Femicidios en Venezuela 2019-2020. Lo que pasa en casa es político
Por Claudia Rodríguez Gilly
Resulta alarmante cada vez que nos enteramos del asesinato de mujeres y niñas como consecuencia de la violencia que ejercen los hombres sobre ellas. Pero más alarmante es la ausencia de cifras y estadísticas oficiales de femicidio en Venezuela. Hacer visible cómo, cuando y porqué mueren las mujeres venezolanas en nombre de una supuesta supremacía masculina, es la mínima acción que podemos adelantar porque no nos vamos a acostumbrar.
Hablar en voz alta de femicidio en Venezuela es una estrategia elemental para cuidarnos mutuamente ante un sistema patriarcal que normaliza el poder del varón en la sociedad amparado por un gobierno que alguna vez, de manera caricaturesca, populista y demagógica se autodenominó como feminista para terminar ignorando u ocultando los alarmantes indicadores de violencia hacia la mujer.
De acuerdo a la investigación hecha por Aimee Zambrano Ortiz (1), de los 167 casos de femicidios en Venezuela registrados tan solo en medios digitales en el 2019, 42 fueron cometidos por la pareja de la víctima, 29 por la expareja, y en 31 oportunidades el perpetrador fue algún otro familiar, lo cual se corresponde con una de las características principales de los femicidios, que son cometidos mayoritariamente en el espacio privado y doméstico, una característica que continúa en los dramáticos atentados del 2020.
Tal como históricamente lo ha señalado el feminismo, lo que pasa en casa también es público y por tanto es político. En ese sentido, las precarias condiciones económicas a la que está sometida la población venezolana como consecuencia de la política hambreadora que aplica el gobierno de Maduro, tiene una especial repercusión en las condiciones de vida de la mujer venezolana, con un particular efecto cuando se trata de la mujer trabajadora.
Cada vez más la mujer trabajadora y de escasos recursos en Venezuela que ya devengaba los peores salarios, empeora sus condiciones de exclusión debido a la pérdida de conquistas laborales contractuales y colectivas, así como el deterioro generalizado de los servicios básicos, entre ellos transporte público, por todo ello y más, se ve forzada a abandonar los espacios de trabajo, estudio, esparcimiento, comunitarios y asociados a libertades democráticas, quedando confinadas y silenciadas en la esfera privada y doméstica y demás labores relacionadas con el cuidado de otros miembros de la familia, donde a muchas de ellas les espera la violencia porque en la esfera privada es donde más abiertamente los hombres proveedores de bienes materiales reafirman su poder patriarcal sobre sus cuerpos sexualizados y maternizados dedicados al cuidado de hijos y familiares.
En resumidas cuentas, es posible deducir que la generalizada precariedad económica a la que está sometida la población venezolana, confina, aún más, a las mujeres a ese espacio doméstico donde además las están matando impunemente.
Las cifras del Monitor de Femicidios también demuestran que los femicidas mayoritariamente son hombres jóvenes en edad productiva, entre 21 y 30 años, un rango de edad en la que los hombres asumen a cabalidad, lo que la antropóloga Rita Segato ha nombrado como el mandato de masculinidad, es decir quienes más asesinan a mujeres y niñas lo hacen llevados por la necesidad de demostrar públicamente su masculinidad, sumidos en estado de frustración ante la imposibilidad de control sexual pero también económico.
De lo cual se puede inferir que las condiciones económicas cada vez más depauperadas en Venezuela repercuten severamente en estas conductas violentas de los hombres, ya que «la falta absoluta de poder y de autoridad a que los somete la golpiza económica que están sufriendo, una golpiza de no poder ser por no poder tener” (2), los victimiza, incoscientes de ese mandato capitalista y colonial, se hacen victimarios atentando contra la vida e integridad de mujeres y niñas preferentemente de su entorno.
Es urgente para la sociedad mundial, para las mujeres y niñas venezolanas atender la complejidad de esta situación que nos está diezmando y va mas allá de cambios y reformas parciales, sin perder de vista este horizonte el Partido Socialismo y Libertad valora como positivas las iniciativas que un conjunto de organizaciones feministas vienen promoviendo con acciones de protesta y movilización para denunciar todo tipo de violencia contra las mujeres, y para visibilizar al Estado patriarcal que ejerce violencia política y discrimina a la mujer, propiciando espacios de articulación que desde el reconocimiento de la diversidad de iniciativas feministas, apuestan al desarrollo de la organización y la protesta social autónoma para defender el derecho fundamental de todas y todos a una vida digna y libre de violencia.
(1) Monitor de Femicidios Utopix.cc (https://utopix.cc/pix/monitor-de-femicidios-2019-interactivo/
(2) https://www.nodo50.org/xarxafeministapv/?+Entrevista-a-Rita-Segato-Por-que+