El pueblo egipcio se alza contra los militares, la revolución continúa

Por segundo día consecutivo, el pueblo egipcio ha tomado la emblemática Plaza Tahrir de El Cairo, para protestar contra el gobierno militar interino que surgió luego del derrocamiento popular de la dictadura de Mubarak. El poderoso proceso revolucionario que ya liquidó la dictadura proimperialista ahora tiene en jaque a los militares que asumieron la jefatura del Estado. Se trata de una colosal movilización que echó a huir a los representantes diplomáticos del régimen colonial sionista, y que por su contenido reivindicativo social y democrático no es controlado por los políticos islamistas burgueses. De hecho, tal y como ocurrió en las primeras semanas del levantamiento contra Mubarak, los Hermanos Musulmanes no apoyan las manifestaciones. La represión militar ha dejado centenares de heridos y al menos nueve muertos.

Por segundo día consecutivo, el pueblo egipcio ha tomado la emblemática Plaza Tahrir de El Cairo, para protestar contra el gobierno militar interino que surgió luego del derrocamiento popular de la dictadura de Mubarak. El poderoso proceso revolucionario que ya liquidó la dictadura proimperialista ahora tiene en jaque a los militares que asumieron la jefatura del Estado. Se trata de una colosal movilización que echó a huir a los representantes diplomáticos del régimen colonial sionista, y que por su contenido reivindicativo social y democrático no es controlado por los políticos islamistas burgueses. De hecho, tal y como ocurrió en las primeras semanas del levantamiento contra Mubarak, los Hermanos Musulmanes no apoyan las manifestaciones. La represión militar ha dejado centenares de heridos y al menos nueve muertos.

Los manifestantes exigen la inmediata salida del poder de los militares. En noviembre hubo varias jornadas de lucha similares, con un saldo de más de cuarentas personas asesinadas por parte de las fuerzas represivas.

Un edificio cercano al parlamento fue incendiado por el pueblo movilizado, mientras que los militares arremetieron contra los periodistas que cubrían los enfrentamientos en Plaza Tahrir, para impedir que se registraran los abusos represivos. Equipos de grabación fueron destruidos y varios periodistas detenidos.

Los militares están nerviosos y saben que el poderío de la movilización los puede barrer del poder, tal y como ocurrió en febrero con Mubarak.

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