15 junio, 2025

¡Fuera el golpe militar de Honduras!

Hay que dar toda la solidaridad al pueblo de Honduras. Está en las calles enfrentando a los golpistas que derrocaron este último domingo al presidente Zelaya. Es necesaria la más amplia movilización internacional para derrocar a los golpistas y castigar sus crímenes.

Hay que dar toda la solidaridad al pueblo de Honduras. Está en las calles enfrentando a los golpistas que derrocaron este último domingo al presidente Zelaya. Es necesaria la más amplia movilización internacional para derrocar a los golpistas y castigar sus crímenes.

El golpe se produjo ante la decisión del presidente Manuel Zelaya de llamar a una simple consulta popular para el domingo último, para decidir si se convoca o no a una Asamblea Constituyente. En la cual se iba poner en debate el mecanismo de reelección presidencial pero también la posibilidad de una reforma agraria y otras medidas sociales. Esto fue rechazado al unísono por los terratenientes, empresarios, medios de comunicación, las Iglesias católica y evangélicas, las Fuerzas Armadas, la mayoría del Congreso de los partidos tradicionales Liberal y Nacional, y la Corte Suprema. Pese a que Zelaya es del Partido Liberal y no se proponía ningún cambio de fondo, la sola posibilidad de que el pueblo fuera consultado y pudieran ponerse en discusión sus privilegios aterrorizó a la oligarquía.

Este terror oligárquico tiene sus fundamentos. Los trabajadores vienen reclamando con huelgas generales sus demandas, salarios, ley de estatización del agua, reforma agraria.

La insistencia de Zelaya de seguir adelante con la consulta, empujó a la derecha oligárquica y proimperialista a consumar el golpe. Secuestraron y expulsaron del país al presidente. La Corte Suprema avaló el golpe y el Congreso nombró a un nuevo presidente Roberto Micheletti, con el pretexto totalmente falso de que Zelaya había “renunciado”. Además militares encapuchados secuestraron por varias horas y golpearon al embajador de Venezuela y de Cuba y se desató la persecución a dirigentes populares.

Buscan una salida negociada

El golpe tuvo un rechazo internacional prácticamente unánime, de todos los gobiernos y organismos internacionales, ONU, OEA, Unasur, Alba, etc. Entre los que dicen que Manuel Zelaya debe volver a la presidencia se incluye el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

La situación expresa la tremenda crisis y debilidad del imperialismo yanqui, que teme que el golpe genere una sublevación popular que termine barriendo con el régimen y creando una inestabilidad política en toda Latinoamérica. Por eso Obama, que tardó dos días en definir la posición de reclamar el retorno de Zelaya, busca una salida negociada, mantuvo a su embajador en Tegucigalpa (a diferencia de los países latinoamericanos que retiraron sus diplomáticos) y expresó que “mantenía por el momento la ayuda militar a Honduras”.

Obama reclamó además que “todas las partes respeten las normas democráticas”. De esta forma intenta tapar el hecho de que una de “las partes”, los golpistas, ya violaron todas “las normas democráticas” juntas. Además de expulsar al presidente constitucional, mataron, hirieron, golpearon y apresaron a ciudadanos desarmados que se manifestaban pacíficamente y amordazaron a la prensa. Obama pone en igualdad a “las partes” con la intención de imponer una negociación, salvando al Parlamento y Corte Suprema golpistas. Acepta la vuelta de Zelaya, pero a condición de que pacte con los golpistas, renuncie a todo intento de convocar a una Constituyente y a castigar a los golpistas.

Zelaya anunció su retorno (primero para el jueves y luego para el sábado) acompañado de el chileno José Miguel Insulza, secretario general de la OEA e instrumento del imperialismo, Cristina Kirchner y Rafael Correa. «Yo voy a regresar… y ahí estará mi pueblo y los militares y los opositores y como siempre, regresaré como ciudadano y como presidente», dijo Zelaya. «Yo regreso a calmar a la gente. Voy a tratar de dialogar y poner orden». Poco después afirmó que no convocará a Asamblea Constituyente (cediendo así a la demanda central de los golpistas). Aseguró que sigue siendo presidente de Honduras y que ejercerá el cargo hasta el 27 de enero para luego dedicarse a la agricultura. Añadió que al ejército no le «queda otra posibilidad» que rectificar y recibirle como presidente (AP).

Por supuesto no se puede confiar en las supuestas “buenas intenciones” de Obama que, en realidad, está proponiendo salvar a los golpistas mediante una negociación que evite el estallido popular.

Otros gobiernos latinoamericanos están evidentemente secundando esta política. En particular Cristina Kirchner. Pero también Correa, Chávez y Evo Morales que saludó la declaración de Obama.

Esta política tiende a desmovilizar al pueblo hondureño, y de Latinoamérica, dando la apariencia de que “todo se va a arreglar” con la OEA e Insulza el sábado. Pero si hay desmovilización popular pueden efectivamente los golpistas salirse con la suya y Zelaya quedar afuera. O pactarse una salida negociada con Zelaya renunciando a todas sus reformas, como ya lo anunció, quedando prisionero de las Fuerzas Armadas y el Congreso golpistas.

Toda la solidaridad con la movilización popular

Mientras estas negociaciones se suceden en las “alturas” de los organismos internacionales, el pueblo hondureño emprendió una dura batalla contra los golpistas. ¡El mismo domingo del golpe salieron 20.000 personas a rodear la casa de gobierno! Muchos se pusieron delante de los tanques y dialogaron con los soldados. El lunes fueron reprimidos con el saldo de, al menos, un trabajador muerto y decenas de heridos. Pero el martes había aún más gente en las calles. La Coordinadora Nacional de Resistencia Popular y decenas de sindicatos y organizaciones, llamaron a una huelga general.

