es incapaz de absorberlos en su
totalidad-, se origina una «masa» de desposeídos (ejército de reserva
los llamaba Marx) que no pueden garantizar en absoluto su existencia;
esta «masa» privada de todo medio de subsistencia se ve empujada a
saciar sus necesidades básicas de manera instintiva e inmediata; ya no
se le presentan a este sujeto opciones entre lo correcto o no, lo
deseable o no; ahora es un asunto de perentoria supervivencia del
individuo, del marginado, del execrado del disfrute de la riqueza que
produce la propiedad privada, obligándose a esa «masa» a delinquir.
El delito en un primer momento está constituido por individuos
producto de la miseria, que se encuentran acorralados, sin opciones,
que tienen como propósito único la obtención de medios para preservar
su existencia; en una siguiente instancia el capitalismo le imprime su
sello al introducir «mercancías» y relaciones de intercambio para
crear necesidades adaptadas a ese mercado. No es extraño que dentro
del ámbito del «delito organizado», determinados «artículos» sean
objeto de oferta y demanda como las drogas, las armas, los vehículos,
artículos electrónicos, incluso personas (el secuestro se ha
convertido en una empresa lucrativa por la cantidad de dinero que
moviliza); ya a este nivel el delito es tan rentable como el ejercicio
bancario o comercial; por definición, es ya un negocio de capitalistas
con la necesaria incorporación de brazos para la generación de
ganancias. Este «desarrollo capitalista del delito», incorpora a
individuos desclasados, personas que están excluidas del sistema de
relaciones sociales y económicas; como asalariados. Estos «empleados»
son los encargados de procurar las «mercancías» que son demandadas por
quienes invierten en el negocio del delito y que poseen de manera
cautiva un gran «mercado» a nivel mundial. Un ejemplo de esto es la
estimación que se hace en relación al trafico de drogas y el de armas
los cuales producen ganancias anuales mayores a los 9 mil 500 millones
de dólares.
El capitalismo produce y reproduce constantemente el delito: por una
parte genera las condiciones al privar de medios de subsistencia a un
número creciente de individuos, convierte la propiedad colectiva en
propiedad privada de una persona o corporación, privatiza el producto
generado por toda la sociedad, concentra la riqueza en pocas manos;
por la otra, el delito se desarrolla como negocio capitalista, su
pervivencia está signada por las mismas leyes de oferta y demanda del
mercado mundial e introducir a personas asalariadas para el
cumplimiento de las tareas delictivas. De ello se deduce que el delito
no es una anomalía, sino un producto necesario y complementario de la
dinámica del capital, al cual le incorpora, en un momento determinado
de su desarrollo, relaciones de mercado y de propiedad convirtiéndolo
así en un negocio rentable y sustentador del orden económico.
2) EL TRATAMIENTO DEL DELITO NO ES RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DEL
ESTADO. SU SOLUCIÓN ESTÁ LIGADA A CONDICIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES
MÁS JUSTAS Y EQUITATIVAS.
A. El Estado burgués es incapaz de controlar y erradicar el delito.
El Estado burgués monopoliza la respuesta al delito. Este acapara los
medios y la práctica represiva y de control, aplicándolos directamente
sobre el que delinque una vez que comete el acto, pero es incapaz de
entender y atender las condiciones que lo produce, porque el Estado
dentro del capitalismo, responde al mantenimiento de las condiciones
de reproducción de riquezas y privilegios para una minoría, marginando
al resto de la población.
En términos operativos, la presencia preventiva, represiva y de
control del Estado es inefectiva, debido a que esta no es sostenible
en el tiempo ni se manifiesta en todos los lugares posibles y
probables de delito. Este modo de actuar conduce a un callejón sin
salida, y la resolución del problema se aleja del horizonte de las
soluciones deseables. Este método es el que siempre se ha empleado
para abordar el problema delictivo: La exclusividad del ejercicio por
parte del Estado del control, la represión y el castigo.
B. Transformando las condiciones económicas y sociales se ataca la
raíz del delito
Una vez que se le devuelve al individuo la posibilidad de satisfacer
sus verdaderas necesidades y de controlar las condiciones de
producción y reproducción material y espiritual de su vida dentro de
la sociedad, en esa misma medida se estará atacando la raíz del
problema de la inseguridad y de la generación del delito.
La población debe erradicar las circunstancias que producen el delito,
para ello debe ponerse al frente del control de todo el proceso
productivo, de distribución e intercambio; así como de los mecanismos
de producción socio-cultural que forjan en el individuo los principios
éticos que estimulan su pleno desarrollo humano y la solidaridad como
conducta colectiva imprescindible. Los trabajadores como clase, son el
único sector de la población (por su constitución desde todos los
sectores del pueblo), que actúa en interés de toda la sociedad,
posibilitando que todos los habitantes de una región, ciudad o país
obtengan las condiciones necesarias para el disfrute de toda la
riqueza material y espiritual hasta entonces existentes.
Debemos darle un papel protagónico al pueblo trabajador, hacerlo
partícipe de las acciones que se puedan plantear a corto y largo plazo
en torno a ésta problemática. Este punto es de capital importancia.
Actualmente se está impulsando en todo el país la creación de los
Consejos Comunales, los Consejos de Trabajadores, de Estudiantes,
entre otros, como instrumentos organizativos que promuevan la
participación y coordinación de las actividades que se realizan dentro
de un ámbito determinado, dándose respuesta así a los problemas que
surjan desde dentro de las comunidades.
