El 2020 será el de la derrota del paquete de ajuste hambreador del gobierno

Partido Socialismo y Libertad

En el 2019 los trabajadores retomamos la lucha.

La crisis económica y social más brutal conocida por el pueblo venezolano en su historia, sigue abatiéndose contra los bolsillos depauperados de los trabajadores y trabajadoras. Mientras tanto el gobierno de Maduro continúa aplicando un drástico paquete de ajuste que en el 2018 denominó Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica.

El gobierno responsabiliza de la tragedia que vivimos los venezolanos y venezolanas que dependemos de un salario, a una supuesta guerra económica, impuesta por el imperialismo a través de las sanciones decretadas por el gobierno de Trump.

No obstante, la más descomunal extracción de plusvalía lograda por una burguesía en el mundo capitalista, padecida por las trabajadoras y trabajadores venezolanos, comenzó hace por los menos 5 años. Sin duda, las calamidades del pueblo se han agravado desde este año con las sanciones impuestas por Trump a nuestra economía, y en particular a la industria petrolera. Pero es necesario afirmar que la destrucción de la economía; de toda nuestra infraestructura -incluyendo a Pdvsa y las empresas básicas-; la liquidación lisa y llana de los salarios, de las contrataciones colectivas e innumerables beneficios conquistados durante años a través de la lucha, no es consecuencia  de las sanciones. Han sido las políticas económicas de Chávez, y ahora de Maduro, dirigidas a beneficiar a sectores empresariales y transnacionales, los que han destruido el nivel de vida de la mayoría del pueblo trabajador.

A la par de este brutal ajuste que persigue descargar la crisis sobre el pueblo trabajador, el gobierno se apoya en los organismos de seguridad del Estado para perseguir y criminalizar a todos los que luchan, a los que se oponen o disienten del gobierno. Con la represión el gobierno busca limpiar el camino de obstáculos para aplicar su paquetazo.

Y se prepara para convocar a elecciones parlamentarias en el 2020, con el aval de un sector de la oposición patronal para distraer, granjearse una imagen internacional de democrático y terminar de controlar la única institución del regimen que no está a su servicio.

Guaidó se hundió en medio de la corrupción y el fracaso golpista

En enero del 2019, muchos trabajadores, jóvenes y sectores populares tuvieron expectativas en Juan Guaidó y los partidos de la Asamblea Nacional. Sin embargo, a casi un año de la llamada Operación Libertad y de la autoproclamación de Guaidó como presidente encargado, aquellas expectativas naufragaron en un mar de casos de corrupción; dilapidación de los recursos de la ayuda humanitaria; alianzas perversas con paramilitares puestas en evidencia en fotografiás que recorrieron las redes sociales; divisiones y peleas entre los partidos y dirigentes de la oposición patronal, muy bien aprovechadas, por cierto, por el gobierno, quien organizó su propia “oposición” a la medida de sus intereses.

Detrás de Guaidó se ocultaba la intención de propiciar un golpe de Estado, llamando a los militares a sublevarse contra Maduro. La demostración de esto fue la pantomima de golpe de Estado del 30 de abril, que se hundió en el total fracaso. El único resultado de esto fue la deserción de algunos militares, guardias nacionales y policías que luego fueron abandonados a su suerte en hoteles en Cúcuta, mientras los responsables de su manutención -militantes de Voluntad Popular- se “rumbearon” los dólares que le suministraba el imperialismo.

En su oportunidad desde nuestro periódico Voz de los Trabajadores advertimos que nada bueno podíamos esperar de aquellos cantos de sirena, auspiciados por Estados Unidos y el reaccionario gobierno de Ivan Duque en Colombia. Siempre dijimos que debíamos confiar en nuestra propias fuerzas. En la movilización masiva y unitaria de las trabajadoras, trabajadores y el conjunto del pueblo.

