Guapos y apoyaos
Hoy concluíamos en conversación entre amigos que frustrada la tentativa de regreso de Manuel Zelaya a Honduras, la escena quedaba servida para que Estados Unidos recuperara el terreno que se vio obligado a ceder la semana pasada, y con él su capacidad de iniciativa diplomática. El mismo Zelaya, entrevistado por Telesur cuando ya era un hecho que no podría aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, declaraba: «Debe haber en los gobiernos alguien que ponga orden sobre un grupo armado contra el país, tiene que existir un gobierno que ponga orden en el mundo para canalizar esfuerzos multinacionales… A partir de mañana todo recae sobre las potencias, especialmente Estados Unidos que, teniendo una fuerza tan grande, debe tomar acciones inmediatas».
Hoy concluíamos en conversación entre amigos que frustrada la tentativa de regreso de Manuel Zelaya a Honduras, la escena quedaba servida para que Estados Unidos recuperara el terreno que se vio obligado a ceder la semana pasada, y con él su capacidad de iniciativa diplomática. El mismo Zelaya, entrevistado por Telesur cuando ya era un hecho que no podría aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, declaraba: «Debe haber en los gobiernos alguien que ponga orden sobre un grupo armado contra el país, tiene que existir un gobierno que ponga orden en el mundo para canalizar esfuerzos multinacionales… A partir de mañana todo recae sobre las potencias, especialmente Estados Unidos que, teniendo una fuerza tan grande, debe tomar acciones inmediatas».
Dos días después, Hillary Clinton recibe a Manuel Zelaya y comienza a poner orden: al término del encuentro, anuncia que Zelaya ha aceptado reunirse con Micheletti, jefe del gobierno de facto, con la intermediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias – el titular del único país latinoamericano que mostró explícitas reservas, en la OEA, en contra del anunciado regreso de Zelaya a Honduras el pasado domingo.
Luego… o digámoslo con todas las letras: «tan pronto finalizó su entrevista con Manuel Zelaya», Clinton atiende la amable y casual visita de Alberto Federico Ravell y Leopoldo Castillo, de Globovisión, el último de los cuales ostenta un cierto prontuario (1) que forjara a fuerza de puro trabajo digno y honesto a su paso por El Salvador, en la década de los 80.
Hasta alguien como Beatriz de Majo sería capaz de entender que el gobierno estadounidense ha enviado un mensaje a Chávez, y a todos los que se visten como él.
Y ya que andamos en onda-Hillary, les dejo acá esta pregunta que no es otra cosa que una deliberada provocación: ¿cuál ha sido el mensaje? Y ésta otra: ¿cuál debe ser nuestra respuesta? ¿Se vale otra? Es ésta: ¿cuál será la respuesta de Chávez?
Está bien: también se valen insultos y consignas. Pero no insistan: por más que lo intentemos, nunca seremos como Beatriz de Majo.
Según información de la agencia británica Reuters, fechada el 31 de enero de 1990, Washington, firmada por su corresponsal Dan William:
Nota:
1.- “Según información de la agencia británica Reuters, fechada el 31 de enero de 1990, Washington, firmada por su corresponsal Dan William:
La Operación Centauro implicaba a agentes cubanos residentes en Miami y al embajador de Venezuela, en El Salvador, Leopoldo Castillo, de quien se dice –subraya el despacho cablegráfico- era la fuente de los servicios de inteligencia que identificaron a los seis jesuitas para asesinarlos”. (http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?t=28132&highlight=oea+honduras)