9 diciembre, 2024

¿Es el PSUV revolucionario?

“La construcción de la sociedad sin clases, sin explotación, no es resultado del desarrollo espontáneo, sino de la labor consciente de los hombres dirigida por el partido revolucionario”

M. L. B.

Lenin decía el partido es la unión del socialismo científico con el movimiento de las masas obreras; criticaba fuertemente todo menosprecio de la teoría, la lucha sólo por los intereses económicos, todo movimiento que no tuviera una clara finalidad.

“La construcción de la sociedad sin clases, sin explotación, no es resultado del desarrollo espontáneo, sino de la labor consciente de los hombres dirigida por el partido revolucionario”

M. L. B.

Lenin decía el partido es la unión del socialismo científico con el movimiento de las masas obreras; criticaba fuertemente todo menosprecio de la teoría, la lucha sólo por los intereses económicos, todo movimiento que no tuviera una clara finalidad.

Asimismo, consideró un grave error, la tesis de que el movimiento obrero espontáneo engendrará de por sí la conciencia socialista. Lenin y los fundadores del socialismo científico –Marx y Engels- exigían que los comunistas vieran en el socialismo científico una ciencia, es decir, que la estudiaran y llevaran sus conocimientos a las masas.

La labor teórica del partido revolucionario es la parte más importante de la realización de su papel dirigente en la lucha de la clase obrera, de todos los trabajadores, por la nueva construcción de la nueva sociedad, incluye la educación de hombres desarrollados y preparados de manera integral.

La experiencia y la práctica vienen a confirmar que desechar el papel de la teoría marxista-leninista, de su desarrollo creador, la adaptación de la teoría a las condiciones de hoy, igual que la teorización ajena a la vida provoca graves consecuencias políticas e ideológicas.

La vida plantea pues múltiples problemas teóricos; algunos no conocidos aún en la práctica social, y otros que, solucionados en su tiempo, en distintas condiciones históricas exigen un nuevo enfoque y, en consecuencia, el examen de algunas tesis teóricas, justas en el pasado pero caducas en la actualidad.

En ese sentido, el reforzamiento del papel rector del partido, la profundización de las bases científicas de su labor política y organizativa son inseparables del desarrollo creador de los principios teóricos en que se asienta el programa de acción del partido.

Lamentablemente, incluso en el medio socialista existen personas que toman como nueva palabra del marxismo todo tipo de especulaciones precipitadas de algunos políticos que no tienen en cuenta las condiciones reales y no confían en la experiencia del pueblo, sino sólo en sí mismos.

Al respecto Lenin expresó, hasta ahora los intentos de revisión del marxismo “es una variedad de oportunismo”, y la libertad de crítica de los principios de la doctrina marxista-leninista “es la libertad de introducir en el socialismo ideas burguesas y elementos burgueses”.

ÉXITO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO

Lo principal en la actividad tanto de un partido que lucha por el poder de los trabajadores como del partido gobernante es elaborar una política acertada que responda a los intereses de los trabajadores, que le sea comprensible y afín.

Lenin enseñó que el partido revolucionario puede cumplir con éxito su papel de dirigente de la construcción del socialismo sólo cuando consigue el apoyo de toda la clase obrera, y a través de ella, de todos los trabajadores. Esto se desprende de la importantísima tesis del marxismo-leninismo sobre el pueblo creador de la historia. “Ninguna revolución puede ser realizada por el partido, la realiza únicamente el pueblo”, escribió Marx.

Aunque la clase obrera posee ya un elemento de triunfo, el número; éste no pesa en la balanza sino está unido por la asociación y guiado por el saber. El partido, la vanguardia revolucionaria da a las masas la organización y el conocimiento de cómo luchar por la libertad contra los explotadores.

Por otra parte, para elaborar una política justa, el partido debe tener en cuenta con precisión la situación dentro del país y fuera de sus fronteras. Para alcanzar un cierto objetivo en una etapa determinada, no basta el deseo de hacerlo. Es necesario establecer con exactitud si existen para ello las condiciones. Una política justa es una política realista tanto en la apreciación de lo logrado como en las medidas proyectadas para el futuro. Es preciso evaluar lo alcanzado con sentido realista, sin exagerar, pero tampoco subestimar. Sólo esta actitud previene contra los errores en la política, contra la tentación de tomar el deseo por la realidad, permite cuánto ya se ha hecho y cuánto queda aún por hacer.

Finalmente, antes de promover alguna consigna o programa político, por ejemplo, un partido serio tiene que pensar qué capas trabajadoras lo apoyaran de inmediato. De acuerdo con ello, el partido refuerza su labor de explicación para convencer a los que no comprenden o no aceptan su política.

SIN UNIDAD IDEOLÓGICA Y SIN UNIDAD MATERIAL NO PUEDE HABER PARTIDO REVOLUCIONARIO

Una de las condiciones indispensables de la labor fructífera del partido revolucionario es su unidad ideológica y orgánica. Los fundadores del socialismo científico consideraban que para el éxito del partido proletario “es necesaria la unidad de pensamiento y de la acción”. Sin esta unidad de su vanguardia, la clase obrera no puede asegurar la unidad de sus filas.

Lenin advirtió que no se podía jugar con la palabra “unidad”. “¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la causa obrera necesita la unidad de los marxistas, y no la unidad de los marxistas con los enemigos y los falseadores del marxismo”.

La unidad ideológica prevé tal unidad de pareceres sobre los fundamentales problemas de la lucha de clases y de la construcción de la nueva sociedad, que hace al partido una unión de correligionarios. Una organización sin la unidad ideológica de sus miembros se asemeja a una multitud que desea avanzar, pero no sabe a dónde ir para qué. Lenin escribió: “La organización carente de ideología no tiene sentido y, en la práctica, convierte a los obreros en lamentables lacayos de la burguesía en el poder”.

Por tanto, el partido exige de todos los revolucionarios la crítica con todas las vacilaciones ideológicas, saber distinguir a los enemigos ideológicos incluso cuando se hacen pasar hábilmente por marxistas y luchar no sólo contra los que traicionan abiertamente a la clase obrera, sino también contra los que intentan apagar el espíritu revolucionario en vez de mantenerlo y fomentarlo.

Ahora bien, la unidad ideológica por sí sola no es suficiente para el partido marxista-leninista de la clase. El partido puede desarrollarse fructíferamente si su unidad ideológica se encuentra refrendada por la unidad material de la organización, si su vida está bien organizada y asentada sobre normas y reglas firmes, si en el partido rige una estricta disciplina y puede actuar como un solo hombre o una sola mujer.

En suma, la disciplina del partido revolucionario es una disciplina conciente, no fundada en la coerción, sino en la unidad de visión del mundo, en la unidad de los objetivos, en la convicción de cada socialista de la necesidad de una u otra acción. Según Lenin, disciplina es la unidad de acción, libertad de discusión y de crítica.

A la luz de lo expuesto puedo concluir que el PSUV dista de ser un partido revolucionario. Esto es, el PSUV, no reúne los fundamentos necesarios para ser considerado un partido revolucionario. En pocas palabras, en el PSUV no existe, por un lado, unidad ideológica científica, unidad material de organización, unidad de acción, y por el otro, no se practica la libertad de discusión ni de crítica.

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