El golpismo de Guaidó y el imperialismo eran la cara visible de su rechazo a la movilización. La oposición patronal no quiere que se repita una sublevación similar a la del 2017. Al igual que el gobierno, le tienen terror a la acción independiente de los trabajadores y el pueblo. Por eso adoptaron una política que exhortaba a los militares a sublevarse. Incluso, reactivaron el Tiar, instrumento imperialista de la época de la guerra fría, y hasta enarbolaron la posibilidad de una intervención militar.

Los trabajadores y trabajadoras retoman su movilización independiente

En la medida que Guaidó se hundía y los problemas de los trabajadores continuaban exacerbándose, comenzó un incipiente reanimamiento de la lucha por salario, en defensa de las contrataciones colectivas, contra el memorando 2792. En el caso de los petroleros, contra los salarios de hambre, contra el factor de equilibrio 9030 y en defensa de la salud.

Un grupo de dirigentes y corrientes sindicales, entre las que participa nuestra corriente sindical C-cura, impulsamos la conformación de una agrupación amplia llamada Trabajadores en Lucha, y desde allí, diversos sectores impulsamos la unidad de acción con otras corrientes como la Coalición Sindical y 100% Sindical.

Los docentes mostraron el camino

En ese marco, los docentes asumieron la vanguardia de la lucha, especialmente desde diciembre con el regreso a clases después de vacaciones. Maestras y maestros mostraban que el único camino posible para lograr derrotar el paquete de ajuste del gobierno es el de la lucha, la movilización independiente respecto a Guaidó y los partidos patronales. Creyendo en nuestras propias energías, sin esperar mesías ni supuestas “ayudas externas”.

Sin embargo, el poderoso movimiento de los docentes tuvo el obstáculo de las direcciones burocráticas del magisterio, encabezadas por Acción Democrática.
Todos los paros nacionales realizados fueron impuestos por la base en las asambleas y zonales realizados, todo a contracorriente de la burocracia sindical adeca, que retrasaba los paros, no llamaba a acompañarlos con la movilización de calle, y siempre buscó negociar con el gobierno.

El año 2019 termina en medio de una ilusión de recuperación económica, que el gobierno se ha encargado de difundir, y que se ve con más claridad en Caracas. La realidad es que los que vivimos de un salario seguimos padeciendo las consecuencias brutales de la crisis y el paquete de ajuste hambreador del gobierno de Maduro. Sólo una muy pequeña parte de la población, con acceso a dólares, se beneficia de bodegones, venta de cocadas y restaurantes, mientras la mayoría de la población sigue pasando hambre. En el interior del país la crudeza de la crisis se evidencia en las largas colas para adquirir gasolina, en la escasez de gas, la falta de agua, en los continuos apagones, que ya son comunes en la Gran Caracas, y el desastre del transporte público.

Hay que seguir el ejemplo de Ecuador y Chile

En el 2020 tenemos el reto de derrotar el paquetazo de Maduro con la movilización masiva en las calles del país. Sin depositar ninguna confianza en los partidos patronales de la Asamblea Nacional. Debemos seguir el ejemplo de los trabajadores y pueblos de Ecuador, Haití, Chile, y otros países del mundo, que hoy están sublevados en una oleada revolucionaria mundial contra los paquetes de ajuste que aplican los gobierno capitalistas y patronales.

Tenemos la responsabilidad de seguir impulsando un gran movimiento por la unidad de acción para luchar contra el paquete, y desde allí unir los que luchan para construir un partido socialista revolucionario.

Hay que seguir el ejemplo de las maestras y maestros venezolanos, quienes deben retomar la lucha en enero, pasando por encima de sus burocracias sindicales que se niegan a luchar.

Los trabajadores y trabajadoras venezolanas debemos vernos en el espejo de Ecuador, Haití y Chile para derrotar el paquetazo de Maduro e imponer un Plan Económico Obrero y Popular Alternativo que incluya un salario igual a la canasta básica indexado mensualmente, en defensa de los contratos colectivos, para derrotar el memorando 2792, y por medidas de fondo como el no pago de la deuda externa, que el petróleo sea 100% estatal sin empresas mixtas ni transnacionales, por la confiscación de los bienes de corruptos e importadores fraudulentos en la perspectiva de luchar por un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo.

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