Pese a la censura de prensa, reportes especialmente de Telesur mostraron grandes columnas de manifestantes con sus banderas y dieron cuenta de los reclamos del pueblo movilizado. Entre otros, un dirigente comunal, apellidado Roldán, entrevistado en una de las movilizaciones, declaró que exigían, además de la reposición de Zelaya, la disolución del Congreso golpista y el castigo a todos responsables civiles y militares.

Hay que convocar a la más amplia movilización internacional de apoyo al pueblo hondureño en lucha hasta derrotar a los golpistas. Reclamar a Chávez y Evo Morales, que se pongan a la cabeza de una gran movilización popular latinoamericana, con grandes acciones de masas en cada país. Hay que dar todo el apoyo al pueblo hondureño para que derrote a los golpistas, se reponga en el gobierno a Zelaya sin ninguna condición, que no se pacte con ellos y que vayan a la cárcel. ¡Fuera gorilas golpistas de Honduras!

Base militar yanqui en Honduras

El ejército hondureño ha sido históricamente un ejército títere de Estados Unidos. En Palmerola, entre San Pedro Sula y Tegucigalpa, está ubicada la Base Aérea José Enrique Soto Cano, donde opera la Fuerza de Tarea Conjunto Bravo con 600 soldados de Estados Unidos. Esta base fue impuesta en los años 80, cuando Washington llevaba adelante la guerra encubierta contra Nicaragua sandinista, mediante los mercenarios “contras” que operaban desde Honduras.

En ese entonces era embajador yanqui el tristemente célebre John Negroponte, que era llamado el “Virrey de Honduras”. Negroponte también importó a militares genocidas argentinos para “asesorar” en la represión interna en Honduras y El Salvador, y colaborar en la agresión a Nicaragua. En Honduras se lo acusó de la responsabilidad por la desaparición de unos 300 luchadores sindicales y de izquierda.

Casi 1000 militares hondureños fueron “formados” en la Escuela de las Américas para reprimir a su pueblo. Entre ellos no solo los generales golpistas sino también mandos medios e incluso suboficiales.

Quién es Manuel Zelaya

Manuel Zelaya fue desde muy joven miembro y dirigente del Partido Liberal, uno de los dos partidos tradicionales del régimen. Es hacendado, heredero de una familia de hacendados. Fue electo en el 2005 como candidato presidencial del Partido Liberal. Mantuvo a su país en el CAFTA (tratado de libre comercio incluye a Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos). También mantuvo el sistema de brutal explotación multinacional en las maquilas (empresas imperialistas de exportación) y no cuestionó la presencia militar yanqui.

Pero en los últimos años hubo un importante alza de las luchas populares y se formó la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP) agrupando a todas las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, populares y de izquierda que levantó un programa de reforma agraria, ley de estatización de aguas, aumento salarial y otras demandas. En el 2007 hubo 16 tomas de carreteras y en el 2008 tres paros generales y una gran huelga de empleados públicos.

En este marco social y el de la crisis mundial se dio el giro a la “izquierda” del presidente Zelaya. Concedió un importante aumento salarial del 57% (aunque excluyó a los 130.000 trabajadores de las maquilas), adhirió al ALBA por conveniencia económica, fundamentalmente porque se beneficiaba con facilidades para la compra del petróleo en Venezuela. Y comenzó a adoptar un lenguaje “socialista”, no traducido en ninguna reforma de fondo, pero que le ganó el respaldo de organizaciones populares. También empezó a hablar de convocar a una constituyente y de la posibilidad de que se discutiera una reforma agraria. Esto precipitó la ruptura definitiva con la mayoría del Partido Liberal y finalmente el golpe.

Uno de los países más pobres

Con 7,8 millones de habitantes, Honduras es junto con Nicaragua, Haití y Bolivia, uno de los países más pobres de Latinoamérica. “Pobre” no significa que no tenga abundantes recursos naturales, en primer lugar una gran fertilidad del suelo y producción agrícola, ganadera, pesquera y minera.

Pero Honduras paga el precio de ser el más sometido de los países centroamericanos, el llamado “patio trasero” de Estados Unidos. La oligarquía terrateniente socia de las multinacionales tiene las mejores tierras (el 72% de los campesinos solo posee el 11,6% del área cultivada). Históricamente Honduras estuvo colonizada por las grandes compañías exportadores de frutas, principalmente bananas, y ahora también con las llamadas “maquilas”. Estas son 229 empresas, principalmente productoras textiles o de algunos artículos eléctricos, que emplean a 130.000 trabajadoras y trabajadores (70% de mujeres jóvenes, de 18 a 30 años) a los que explotan brutalmente y luego despiden cuando son “mayores”. Exportan íntegramente su producción sin pagar impuestos ni dejar casi nada en el país, salvo los sueldos miserables que pagan, y trabajadores enfermos. La integración al CAFTA, tratado de libre comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, es el otro instrumento de sometimiento económico.

Pero el principal ingreso es la exportación de gente. Las remesas de un millón de trabajadores migrantes a Estados Unidos, fueron de 2.700 millones de dólares a sus familias sólo en el 2008. ¡Esto significa el 29% del PBI!

La crisis mundial golpeó gravemente la economía. Las maquilas redujeron el 20% de sus exportaciones, y comenzaron a despedir trabajadores. Los emigrantes en Estados Unidos también sufrieron despidos y bajaron sus remesas en un 13%.

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