El PSL ante la muerte de Fidel Castro y la lucha por retomar las banderas del Che

Chavez y Fidel

Por: Partido Socialismo y Libertad (PSL)

El anuncio de la muerte de Fidel Castro ha generado un gran impacto mundial. Como jefe del Movimiento 26 de Julio, fue quien condujo junto al Che Guevara, la revolución cubana de 1959 que derrocó al dictador Fulgencio Batista, constituyéndose en un ejemplo para los revolucionarios y luchadores del mundo.

Aunque como socialistas revolucionarios hemos tenido serias discrepancias con las políticas de Fidel Castro y de la dirección del PC cubano, repudiamos todas las expresiones de los reaccionarios del mundo, en especial de los exiliados cubanos en Miami y de Donald Trump, que salieron a festejar su muerte.

El Fidel con el cual todos los luchadores antiimperialistas y socialistas se identifican es el que junto al Che y Camilo Cienfuegos, encabezó el triunfo del pueblo que aplastó a la dictadura de Batista en enero de 1959. Al Fidel de la reforma agraria, al que rompió con el imperialismo yanqui y expropió a las multinacionales del azúcar y el petróleo, así como a la burguesía y a los terratenientes cubanos. Todas estas fueron medidas que posibilitaron que el pueblo cubano pasara a gozar de amplias conquistas sociales en salud, vivienda y educación, entre otros avances.

Al que recuerdan los luchadores en todo el mundo es al Fidel combatiendo la invasión yanqui en Playa Girón y al que en la segunda declaración de la Habana de febrero de 1962, declaró el socialismo en Cuba y dijo que “el deber de todo revolucionario es hacer v la revolución”.

Entre 1959 y 1962, años álgidos de la revolución, de la crisis de los misiles, y de enfrentamiento al imperialismo, se puso en evidencia que era posible comenzar a transitar el camino de la revolución socialista en América Latina, ligándose estrechamente las conquistas sociales democráticas (soberanía e independencia nacional, vivienda, salud, educación) con tareas propiamente socialistas (expropiación de la burguesía y el imperialismo), sin seguir la receta estalinista soviética de la “revolución por etapas”.

Pero lamentablemente existió otra faceta de Fidel Castro que no podemos dejar de señalar al momento de su muerte. Sabemos que esto puede incomodar a miles de luchadores que aún siguen creyendo en él, pero debemos decirlo por la calle del medio.

El curso revolucionario que hemos descrito se truncó por el acuerdo de Fidel Castro con la burocracia del PC de la Unión Soviética. Fue precisamente esta relación privilegiada con la URSS lo que produjo las desavenencias del Ché Guevara con la política que en el terreno económico proponía la burocracia estalinista del Kremlin, y que lo llevó posteriormente a irse de Cuba.

Desde mediados de la década del 60, Fidel aceptó la política estalinista de “coexistencia pacífica” con el imperialismo, abandonando la política del Che, de extensión de la revolución socialista a América Latina y al mundo.

Desde entonces, y ya con el Ché Guevara en Bolivia, Fidel Castro pasó en los hechos a jugar un rol de freno al avance de toda revolución, consolidándose un régimen burocrático y totalitario de partido único que aún perdura, donde se han cercenado todas las libertades democráticas.

Cuando el pueblo de Checoslovaquia en 1968 se levantó contra la dictadura del estalinismo, Fidel apoyó la invasión de los tanques rusos que ahogaron en sangre aquella revolución antiburocrática.

En Nicaragua, cuando en 1979 se derrotó al dictador Somoza, Fidel apoyó que los sandinistas formaran gobierno con los burgueses antisomocistas y no avanzaran en medidas de expropiación, aconsejando «no hacer de Nicaragua otra Cuba».

En su discurso en el acto conmemorativo del vigésimo quinto aniversario del asalto al cuartel Moncada, pronunciado el 26 de julio de 1979 en la ciudad de Holguín, pocos días después de la toma del poder por los sandinistas, dijo: “Por eso a las afirmaciones o a los temores expresados por alguna gente con esas intenciones, de que si Nicaragua se iba a convertir en una nueva Cuba, los nicaragüenses le han dado una magnífica respuesta: ¡no, Nicaragua se va a convertir en una nueva Nicaragua!, que es una cosa muy distinta”.

Los revolucionarios venezolanos no podemos olvidar que por aquella época Fidel Castro mantenía estrechas relaciones personales y políticas con Carlos Andrés Pérez, dirigente de Acción Democrática. En el discurso que mencionáramos antes, Fidel elogió el papel de CAP hacia Nicaragua, y posteriormente fue uno de los invitados a la proclamación para su segundo período presidencial en 1989. Cuatro años después, fue uno de los primeros presidentes latinoamericanos en enviarle un mensaje a Carlos Andrés Pérez rechazando el golpe de Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992. En aquella ocasión le dijo a CAP: “Confío en que las dificultades sean superadas totalmente y se preserve el orden constitucional, así como tu liderazgo al frente de los destinos de la hermana República de Venezuela”.

Fidel y CAP

Más recientemente, Fidel avaló el falso «socialismo del Siglo XXI» de Chávez y Maduro, mediante al cual ambos presidentes han intentado hacer creer que en nuestro país se estaba «construyendo el socialismo», cuando se está haciendo todo lo contrario.

El chavismo mantuvo la estructura capitalista, entregó el petróleo a las transnacionales a través de las empresas mixtas, fomentando una nueva “boliburguesía”, enriquecida con todo tipo de negociados, aprovechando el control del aparato del Estado y la renta petrolera; criminalizando la protesta y hambreando al pueblo venezolano.

Durante los últimos años Fidel Castro y la dirección cubana avalaron los falsos “gobiernos progresistas” de Lula y Dilma en Brasil, Evo Morales en Bolivia, y los Kirchner en Argentina, los cuales aplicaron planes de ajuste contra sus pueblos, y hoy se hunden en medio de escándalos de corrupción.

Pero también al interior de Cuba se fueron liquidando con el paso de los años las conquistas sociales de la revolución, en el marco de un régimen de partido único, sin sindicatos autónomos, sin libertad de expresión y organización, donde no se tolera la más mínima disidencia.

Desde fines del siglo pasado se fue impulsando la política de confiar en los capitales extranjeros, abriéndose la economía cubana a las multinacionales canadienses y europeas. Hoy Cuba es un país donde los trabajadores apenas ganan 20 dólares, donde avanza rauda la restauración capitalista, la cual se profundizará con los acuerdos suscritos entre el gobierno cubano y Obama.

El Partido Socialismo y Libertad, integrante de la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, llama al pueblo y a los trabajadores cubanos a seguir luchando por retomar las banderas de la revolución del ´59 y el mensaje del Che, “revolución socialista o caricatura de revolución”. Apoyando su derecho a la organización independiente -sindical, estudiantil y política- contra el régimen de partido único.

Cuba necesita una nueva revolución socialista con democracia para el pueblo trabajador, que vuelva a ser el faro para los luchadores anticapitalistas y antiimperialistas de Latinoamérica y el mundo.

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