Fetichismo del siglo XXI: Chávez ordena cambiarle el nombre a PDVSA
El gobierno de Chávez es el máximo protector del capitalismo hoy en Venezuela. Se encarga de reprimir la protesta social y criminalizar las huelgas, viola los derechos de millones de empleados públicos y trabajadores, aplica un plan de ajuste digno de cualquier gobierno derechista, y entrega el petróleo a las transnacionales. Al mismo tiempo, es el gobierno más fetichista de la historia de Venezuela, al inventar «arepas socialistas», «bombillos socialistas», y toda una amplia colección de cosas «socialistas».
El gobierno de Chávez es el máximo protector del capitalismo hoy en Venezuela. Se encarga de reprimir la protesta social y criminalizar las huelgas, viola los derechos de millones de empleados públicos y trabajadores, aplica un plan de ajuste digno de cualquier gobierno derechista, y entrega el petróleo a las transnacionales. Al mismo tiempo, es el gobierno más fetichista de la historia de Venezuela, al inventar «arepas socialistas», «bombillos socialistas», y toda una amplia colección de cosas «socialistas».
Sin cambiar las relaciones sociales de explotación y de propiedad capitalistas, ahora existen numerosas «empresas socialistas», bautizadas así como parte de una colosal estafa ideológica con la que se maquilla el giro a la derecha del gobierno. Incluso se le llama «Plan Guayana Socialista» a una estrategia antiobrera y antisindical para liquidar las conquistas de los trabajadores de la empresas básicas del estado Bolívar.
PDVSA no se podía quedar atrás, y el presidente Chávez ordenó que se le cambie el nombre a «Petróleos de Venezuela Socialista», porque «Sociedad Anónima… es heredado del modelo capitalista». Sin embargo, el cambio de nombre no significa que deje de ser una empresa capitalista, asociada en empresas mixtas con capitales imperialistas como Chevron, BP, Mitsubishi, Repsol, y otras multinacionales.
Oligarcas no tembleis
Chávez se refirió al conflicto con Polar, echando a la basura las amenazas de comprar la empresa, y más bien llamando a negociar. «Polar dice que son la primera empresa productora de alimentos del país, pero deben comprarle maíz al Gobierno. Sin nuestro maíz no hacen nada… Te repito, Mendoza, Polar dependerá de si le vendemos o no le vendemos maíz», dijo Chávez cambiando de tono. Antes, el presidente decía que Polar conspiraba contra él. Ahora habla de seguir vendiéndole maíz al monopolio atroindustrial.
«Si yo ordenara retirar todos los depósitos del Estado que están en bancos privados (…) no quedaría ni un banco privado, burgueses», dijo Chávez, pero inmediatamente aclaró que esa no es su intención.
En su columna «Las líneas de Chávez», el presidente aseguró que continuará el financiamiento a los empresarios a través del Fondo Bicentenario. Incluso dijo «me la juego con ustedes (los empresarios)». Rápidamente se olvidó el anuncio melodramático de la «guerra económica», lanzado por Chávez hace una semana, y el discurso dio paso a la cordialidad interburguesa. Aquí hay capitalismo para rato.