Francia: Gana «socialista» Hollande y habla del fin de la austeridad

Aunque Alemania saludó la elección en la que derrotó a Nicolas Sarkozy, la figura de un socialdemócrata al frente de la segunda economía europea altera el escenario. Con esta derrota, Sarkozy pasa a engrosar la lista de de gobernantes castigados electoralmente por haber aplicado paquetes de ajuste en el marco de la crisis económica, en la que figuran los socialdemócratas José Luis Rodríguez Zapatero (España) y José Socrates (Portugal) y el laborista británico Gordon Brown. A ellos los electores hicieron pagar sus medidas de austeridad. Luego se sumaron el italiano Silvio Berlusconi y el griego Giorgos Papandreu, ambos forzados a dimitir bajo presión de la Unión Europea.

Aunque Alemania saludó la elección en la que derrotó a Nicolas Sarkozy, la figura de un socialdemócrata al frente de la segunda economía europea altera el escenario. Con esta derrota, Sarkozy pasa a engrosar la lista de de gobernantes castigados electoralmente por haber aplicado paquetes de ajuste en el marco de la crisis económica, en la que figuran los socialdemócratas José Luis Rodríguez Zapatero (España) y José Socrates (Portugal) y el laborista británico Gordon Brown. A ellos los electores hicieron pagar sus medidas de austeridad. Luego se sumaron el italiano Silvio Berlusconi y el griego Giorgos Papandreu, ambos forzados a dimitir bajo presión de la Unión Europea.

La fórmula «Merkozy» (como se conoce a la alianza política que tejieron el presidente saliente de Francia y la canciller alemana, Angela Merkel) funcionó aceitada durante los tiempos más turbulentos de Europa. Juntos, los gobernantes -conservadores- supieron ponerse al frente de las medidas para aplastar a los países más débiles del bloque de la crisis financiera con medidas de austeridad en las cuentas públicas a cambio de ayuda.

A Hollande no le convencen las políticas de recorte. Lo repitió este domingo en sus primeras palabras tras confirmarse. «Hoy, responsable del porvenir de nuestro país, mido también que Europa nos mira. En el momento en que el resultado fue proclamado, estoy seguro de que en no pocos países europeos se sintió un alivio, una esperanza, la idea de que por fin la austeridad no puede ser una fatalidad», declaró.

Durante su campaña, el socialdemócrata dijo una y otra vez que, a su juicio, la responsabilidad en las cuestas debe estar acompañada de inversiones. Se mostró a favor de una renegociación del pacto fiscal europeo, basado en duros recortes, al que quería añadir un capítulo con medidas de apoyo al crecimiento.

Aunque todavía es demasiado pronto para saber cómo funcionará esta nueva pareja franco- alemana, cabe señalar que este eje, que desde el inicio de la posguerra hasta hoy ha sido la locomotora de la construcción de la Unión Europea, ha sobrevivido a cambios de signo ideológico en los gobiernos de ambos Estados.

En Alemania, al socialdemócrata Helmut Schmidt le tocó convivir con Valériy Giscard d’Estaing, de derecha. Y su sucesor, del Partido Socialista (socialdemócrata) François Mitterrand, compartió buena parte de sus dos mandatos con un líder conservador como Helmut Kohl. Juntos, protagonizaron varios hitos de la construcción europea, como la unificación de Alemania y la creación del euro.

También el presidente francés de centro derecha Jacques Chirac compartió parte de su período con Kohl y luego con el socialdemócrata alemán Gerhard Schroder.

En definitiva, aunque no sepamos si la canciller Merkel (conservadora) se entenderá con el flamante presidente electo de Francia como lo hacía con Sarkozy, la historia reciente muestra una vocación de acuerdo por parte de ambos países, una política de Estado independiente del color político de sus líderes.

Hasta hace unas pocas semanas algunos periodistas alemanes tacharon Hollande de «populista». Incluso Merkel y su Gobierno cuestionaron sus verdaderas intenciones, temiendo que pusiera en tela de juicio su política de ajuste para Europa. Pero luego hubo explicaciones, en dos o tres reuniones entre los colaboradores de ambos. Desde entonces, el malentendido parece haberse disipado. «El miedo a Hollande está disminuyendo en la cancillería», tituló el viernes pasado el diario Süddeutsche Zeitung.

En Europa los compromisos entre los partidos burgueses para descargar los ajustes sobre los trabajadores parecen estar por sobre las diferencias partidarias y Hollande ya adelantó que su primer viaje al extranjero será a Berlín, rápidamente después de asumir sus funciones.

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