6 noviembre, 2024

El militante revolucionario, o ser rico no es malo

Me decía mi hermano en estos días que un amigo psuvisado le comentaba refiriéndose a mí y algunos otros compañeros que no sabía si nosotros éramos chavistas o antichavistas, porque a veces nos manifestamos a favor de medidas y políticas del gobierno y otras veces las criticamos. Bueno a estos señalamientos y otros cargados de insultos e intentos de descalificación estamos acostumbrados. Lo hemos vivido durante 40 años, definitivamente nunca le hemos caído bien ni a los adecos vestidos de blanco ni a los vestidos de rojo.

Me decía mi hermano en estos días que un amigo psuvisado le comentaba refiriéndose a mí y algunos otros compañeros que no sabía si nosotros éramos chavistas o antichavistas, porque a veces nos manifestamos a favor de medidas y políticas del gobierno y otras veces las criticamos. Bueno a estos señalamientos y otros cargados de insultos e intentos de descalificación estamos acostumbrados. Lo hemos vivido durante 40 años, definitivamente nunca le hemos caído bien ni a los adecos vestidos de blanco ni a los vestidos de rojo.

Y es que los adecos siempre han sido cultores de la visión leninista de partido, no en balde se dice que AD es el partido más leninista en su estructura, y sobretodo de la tergiversación histórica concretada por Stalin: Líder Supremo- Buró Político- Partido- Pueblo. Bajo ese paradigma el comandante del proceso nunca se equivoca y la masa debe salir inmediatamente a defender fervorosamente la palabra o actuación de aquel.

Ahora bien, si por alguna razón el líder decide que se equivocó y resuelve todo lo contrario, entonces fiel a la disciplina partidista toda la militancia debe cambiar su argumentación y con el mismo fervor, o tal vez con mayor énfasis, defender la tesis contraria.

Un simple ejemplo es la defensa de connotados dirigentes del “Estado Mayor de la Revolución” a la bien llamada LEY SAPO, y luego estos mismos personajes cambian su posición cuando el presidente decide que se trata de una ley represiva. O cuando un ex ministro de finanzas que ayer criticaba una posible devaluación por ser una medida neoliberal inflacionaria y atentatoria contra la clase trabajadora, ahora se presenta alabándola porque va en beneficio del pueblo y en contra de las mafias de la burguesía.

Ciertamente, debemos andar faltos de entendimiento al no entender como es que una medida como esta nos beneficia y la canalla en toda su extensión, incluyendo el FMI aplaude. ¿Realmente es un ataque a la burguesía y una profundización del proceso revolucionario aumentarle del 10 al 30%, el porcentaje de dólares que los exportadores podrán retener sin vender al Banco Central de Venezuela? ¿Beneficia a los sectores populares autorizar a CADIVI para otorgar dólares preferenciales a 2,60 para que los empresarios cancelen su deuda externa?

Seguramente, alguno de los esclarecidos voceros oficiales señalará que Lenin también hizo una alianza con la burguesía como la expresada por el presidente el 11 de junio de 2008, cosa totalmente cierta pero que obvia que sólo unos meses después decretó la revolución del proletariado.

Acá, la militancia ha debido aceptar calladamente que sigan al aire canales de televisión como Globovisión, en permanente ataque a todo lo que huela a transformación; aún cuando el presidente aseguró que se cambiaría el nombre si no lo cerraba; y peor aún, recibe diariamente la deformante programación de Venevisión, producto del pacto con el promotor principal de los trágicos sucesos de abril de 2002, Gustavo Cisneros.

Para ser militante de esta revolución debe mantenerse silencio cuando se les entrega un millardo de bolívares a los empresarios en el año 2008, y aplaudir a rabiar cuando se nos dice que la crisis mundial no afectará al país. Todo aquel que asome aunque sea tímidamente, como puede ser eso posible si somos un país monoproductor, debe ser tachado inmediatamente de pitiyanqui, escuálido o cualquier otro adjetivo.

Por supuesto, para nada es revolucionario hablar sobre la crisis bancaria producida por una cuerda de choros devenidos en banqueros, con el apoyo del funcionariado gubernamental. O señalar que la gran banca obtuvo el lomito de los depósitos del dinero que los ahorristas tenían en los bancos intervenidos o cerrados. Y mucho cuidado con recordar que desde comienzos de este siglo y desde este lado de la acera, se alertó sobre la necesidad de realizar inversiones para evitar el colapso eléctrico que nos amenaza actualmente.

Por el contrario un verdadero militante de esta revolución debe aplaudir como foca y repetir como loro que se avanza a pasos acelerados hacia el socialismo, porque ya todos los ministerios se denominan del poder popular. Un verdadero militante de esta revolución debe entender que es necesaria la existencia de una vanguardia iluminada para conducir el proceso y que dicha vanguardia necesita movilizarse en lujosos vehículos, usar trajes equivalentes a cinco salarios mínimos o más, tener guardaespaldas para proteger sus valiosas vidas y por supuesto viajar en primera clase por el mundo, sin límites en el cupo de dólares y claro a 2,60.

Nada de andar preguntando que pasó con el flamante presidente de Empresarios por Venezuela, ni por los altos funcionarios colocadores del dinero del presupuesto en los ya mencionados bancos. Y mucho menos andar repitiendo el discurso de los extremistas y anarquistas que critican a nuestros amigos socialistas rusos y comunistas chinos. Cuidado con hablarle al pueblo sobre Marx, un tipo dogmático y pasado de moda; en vez de eso, expliquémosle las bondades de unirnos a la clase media y a la burguesía nacionalista para adelantar la sustitución de las importaciones y la diversidad en las exportaciones. Porque en definitiva camaradas, vamos a dejarnos de vaina, ser rico no es malo.

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