17 julio, 2025

El sorprendente giro ‘conservador’ del presidente electo de E.U. Barack Obama

Han pasado 25 días desde su elección y hoy parece muy lejos de aquel candidato de corte liberal y proteccionista que prometió acabar con la guerra en Irak en 16 meses y hacer las paces con el mundo.

Han pasado 25 días desde su elección y hoy parece muy lejos de aquel candidato de corte liberal y proteccionista que prometió acabar con la guerra en Irak en 16 meses y hacer las paces con el mundo.

Además de renegociar acuerdos comerciales, inclusive con los países Nafta (México y Canadá).

De hecho, y como se preveía, la paloma se está convirtiendo en halcón. O, al menos, en un demócrata que está regresando al centro ideológico de su partido movido por las realidades políticas y geoestratégicas de la potencia mundial.

Aunque habrá que ver cómo gobierna -y eso solo arranca el 20 de enero del año entrante- la selección del equipo que lo acompañará en la Casa Blanca ofrece pistas muy claras en esta dirección: para su equipó económico se la jugó con ‘pragmáticos de centro’ que están a favor del comercio y que creen en la disciplina fiscal y la redistribución de ingresos a través de los impuestos.

Y para el delicado tema de seguridad nacional y política exterior se quiere rodear de generales de cuatro estrellas, veteranos de la CIA, e inclusive republicanos.

Esta semana, fuentes del equipo de transición del presidente electo anunciaron extraoficialmente que Obama pretende dejar en su cargo, al menos por un año, al actual secretario de Defensa y ex funcionario de la CIA Robert Gates. Un encopetado republicano nombrado por Bush en noviembre del 2006 para reemplazar al polémico Donald Rumsfeld.

Gates, pese a ser respetado por el grueso del partido demócrata, no es, ni mucho menos, un preferido del ala más liberal de esa colectividad política ni encaja con la promesa de «cambio» y distancia frente a la administración Bush que había ofrecido Obama durante la campaña.

En el vital cargo de Asesor de Seguridad Nacional -el hombre más cercano al Presidente en cuanto a política exterior-, Obama ha escogido al general Jim Jones, un imponente ex comandante de la Otan y de los marines, que mide 1,95 metros.

Si bien Jones ha criticado la guerra en Irak y la estrategia en Afganistán, es un hombre de armas y con muchas credenciales republicanas. De hecho, acaba de retirarse de la Cámara de Comercio de E.U. -de tendencia republicana y a favor de TLC-, y era asesor de Bush para temas de Oriente Próximo.

Y como Director Nacional de Inteligencia que dirige a la CIA y otras 15 agencias de inteligencia en el país- sonaba otro militar: el almirante Dennis Blair, ex comandante de las todas las fuerzas de E.U. en el Pacífico.

Complementando el equipo estará Hillary Clinton como secretaria de Estado. Aunque durante las primarias Hillary les apostó mucho a las bases más liberales del partido, es considerada una ‘demócrata conservadora’, particularmente en política exterior. En suma, un equipo nada ‘izquierdista’, por ponerlo de algún modo.

«Sin duda, no era lo que estábamos esperando. Qué mensaje le estamos enviando al mundo cuando escogemos a personas asociadas con la actual administración de Bush. Precisamente con lo que se quería romper», dice Phillip Bennis, del Instituto para los Estudios Políticos, con sede en Washington, y uno de los sorprendidos por el nuevo rostro que está mostrando Obama.

Pero las razones de Obama, por más que enfurezcan a sus seguidores, son pragmáticas y eran previsibles.

‘Necesita un equipo curtido y listo para gobernar desde el primer día’

«Obama -dice Steven Flanagan, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales- tendrá que concentrarse mucho en la crisis económica. Por lo tanto, necesita un equipo curtido y listo para gobernar desde el primer día. Además, en estos temas no se improvisa, y la experiencia, que Obama no tiene, es vital».

La idea con Gates, por ejemplo, es dar continuidad. O, al menos, evitar una costosa transición en una cartera que actualmente administra dos guerras (Irak y Afganistán) y lucha contra el terrorismo. Por eso se habla de solo un año en el cargo. Aunque si las cosas salen, bien podría quedarse más.

Algo similar se vio con la selección de su equipo económico, anunciado a comienzos de esta semana.

Tanto Timothy Geithner, en la secretaría del Tesoro, como Larry Summers, como su principal asesor económico, representan una escuela de pensamiento que definen en E.U. como ‘pragmáticos centristas’. Es decir, creen en la disciplina fiscal y el libre comercio -más del ideario republicano- pero con una gran dosis de intervención estatal para regular los mercados y promover el desarrollo.

Y a ellos se sumaría Bill Richardson, el probable elegido para la secretaría de Comercio.

Richardson, actual gobernador de Nuevo México, es considerado el ‘papá’ del Nafta pues, como congresista, fue el hombre que sacó adelante este tratado cuando el ex presidente Bill Clinton lo sometió a consideración del Legislativo en 1993, durante su primer período en la Casa Blanca.

Y lo siguió defendiendo cuando se postuló para la nominación del Partido Demócrata durante el ciclo electoral 2008, y pese al profundo malestar que causaba en las bases más liberales del partido.

De hecho, muchos hablan de una «contradicción», pues Obama ha escogido un equipo que se destaca por su énfasis en balancear la deuda (Summers fue el arquitecto del superávit fiscal que dejó Clinton), cuando Obama se verá obligado a gastar a manos llenas, si quiere reactivar la economía y sacar al país de la recesión.

El presidente electo trató esta semana de conciliar ambas esquinas al anunciar que si bien favorece un monstruoso paquete de gasto que hará énfasis en infraestructura y energía renovable -para crear más de 2,5 millones de empleos en sus primeros dos años-, sacará parte de la plata de una minuciosa revisión del presupuesto, eliminando todo aquello que no sea vital.

Los expertos creen que es imposible hacer las dos cosas a la vez -gastar y reducir el déficit- y ven a un Obama dedicando los primeros dos años a lo primero, y apretándose el cinturón de allí en adelante.

En cualquier caso, al menos en comercio, se trata de un equipo muy alejado del candidato que pintó los tratados comerciales como el ‘lobo del cuento’ y que prometió erguir barreras para evitar que el empleo siga migrando a otros países. Y esto es bueno para las aspiraciones del gobierno colombiano si, como se espera, el TLC queda pendiente para el año entrante.

Según David Axelrod, uno de los principales asesores del Presidente, no debe verse en las nominaciones que ha hecho Obama un cambio de dirección o el incumplimiento de sus promesas. «Sencillamente, quiere al mejor personal disponible como intérprete de sus ideas».

Puede ser. Pero es innegable que cuando el presidente pida consejos -y lo hará-, recibirá del insumo que acaba de comprar.

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