7 diciembre, 2024

¡En Guayana se libra una pelea decisiva para toda la clase trabajadora venezolana!

Las empresas básicas y la industria minera en el Estado Bolívar han sido convertidas en un perverso laboratorio capitalista: desnacionalización y privatización de las empresas a través de las ventas a futuro y asociaciones estratégicas con gobiernos extranjeros y transnacionales. Para imponer este plan macabro, el gobierno pretende aplastar a las organizaciones sindicales y criminalizar toda expresión de lucha. A esto se suma el uso engañoso de un lenguaje supuestamente socialista, para camuflar la política antiobrera oficial.

Las empresas básicas y la industria minera en el Estado Bolívar han sido convertidas en un perverso laboratorio capitalista: desnacionalización y privatización de las empresas a través de las ventas a futuro y asociaciones estratégicas con gobiernos extranjeros y transnacionales. Para imponer este plan macabro, el gobierno pretende aplastar a las organizaciones sindicales y criminalizar toda expresión de lucha. A esto se suma el uso engañoso de un lenguaje supuestamente socialista, para camuflar la política antiobrera oficial.

Recordemos aquel discurso antiobrero de marzo de 2009 del Presidente Chávez desde Ciudad Piar, en el que pidió a los organismos de seguridad del Estado que vigilaran, persiguieran y criminalizaran a aquellos dirigentes sindicales que promovieran la movilización de los trabajadores para defender sus derechos. Siguiendo ésta orden presidencial, las autoridades encarcelaron a Rubén González por desarrollar una huelga legítima, manteniéndolo como rehén político del gobierno durante más de un año, con el propósito de escarmentar y atemorizar a la clase trabajadora guayanesa y venezolana.
Todos los discursos gubernamentales sobre la recuperación de las empresas básicas han sido pura demagogia. La mayoría de las empresas funcionan al 50% de su capacidad operativa o menos, como acontece en Alcasa. Los niveles de producción en todas las empresas, sin excepción, cayeron durante el año 2010. La corrupción roja rojita avanza a paso de vencedores.

El Ejecutivo Nacional, pasando por el ministro Khan, las directivas de la CVG, los presidentes de las empresas, la gobernación del Estado Bolívar y las Fuerzas Armadas, afirman que la crisis obedece a la afectación producida por fenómenos naturales como El Niño o es por culpa de los reclamos obreros. Pero la verdad es que el gobierno no invierte en el mantenimiento y adecuación tecnológica de las empresas y pretende que los trabajadores mantengan la producción con salarios congelados, sin negociar los contratos colectivos de trabajo, sin pagar sobretiempo, cesta-tickets y desconociendo los pagos parciales de prestaciones como lo establece la ley. Como puede observarse, las empresas pierden competitividad y para compensar las ganancias que requiere el Estado, aumenta la tercerización y empeoran las condiciones laborales. Ya el presidente admitió que está enamorado del sistema chino de capitalismo esclavista. Precisamente son el gobierno Chino y las multinacionales las que más beneficios obtienen de esta situación. El tan mencionado Fondo Chino, no es más que el parapeto detrás del cual se esconde la intención de convertir a las empresas básicas en empresas mixtas, siguiendo el modelo aplicado en la industria petrolera, que hoy está bajo control de transnacionales gringas, japonesas, rusas, chinas, iraníes, italianas, españolas, y de otros países.

Socialismo ficticio y control sobre los trabajadores

La parte más siniestra del plan gubernamental consiste en utilizar unos fulanos Comités de Control Obrero, que como bien lo afirma el compañero Rubén González no son más que organismos para “controlar a los trabajadores”, para desconocer a las organizaciones sindicales, hacer proselitismo político a favor del gobierno, promover el trabajo no-remunerado y el cooperativismo como mecanismos que garanticen altos niveles de explotación de la fuerza laboral, tal como sucede en la China capitalista.