Dentro de las áreas de acción que se tienen diseñadas para los
consejos comunales, se debe privilegiar la creación de los Comités de
Seguridad Integral Comunal, donde el colectivo diseñe y ejecute, en
conjunto con los entes encargados de la seguridad nacional, las
medidas de atención comunitaria tendentes a modificar las condiciones
que propician el desarrollo del delito.
Estas medidas deben pasar por identificar y prestar solución a
aquellos pobladores en situación desfavorable y a las zonas con mayor
incidencia en el desarrollo del delito; medidas que cubran aspectos
habitacionales, laborales, de inserción social, de salud,
educacionales y hasta recreativos. No existe mejor proyecto de
seguridad que el diseñado por la propia comunidad, todos los elementos
necesarios para la planificación exitosa se encuentran contenidos en
el conocimiento práctico de los pobladores, trabajadores, estudiantes,
etc.
Como medidas a tener en cuenta están las referidas a la
transformación de las condiciones de infraestructura y urbanas: mejora
y mantenimiento de la iluminación de vías, calles, avenidas así como
de accesos y frente de casas, edificios, locales; las referidas a las
condiciones del transporte; las de los habitantes: como las alertas
para personas solas, y por sobre todas las cosas, incentivar el
conocimiento de todos los miembros que habitan en la comunidad como
medio de control social, este conocimiento existe de forma espontánea,
hay que estructurarlo para que sirva de elemento de auxilio y de
control social. De esta manera podemos incidir, con mucha certeza
sobre las condiciones socio-económicas de nuestros compatriotas,
evitándose o controlando, a lo inmediato las causas que generan el
delito.
Este nivel de participación comunitaria exige de parte de sus
miembros, el ejercicio de la solidaridad, el sentido de pertenencia a
la comunidad, la corresponsabilidad con el Estado. Sólo entendiendo
que no es un asunto exclusivo del Estado Nacional o de los gobiernos
regionales y/o locales, se puede desarrollar los mecanismos apropiados
para poner en práctica una gestión eficaz de los habitantes hacia su
entorno social, cultural y económico.
Se debe contemplar dentro de las políticas publicas y comunales la
incorporación del que delinque al entorno social (educación, trabajo
productivo, actividades artísticas) sin excluirlo, promoviéndose con
esto su desarrollo humano, hecho que se ha hecho evidente con la
implementación de la Misión Negra Hipólita, donde centenares de
compatriotas al ser tratados con dignidad, reconociéndoles sus
derechos sociales y atendidos en sus necesidades más perentorias, se
han incorporado socialmente y ayudan a su vez en el rescate de otros
seres que se hallan marginados.
Dentro del sistema capitalista se seguirá imponiendo el delito como 1)
acto individual o colectivo violento e inmediato por el apremio del
instinto de conservación biológico y 2) como negocio capitalista,
donde rige la ley de la oferta y la demanda, que necesita del trabajo
asalariado como sustento del modelo capitalista global.
La visión de que el delito se combate sólo con más policías y mejores
armas, responde a la concepción burguesa de actos desviados de la
norma social, en donde las condiciones sociales son presentadas como
justas y eficientes. La evidencia en contra la tenemos en países
(particularmente Estados Unidos cuyos niveles de inseguridad aumentan
día a día) con altos índices de desarrollo económico y policial en
donde el delito se presenta incontrolable y con altos signos de
economía de mercado, a la par que el acto violento se incrementan con
asombrosa velocidad, en proporción directa con un sistema judicial
implacable y hasta sanguinario.
El capitalismo no soluciona los conflictos que nacen de su seno, por
el contrario los acrecienta en la misma medida que crece la
concentración de capitales, la división del trabajo, la propiedad
privada de las corporaciones y transnacionales, y el intercambio
desigual en todos los órdenes de la vida social. Deshumaniza al
individuo al incorporarlo al sistema como mercancía, sujeto a las
leyes del mercado capitalista como cualquier objeto.
Debemos transformar las condiciones económicas, políticas y sociales
sobre las cuales se sustenta este régimen de producción; construir una
sociedad donde prevalezca el ser humano y donde las relaciones que se
impongan sean equitativas y justas; que se procure el mayor bienestar
posible a la inmensa mayoría de la población, que siempre es la más
desasistida.
El socialismo reduce y elimina las causas que originan el delito,
otorgándole calidad de vida digna a la población, posibilitándole a su
vez desarrollo humano y espiritual. ¿Y esto como es posible?
Esencialmente a que se elimina la propiedad privada sobre los medios
de producción, el trabajo asalariado, las condiciones de inseguridad
sobre el trabajo, se socializan los beneficios entre toda la
población, y se otorga papel protagónico a la población en la atención
de las causas que originan el delito.
Deben aprovecharse los ingresos que generan éstos medios de producción
(ya socializados), creándose programas que atiendan a todos aquellos
que han sido excluidos a lo largo de los años.
El principio de «a cada quien según su capacidad y a cada quien según
su necesidad» se hace realidad porque respeta la individualidad en la
producción social y atiende las necesidades de acuerdo a las
realidades de todos aquellos que conforman la sociedad.
De esta forma, y al no haber personas que se hallen desasistidas u
olvidadas por la sociedad y el Estado, las causas que generan el
delito se minimizan o desaparecen, con la participación de toda la
población.
Wilmer Ortuño, historiador*
Denny Ortuño, sociólogo*