El Presidente electo y la agenda laboral

La Agenda Laboral pendiente de soluciones, a mi modo de ver, tiene un espectro más amplio que los temas sobre los cuales se pronunciaron los candidatos presidenciales. Paso a enunciarlos brevemente.

La Agenda Laboral pendiente de soluciones, a mi modo de ver, tiene un espectro más amplio que los temas sobre los cuales se pronunciaron los candidatos presidenciales. Paso a enunciarlos brevemente.

Primero: la recuperación del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores no se logra con un incremento del salario mínimo ni con un aumento general de los salarios si no se controla el desabastecimiento y la inflación. Ambos flagelos son el resultado de que Venezuela importa cerca del 60 % de sus necesidades de alimentos y demás bienes necesarios y le entrega sus divisas petroleras en un monto que ronda los 60 mil millones de dólares anuales a otros países desde EEUU hasta Rusia. Hasta de Turquía vienen los jabones de baño con los que aseamos nuestros cuerpos. De modo que si no hay un impulso y recuperación de la producción nacional de bienes y servicios, los ajustes salariales y de las pensiones ofrecidos serán vanos.

Segundo: El salario social, considerado éste como el acceso a bienes y servicios de bajo costo, puede complementar al salario monetario, que es el dinero que el trabajador percibe por su prestación de servicios. El salario social, que es la parte del salario que se ahorra para prevenir el futuro, tiene que ver con la Seguridad Social Integral, y ésta con la Ley de Pensiones, el mejoramiento del Seguro Social como institución dispensadora de salud, con la educación y adiestramiento de la fuerza laboral, y la construcción de viviendas en cantidad suficiente y de óptima calidad para beneficio de miles de familias de los trabajadores que carecen de un vivienda digna.

Tercero: la negociación y firma de los contratos colectivos vencidos así como el pago del cuantioso pasivo laboral que el Estado tiene con sus trabajadores.

Cuarto: El desestimulo al paralelismo y la violencia sindical imperante, así como a la investigación y enjuiciamiento de las bandas de sicarios que ajustician impunemente a trabajadores y dirigentes sindicales.

Quinto: el cese de la criminalización de la protesta laboral haciendo cesar la infame política de judicialización de los conflictos laborales al margen de la solución pacífica y negociada de los mismos.

Sexto: el respeto a la autonomía de los sindicatos frente a los patronos, partidos políticos y gobierno de turno definiendo con claridad las funciones de los Consejos de Trabajadores.

Y más allá de esta Agenda, los trabajadores venezolanos deben construir en forma democrática, de abajo hacia arriba, un poderosa y unificada Central Nacional de Trabajadores que la dote de una vocería legitimada para participar en el Diálogo Social Nacional.

Finalmente, si los trabajadores aspiran a gobernar la sociedad, deben profundizar sus esfuerzos por construir un Movimiento Político-Social que participe en la lucha por el poder político, con su propio perfil e intereses.

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