Se ha llegado a tal grado de descomposición de la dirigencia sindical gobiernera, que para afianzar sus posiciones de poder en la lucha intestina en el PSUV, no dudaron en utilizar los justos reclamos de los trabajadores de Alcasa para favorecer intereses de transnacionales. En el marco de la paralización, fue recibida una delegación de funcionarios del gobierno chino y de empresarios. Sin la menor vergüenza, los alzaron en hombros, se tomaron fotografías con el diputado Marcano a la cabeza, dejando al descubierto su mezquino interés presionar al gobierno y a la presidencia de Alcasa para pugnar por el control de 400 millones de dólares aportados por el Fondo Chino. Esa es la verdadera función de los Comités de Control Obrero que impulsan los sindicaleros gobierneros. Ellos quieren ser partícipes del manejo de fondos de las empresas, percibir privilegios y danzar al ritmo de la corrupción mientras se pisotean los contratos colectivos de trabajo, los salarios, prestaciones y derechos adquiridos por los trabajadores. Estos esquiroles rojo-rojitos incluso llegan al extremo de acusar a sus compañeros de trabajo, interponer demandas en las Fiscalía contra los que luchan, ser partícipes de golpes de estado a los dirigentes sindicales autónomos, como lo hizo Spooner en Ferrominera despojando de su cargo al compañero Rubén González, y promueven fraudes en las elecciones sindicales. Debemos denunciar que estos comités de control obrero no tienen nada que ver con las tradiciones de lucha del movimiento obrero ni con un efectivo control de los trabajadores sobre los medios de producción y la eliminación de la explotación capitalista.

Criminalizan la protesta para desnacionalizar las empresas básicas y despojar a los trabajadores

La criminalización de la protesta busca barrer la resistencia a la desnacionalización de las empresas y a los atropellos laborales. Rubén González ha sido puesto en libertad luego de quince meses de prisión y una ardua lucha, pero Chancellor y cuatro dirigentes sindicales de Venrus siguen siendo castigados en forma infame, al igual que 250 trabajadores y dirigentes sindicales de todo el país con procesos judiciales. Esta realidad pone en evidencia en talante antidemocrático del gobierno, que no duda en perseguir, acosar, atemorizar o poner presos a los trabajadores que defienden sus derechos.
El ejemplo dado por los trabajadores guayaneses en la batalla por la libertad plena de Rubén González, tiene que ser el camino que sigamos transitando a nivel local, regional y nacional hasta lograr que se liberen todos los presos políticos de la clase trabajadora y del campo popular injustamente procesados. Tenemos que acabar con la arbitrariedad y la persecución contra los que luchan.

Por un Primero de Mayo autónomo, combativo y unitario

Las trabajadoras y trabajadores venezolanos hemos dado un paso importante al conformar el Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario, y el Sindicato. Gracias a este instrumento centralizamos la lucha por la libertad de Rubén González, desarrollamos una gran jornada de protesta el pasado 5 de febrero en Caracas exigiendo aumento general de sueldos y salarios, y el pasado 19 de marzo se realizó una gran marcha de los trabajadores carabobeños en Valencia.

Ahora tenemos el desafío de mantener la unidad alcanzada, potenciar la disposición a la lucha y alcanzar la meta de celebrar un Primero de Mayo Único y Autónomo de los Trabajadores. No podemos seguir marchando por separado, división que aprovechan el gobierno-patrono y los empresarios agrupados en los partidos de la oposición de derecha para golpearnos.

Esta movilización del 26 de febrero en la que estamos marchando en forma unificada para defender las empresas básicas y los derechos de los trabajadores, debe ser la antesala de la celebración del Primero de Mayo autónomo, combativo y unitario. Debemos confluir en un solo esfuerzo todos aquellos que, más allá de las diferencias políticas, llaman a defender los derechos de los trabajadores, como el Fadess y la Unete. Es una obligación unificar esfuerzos y qué mejor oportunidad que este Primero de Mayo.

Si de verdad estamos en contra de la criminalización de la protesta, si en realidad queremos mejorar nuestros salarios y lograr que cubran la canasta básica, si estamos dispuestos a lograr la negociación del contrato marco para los trabajadores de la administración pública, la industria petrolera, las empresas básicas, las empresas del Estado y todas las empresas privadas del país; si queremos que sean reenganchados todos los trabajadores que han sido injustamente despedidos, si queremos que se castigue a los responsables del sicariato, si queremos defender los sindicatos como instrumentos de lucha y que se mantenga vigente el derecho a la protesta y la huelga, entonces no puede existir excusa alguna para que nos sentemos a preparar en forma democrática, unitaria y autónoma la realización del Día Internacional de la Clase Trabajadora. Cualquier pretexto para no hacerlo, será la demostración de que no se quiere la unidad, la defensa de los derechos de los trabajadores ni la reconstrucción del movimiento sindical venezolano. Luchemos por la unidad. No seamos inferiores a los desafíos de la historia.

Desde C-cura nos colocamos en la primera línea de combate por la profundización de las luchas autónomas y por la refundación del movimiento sindical.

Por C-Cura: Orlando Chirino, José Bodas, Emilio Bastidas, Esperanza Hermida, Armando Guerra, Fran Luna, Robert González, Iván Freites

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