El derrumbe del gobierno y el rol de la izquierda

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Por: Simón Rodríguez Porras*

 

Existe un consenso generalizado en torno a que las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre redundarán en una derrota política para el gobierno y que el voto popular irá mayoritariamente a opciones contrarias a la coalición del gobierno encabezada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Todas las encuestadoras dan un bajísimo nivel de apoyo al presidente Maduro, por debajo del 20%. También hay elementos en el discurso gubernamental que anticipan la justificación de una derrota en la votación general: el jefe de campaña del Psuv y alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, aseguró en una rueda de prensa que no se trata de una sola elección sino de alrededor de un centenar de elecciones, dando a entender que el gobierno podría ganar la mayoría de los circuitos electorales aunque no saque la mayoría del voto general. La consigna oficial de “ganar como sea” también refleja un alto grado de desesperación.

Las disposiciones de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, contrarias a la representación proporcional en la Asamblea Nacional, combinadas con un diseño favorable al gobierno de los circuitos electorales, pueden atenuar la derrota, pero en 16 años sería la primera vez que el gobierno pierde por amplio margen una elección nacional.

¿Por qué se produjo la ruptura con el gobierno?

Parece haber también una tendencia general a señalar como principal causa de la erosión de la base social del gobierno, a la estrepitosa crisis económica en la que se hunde el país, con una inflación que podría rondar el 200%, salarios destruidos, desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad, y perspectivas sombrías a mediano plazo debido al derrumbe de los precios petroleros.

Además del descalabro económico, hay una razón fundamentalmente política para esta ruptura de masas con el gobierno, y es que millones de personas desconfían de las explicaciones oficiales sobre las causas y la naturaleza de la crisis, al constatar que el principal responsable de la crisis es el propio gobierno, y que las medidas que adopta ante la crisis, como pactar con Fedecámaras despidos masivos, en realidad agravan las penurias de las mayorías empobrecidas.

En el discurso oficial, desde la caída de los precios petroleros hasta el desabastecimiento de medicamentos, todos son efectos de una guerra económica interna y externa contra el gobierno. Los candidatos del Psuv insisten en que la población no se debe dejar doblegar por quienes “producen” calculadamente la escasez, la inflación, y las largas filas para poder adquirir alimentos y otros productos.

Hay varias condiciones que impiden que semejante discurso tenga una amplia aceptación. Una de ellas es que se rompió el vínculo carismático que unía a la burocracia gubernamental con un sector importante de la población, luego del fallecimiento del presidente Chávez. Millones de personas ahora se percatan de que el gobierno está dirigido por una casta de nuevos ricos y corruptos, desvergonzadamente opulentos, a quienes la crisis obviamente no afecta y que de ninguna manera se pueden considerar “víctimas” de ella.

Más allá de la caída de los precios internacionales del petróleo, gran parte de la población está consciente de que la dependencia respecto de las exportaciones petroleras es hoy mayor que nunca, pues la producción agrícola e industrial está semidestruida. En mayor o menor grado, un sector creciente de la población está al tanto de que las empresas que fueron compradas por el gobierno se encuentran en una situación desastrosa, produciendo muy por debajo de su capacidad, y que el control de cambio y el otorgamiento de divisas subsidiadas a grandes empresarios y empresarios de maletín ligados al Psuv ha sido la fuente de una descomunal corrupción, que ha arruinado al país. De tal forma que ha sido la política económica del gobierno, dirigida a favorecer a la burguesía chavista ligada a sectores como el financiero y el comercio importador, la que ha llevado al país al desastre. Y que ante la crisis, el gobierno no hace nada por preservar el valor de los salarios, ni toma medidas que contrarresten el acelerado empobrecimiento de la población, sino que por el contrario adopta medidas regresivas como aumentar aceleradamente los precios de los alimentos y del transporte, y ir al extremo reaccionario de cobrar Impuesto Sobre la Renta a trabajadores que ganan apenas por encima del salario mínimo.

  

¿Cuál es el rol de la izquierda?

Hay quienes consideran que la principal tarea de la izquierda es evitar la derrota del chavismo para impedir un avance de la derecha tradicional. El error de esta postura está en ignorar que la ruptura de masas con el gobierno es un hecho irreversible, y que han sido políticas terriblemente antipopulares las que han generado ese rechazo. Políticas ante las cuales la responsabilidad de la auténtica izquierda es y será siempre la de oponerse y explicar su contenido. En ese contexto, la manera más eficaz de enfrentar el avance de la coalición de centroderecha, la MUD, es cuestionando desde la izquierda las mismas políticas que la mayoría de la gente correctamente repudia, y al mismo tiempo advirtiendo que el programa de la MUD apunta en la misma dirección antipopular del ajuste gubernamental, a tal punto que es probable que luego de las elecciones se den nuevos acuerdos entre el gobierno, la MUD y Fedecámaras para implementar de manera acelerada una profundización de medidas económicas regresivas. A la oposición de centroderecha hay que contraponer una oposición de izquierda.

Hay que denunciar la falsificación de las banderas socialistas por parte del gobierno, explicar que nunca se propuso sacar al país de su condición dependiente y semicolonial, y llamar a enfrentar tanto en las elecciones como luego de ellas al ajuste gubernamental.

Equivocadamente, algunas organizaciones de la izquierda independiente llaman a votar nulo o no han fijado posición sobre las elecciones. Los llamamos a rectificar y a sumar apoyos a los candidatos del Partido Socialismo y Libertad (PSL), quienes presentan en el marco de este proceso electoral el único programa para enfrentar la crisis que parte de oponerse al ajuste, y contempla medidas democráticas como la nacionalización de la industria petrolera, un aumento general de salarios y una reforma agraria para rescatar la producción de alimentos. Fortalezcamos esa alternativa de izquierda y preparemos la resistencia a las medidas económicas y antidemocráticas que con seguridad el gobierno, Fedecámaras, y los empresarios “bolivarianos” continuarán impulsando luego de las elecciones.

* Candidato a diputado de la Asamblea Nacional por el voto lista del PSL en el estado Mérida.

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