6 diciembre, 2024

Emilio Bastidas: «No iremos hacia el socialismo comprando empresas, sino colocando el aparato productivo en manos de los trabajadores»

A propósito del anuncio gubernamental de la decisión de expropiar a la multinacional Cargill, así como las medidas tomadas contra las arroceras de Polar y Primor, conversamos con Emilio Bastidas, coordinador de la UNETE de Aragua y dirigente del partido Unidad Socialista de Izquierda.

Laclase.info: ¿Podríamos decir que estas medidas son efectivamente anticapitalistas?

EB: Hay que ver si estas medidas se concretan, y bajo qué métodos se llevan a cabo, pues en el caso de otras supuestas nacionalizaciones, como la del Banco de Venezuela, las negociaciones se han extendido indefinidamente, y en casos como el anuncio de la expropiación de Sanitarios Maracay, la cuestión no ha pasado de ser una cortina de humo. Los socialistas revolucionarios decimos que estas medidas recientes, y las compras de empresas llevadas a cabo previamente por el gobierno, no tienen nada que ver con el verdadero socialismo, y más bien podría decirse que nos alejan de la perspectiva de la revolución, al fortalecer un modelo de economía mixta.

A propósito del anuncio gubernamental de la decisión de expropiar a la multinacional Cargill, así como las medidas tomadas contra las arroceras de Polar y Primor, conversamos con Emilio Bastidas, coordinador de la UNETE de Aragua y dirigente del partido Unidad Socialista de Izquierda.

Laclase.info: ¿Podríamos decir que estas medidas son efectivamente anticapitalistas?

EB: Hay que ver si estas medidas se concretan, y bajo qué métodos se llevan a cabo, pues en el caso de otras supuestas nacionalizaciones, como la del Banco de Venezuela, las negociaciones se han extendido indefinidamente, y en casos como el anuncio de la expropiación de Sanitarios Maracay, la cuestión no ha pasado de ser una cortina de humo. Los socialistas revolucionarios decimos que estas medidas recientes, y las compras de empresas llevadas a cabo previamente por el gobierno, no tienen nada que ver con el verdadero socialismo, y más bien podría decirse que nos alejan de la perspectiva de la revolución, al fortalecer un modelo de economía mixta.

Desde el punto de vista de los trabajadores, estas medidas no han significado ningún avance. A los hechos me remito, las cooperativas establecidas en Invepal y otras «empresas de producción social» liquidaron la organización sindical y se convirtieron en una perversa forma de tercerización laboral; mientras que en casos como Invetex o Rialca, el fracaso ha sido total, pues nunca se ha iniciado operaciones. La supuesta nacionalización de la Faja del Orinoco no fue más que una compra de acciones que convirtió a las transnacionales, antes contratistas, en socias de PDVSA en el negocio petrolero. Las compras de las cementeras presentadas con bombos y platillos, a estas alturas ni siquiera se han concretado, mientras que en el caso de Sidor, el gobierno incumple sus compromisos con los trabajadores, y al igual que la transnacional que antes controlaba la empresa, se niega a absorber a los trabajadores tercerizados.

Laclase.info: ¿Qué opinas de las dudas que han expresado los sindicatos del sector agroindustrial ante los anuncios del gobierno con relación a las arroceras?

EB: Con el panorama que estamos viendo, con todos estos antecedentes, es lógico que los trabajadores de las empresas arroceras vean con preocupación los anuncios del gobierno, pues no se ve por ningún lado la participación protagónica de los trabajadores en estos procesos. Los trabajadores de estas empresas no quieren verse desmejorados en sus beneficios contractuales, y hemos visto como el propio presidente Chávez critica las reivindicaciones que los trabajadores y sus organizaciones sindicales les han arrancado a la patronal a través de sus luchas, en el Metro o en las empresas de Guayana. Los trabajadores de las arroceras simplemente se están viendo en el espejo de los empleados públicos, los petroleros, eléctricos, o peor aún, las empresas gestionadas a través de cooperativas, donde el gobierno desconoce las contrataciones colectivas y ataca a los sindicatos. Las amenazas del presidente contra los trabajadores del Metro y de la CVG, de que si van a paro en defensa de las contrataciones colectivas y sus derechos, serán enfrentados con militarizaciones y con todo el aparato represivo y de inteligencia, aumentan la desconfianza de la clase obrera hacia el gobierno.

Laclase.info: ¿Entonces que actitud debe asumir la izquierda revolucionaria frente a estas medidas y estos métodos que has descrito?

EB: Debemos decirle con toda claridad a los trabajadores y al pueblo, que comprar empresas privadas y luego presentar esto como una medida que nos conduciría al socialismo es un engaño. Uno no puede abrirse paso al socialismo dándole más capital al capitalista, es una locura. Los tira y encoje entre el gobierno y las empresas “expropiadas”, son sólo rebatiñas por el control del mercado, entre el Estado capitalista, que está vivito y coleando, y los empresarios privados del sector alimenticio, mientras que la banca y los importadores, sacan ganancias exhorbitantes gracias a las permisivas políticas gubernamentales.

También rechazamos el método del gobierno de enfrentar a las comunidades populares con los trabajadores y sus organizaciones sindicales, tal como ocurrió en un cabildo abierto realizado en Guárico, dividiendo al pueblo trabajador y tratando de enfrentarlo, para que saquen provecho los burócratas y sus socios capitalistas. Nuestros verdaderos enemigos son los patronos, terratenientes y empresarios, tenemos que fortalecer siempre esa conciencia de clase, y no caer en las manipulaciones y las trampas del reformismo gubernamental.

Nosotros no estamos contra las verdaderas expropiaciones revolucionarias, es más, estamos por el control obrero y popular de la producción de todas las empresas.

Hay que pasar a Cargill, Arroz Primor, las arroceras del Grupo Polar y todo su oligopolio agroindustrial, las empresas de Alfonso Rivas y Cía, fábricas, en fin, todos los grandes medios de producción, así como la banca y el comercio, a manos de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, comités de fábrica, y a las comunidades organizadas. Para los socialistas revolucionarios este proceso de control obrero de las empresas, debe priorizar el reconocimiento de todos los contratos colectivos y beneficios logrados por los trabajadores, y nunca en su menoscabo.

Es evidente nada de esto lo va a realizar este gobierno, y no porque algún individuo no lo quiera, por una conspiración de una misteriosa derecha endógena, ni nada por el estilo. No lo puede hacer este gobierno por la condición de clase de su dirigencia. Por ello es necesario que los trabajadores y el pueblo, además de continuar su actividad en las organizaciones de base, se organicen políticamente en un partido revolucionario, verdaderamente socialista y democrático, que luche por el socialismo sin patronos, burócratas, empresas mixtas ni corruptos.

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