El fascismo al descubierto en Colombia: se revela espionaje del DAS a opositores
En un nuevo escándalo que pone al descubierto el carácter fascista del gobierno de Álvaro Uribe, se han publicado en Colombia documentos que comprometen a los organismos de inteligencia adscritos al DAS en el espionaje de políticos opositores, periodistas y jueces.
Para complicar aún más la situación del régimen uribista, se ha revelado que los equipos usados en la interceptación de las llamadas fueron entregados a Colombia por los EEUU y Gran Bretaña, a nombre de la lucha contra el narcotráfico.
En un nuevo escándalo que pone al descubierto el carácter fascista del gobierno de Álvaro Uribe, se han publicado en Colombia documentos que comprometen a los organismos de inteligencia adscritos al DAS en el espionaje de políticos opositores, periodistas y jueces.
Para complicar aún más la situación del régimen uribista, se ha revelado que los equipos usados en la interceptación de las llamadas fueron entregados a Colombia por los EEUU y Gran Bretaña, a nombre de la lucha contra el narcotráfico.
El embajador estadounidense en Bogotá, William Browfield, quien también fungió como embajador en Venezuela, reconoció que su país entregó parte de los equipos usados por el DAS para espiar ilegalmente a sus opositores.
«No tengo ningún problema en admitir eso, tengo orgullo de eso, porque humildemente, gracias a esa colaboración Estados Unidos y Colombia son países mejores», dijo Brownfield. «Si hay algo especial en esto, eso depende de las instituciones constitucionales de Colombia», añadió.
La revelación sobre las escuchas ilegales hecha por la revista Semana provocó la renuncia de Jorge Alberto Lagos, subdirector de contrainteligencia, y otros dos altos funcionarios del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que depende directamente del presidente Alvaro Uribe.
Según la denuncia, funcionarios del DAS interceptaron llamadas y correos electrónicos de políticos de la oposición, periodistas y magistrados que investigan el nexo de congresistas oficialistas con grupos paramilitares de ultraderecha. Gran parte del entorno del presidente Uribe se encuentra bajo investigación por su vinculación con estos grupos terroristas, cuyo financiamiento proviene del narcotráfico.
Entre los espiados estaría incluso el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, que no ha descartado presentarse a competir por la presidencia en 2010, cuando Uribe podría ser candidato a un tercer periodo, previa una modificación a la Constitución que ya ha sido propuesta por la coalición gobernante.
En el servicio de inteligencia funcionaban tres oficinas habilitadas para interceptar llamadas. Una de ellas, denominada «la sala amarillo trabajaba con entidades de inteligencia internacionales, que nos ayudan con equipos», declaró el director de la entidad, Felipe Muñoz.
Colombia es el principal receptor del continente de ayuda militar de Estados Unidos, que le ha entregado 6.000 millones de dólares para combatir a la insurgencia.
«Varias instituciones policiales de los Estados Unidos han colaborado con el DAS, en nuestros esfuerzos conjuntos y regionales», recordó el embajador Brownfield. El propósito de esa colaboración era atacar «el narcotráfico, la delincuencia internacional, el contrabando, el terrorismo y el movimiento de criminales y terroristas», declaró. Las últimas revelaciones acerca del uso de estos equipos demuestran que «terrorismo» y «narcotráfico» son parte del argot utilizado para justificar la persecución de la disidencia y la insurgencia en Colombia.
También el gobierno de Gran Bretaña ha entregado ayuda al DAS, aunque su representación diplomática mantuvo silencio sobre el tema.
El partido Liberal comparó esta situación con lo ocurrido en Perú durante el régimen de Alberto Fujimori y el espionaje implementado por su asesor Vladimiro Montesinos.
El director de ese partido, el ex presidente (1990-1994) y ex secretario de la OEA César Gaviria, pidió «firmeza» en la investigación para evitar que se repita el caso peruano, que fue «verdaderamente dramático y llegó a ser el más terrible aparato de corrupción que se conozca en la historia de las Américas».