Gobierno antiobrero al descubierto: Vivex paralizada luego de su compra por parte del gobierno

2 de noviembre.- La clase trabajadora cobra una conciencia cada vez mayor acerca de la estafa roja-rojita del actual gobierno, que se proclama «obrerista» pero pretende avasallar a los trabajadores y aplastarlos con políticas capitalistas. Un caso dramático ha sido el de las llamadas «expropiaciones», que no han sido otra cosa que compras de empresas a precios de mercado, un jugoso negocio para burócratas y capitalistas cuyo precio han terminado pagando los trabajadores. La empresa Vivex, comprada hace más de cinco meses por el gobierno, luego de una ardua lucha en contra de la patronal burguesa por parte de los trabajadores, ahora es presa de los desmanes de la burocracia gubernamental.

2 de noviembre.- La clase trabajadora cobra una conciencia cada vez mayor acerca de la estafa roja-rojita del actual gobierno, que se proclama «obrerista» pero pretende avasallar a los trabajadores y aplastarlos con políticas capitalistas. Un caso dramático ha sido el de las llamadas «expropiaciones», que no han sido otra cosa que compras de empresas a precios de mercado, un jugoso negocio para burócratas y capitalistas cuyo precio han terminado pagando los trabajadores. La empresa Vivex, comprada hace más de cinco meses por el gobierno, luego de una ardua lucha en contra de la patronal burguesa por parte de los trabajadores, ahora es presa de los desmanes de la burocracia gubernamental.

La fábrica de vidrios para automóviles ubicada en el estado Anzoátegui llevaba dos años tomada por los trabajadores, debido al irrespeto a sus derechos laborales por parte de la patronal. El 31 de mayo de este año, finalmente el gobierno decidió comprar la empresa, tal y como exigían el sindicato. La gran mayoría de los trabajadores festejaron la victoria obtenida por medio de la lucha, pero equivocadamente brindaron su confianza política al gobierno. Los hechos demostrarían rápidamente que la retórica oficial está totalmente reñida con la práctica de un gobierno enemigo de los trabajadores.

Y es que a cinco meses de la compra de la empresa, el gobierno se niega a pagar los salarios de los trabajadores y a arrancar la producción. Como en otras experiencias vividas por los trabajadores de las empresas estatizadas, el gobierno apela al desgaste y la desmoralización de los trabajadores para desmejorar las condiciones laborales, realizar despidos masivos, liquidar la organización sindical, y recuperar la inversión realizada en la compra de la empresa por medio de la superexplotación de la mano de obra.

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