El gobierno venezolano vende activos de PDVSA en el exterior
Durante la década de los años 90, PDVSA desarrolló una política nefasta de exportación de capitales, a la que llamó «la internacionalización del negocio petrolero». Miles de millones de dólares fueron invertidos para la compra y desarrollo de complejos refinadores en EEUU y Europa, bajo la excusa de asegurar la compra de petróleo venezolano, aunque en la práctica estas refinerías compraban gran parte del crudo a terceros países. Sin embargo, el remedio chavista es tan antinacional como la enfermedad cuartorrepublicana: la venta a precio de gallina flaca de los activos de PDVSA en el exterior.
Durante la década de los años 90, PDVSA desarrolló una política nefasta de exportación de capitales, a la que llamó «la internacionalización del negocio petrolero». Miles de millones de dólares fueron invertidos para la compra y desarrollo de complejos refinadores en EEUU y Europa, bajo la excusa de asegurar la compra de petróleo venezolano, aunque en la práctica estas refinerías compraban gran parte del crudo a terceros países. Sin embargo, el remedio chavista es tan antinacional como la enfermedad cuartorrepublicana: la venta a precio de gallina flaca de los activos de PDVSA en el exterior.
Lejos de abrir un debate nacional sobre el tema, la orientación del gobierno actual ha sido la de vender los bienes de PDVSA en EEUU y Europa a bajos precios. Mientras que en Venezuela, las transnacionales se pasean como Pedro por su casa, y ahora son copropietarias de los yacimientos petrolíferos, gracias a la constitución de empresas mixtas, en contratos hasta por 50 años.
Bajo esta orientación, ya se han vendido refinerías en Alemania, y plantas de asfalto en EEUU, a precios muy bajos, situación que contrasta con las «expropiaciones» realizadas en Venezuela, las cuales son pagadas a altísimos precios, para beneplácito de las empresas «expropiadas».
Citgo, filial de PDVSA en EEUU, propietaria de varias refinerías y estaciones de venta de gasolina, también está en la mira para su venta. De esta manera, con privatizaciones a precios «escuálidos», se cierra el horrible círculo de la «internacionalización» de PDVSA, comenzando con la exportación masiva de capitales y cerrando con el remate de las instalaciones a precio de gallina flaca. No obstante, y de manera contradictoria, PDVSA sigue exportando capitales, con la compra de una refinería en República Dominicana, la construcción de una refinería en Cuba, y otros negocios en el exterior. En la elaboración de la estrategia petrolera, no ha habido el menor asomo de un debate democrático con los trabajadores petroleros, o con la sociedad venezolana en su conjunto, todo ha obedecido a los dictados arbitrarios de la boliburguesía y la burocracia gubernamental.