6 diciembre, 2024

Gobierno haitiano quiere que víctimas regresen a sus barrios demolidos

Mientras miles de militares yanquis se encuentran confortablemente instalados en el país caribeño, los funcionarios de las organizaciones socorristas han cambiado de táctica y han pedido a los haitianos que quedaron sin techo a causa del sismo que regresen a sus barrios arrasados a medida que se acerca la temporada de lluvias.

Mientras miles de militares yanquis se encuentran confortablemente instalados en el país caribeño, los funcionarios de las organizaciones socorristas han cambiado de táctica y han pedido a los haitianos que quedaron sin techo a causa del sismo que regresen a sus barrios arrasados a medida que se acerca la temporada de lluvias.

En un principio pensaban haber construido campamentos mayores en las afueras de Puerto Príncipe. Siguen anticipando la creación de algunos asentamientos, pero esta semana decidieron insistir que los damnificados recojan sus carpas y viviendas precarias y regresen a sus barrios.

Para que sea posible, las autoridades necesitarán demoler centenares, incluso miles, de edificios y retirar montañas de escombros.

Un chaparrón de 20 minutos caído el jueves por la tarde fue un preámbulo de las lluvias inminentes. La gente corrió a refugiarse donde podía mientras la basura cegaba los desagües y transformaba las depresiones en lagunas.

El servicio meteorológico del gobierno de Haití derogó el viernes por la mañana su advertencia de lluvias torrenciales, pero aconsejó a la población que mantenga la vigilancia ante el viento fresco y los nubarrones sobre Puerto Príncipe.

Las inundaciones y deslizamientos amenazaron a centenares de miles de personas que viven hacinadas en los campamentos.

En un campamento habitado por unas 40.000 personas en las colinas que dominan la capital, Matin Bussreth abandonó su carpa levantadas con sábanas para refugiarse en otra construida con tela plástica por un vecino, ante el chaparrón del jueves por la noche.

«Es un momento deplorable», dijo Bussreth. «Y he oído que piensan distribuir carpas. Ojalá que alguien me de una».

Algunos de los centenares de haitianos que se congregaron el jueves en el centro de la derruida capital para inscribirse en una nueva campaña para trasladar a muchos de los 1,2 millones de desamparados a sus viejos barrios se mostraron escépticos de que el plan funcione. Los funcionarios de socorro reconocieron las ingentes dificultades.

«Habrá inundaciones. Habrá molestias, miseria. Y eso no se puede evitar», dijo el funcionario de las Naciones Unidas Anthony Banbury en una conferencia de prensa realizada esta semana en Nueva York.

El arquitecto Gerald-Emile Brun, que forma parte del comité de reconstrucción del gobierno, concordó con la declaración. «Hay que hacerlo todo antes de que comience la temporada de las lluvias, y no podremos hacerlo», indicó el jueves.

Brun sugirió que los haitianos, que poco esperan de su gobierno corrupto e ineficiente, seguramente dependerán de sus propios recursos.

Los habitantes de los campamentos -solamente en la capital hay unos 770.000- recibieron con agrado la idea de reubicarse. Empero, ello no quiere decir que deseen trasladarse a sus viejos barrios demolidos.

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