24 abril, 2025

El Papa viajará a Malta, mientras llueven denuncias contra curas pederastas alrededor del mundo

El Vaticano intenta barnizar propagandísticamente su deteriorada imagen, luego de que se hicieran públicos los abusos masivos en contra de menores en países de todos los contintentes por parte de sacerdotes católicos.

El Vaticano intenta barnizar propagandísticamente su deteriorada imagen, luego de que se hicieran públicos los abusos masivos en contra de menores en países de todos los contintentes por parte de sacerdotes católicos.

El Papa, Benedicto XVI, tiene previsto viajar a Malta, país del Mediterráneo de mayoría católica, cuya población también ha sido azotada por los abusos por parte de curas.

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, se negó a confirmar el martes si Benedicto se reunirá con las víctimas maltenses, pero no lo descartó. Afirmó que el pontífice está dispuesto a recibirlas «pero en un ambiente de meditación y reflexión y no bajo presiones de la prensa».

Desde que se confirmó que el Papa había encubierto a varios pedófilos, la Iglesia ha adoptado una actitud más agresiva frente al tema de los abusos, acusando a las víctimas de formar parte de una campaña anticatólica basada en «habladurías».

La jerarquía católica incluso lanzó acusaciones desesperadas contra los medios de comunicación, los masones y los partidarios del aborto y el casamiento homosexual, como supuestos conspiradores. Sin embargo, se trata de decenas de miles de víctimas, muchas de las cuales se abstuvieron de hacer la denuncia durante muchos años, precisamente debido a su filiación religiosa.

Las víctimas se han quejado desde hace tiempo de que el Vaticano nunca ha emitido normas universales para los obispos sobre el cuidado pastoral que deberían suministrar a las víctimas ni estrategias de prevención para asegurarse que los pedófilos no sean admitidos en el sacerdocio.

El papa Benedicto XVI siempre fue un partidario del encubrimiento de este tipo de crímenes, «por el bien de la Iglesia». Recientemente se ha divulgado una carta que firmó en 1985 antes de convertirse en el nuevo Pontífice, en la que se resiste a apartar del sacerdocio al cura estadounidense Stephen Kiesle, un pederasta.

El entonces cardenal Ratzinger dijo que «el bien de la Iglesia universal» debía considerarse cuando se trata de apartar a un sacerdote del sacerdocio.

Kiesle fue sentenciado a tres años de libertad condicional en 1978 tras haber sido hallado culpable de conductas ilícitas con dos niños menores en San Francisco, California.

El cardenal Ratzinger llegó a la dirección de la Congregación de la Doctrina y la Fe, que se encarga de revisar los casos de curas pederastas.

La diócesis de Oakland había recomendado la separación de Kiesle del sacerdocio en 1981, pero que eso no sucedió sino hasta 1987. El cardenal Ratzinger respondió que la separación de Kiesle del sacerdocio tendría una «grave importancia» y necesitaba ser estudiada con mucho cuidado.

El cardenal Ratzinger urgió en la carta «tanto cuidado paternal como sea posible», pero para Kiesle, no para sus víctimas.

Kiesle fue sentenciado a seis años de prisión en 2004, tras admitir que había molestado a una menor en 1995.

Recientemente se ha revelado el abuso sistemático contra menores por parte de curas católicos en Irlanda, Italia, Alemania, México, Noruega, Suiza y Estados Unidos, entre otros países. En una escuela de sordomudos en Verona, en el norte de Italia, 57 ex alumnos presentaron una demanda en la que explicaron que fueron abusados por un sacerdote que impartió cursos en esa institución de 1950 a 1980. Las denuncias hechas públicas suman ya decenas de miles de casos, y se presume que muchos abusos más han quedado en el silencio.

Varios críticos, incluso dentro de la propia Iglesia Católica, han llamado a revisar la institución del celibato y su relación con las conductas sexuales aberradas, como la pedofilia. «El celibato puede ser un estilo de vida que atraiga a personas que tienen una sexualidad anormal y que son incapaces de incorporar la sexualidad de modo normal en su vida», dijo en semanas recientes el Obispo auxiliar de Hamburgo, Hans-Jochen Jaschke.

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