¿Hasta cuándo el silencio sobre Walid Mackled?

Estoy consciente del peligro de escribir sobre Walid Mackled en este momento pero debo ser consecuente con mis principios y estoy dispuesta a correr el riesgo, represalia, censura o cierre de medio de comunicación que se digne a publicar este artículo. En verdad, Bolívar los habría fusilado. Los acontecimientos en pleno desarrollo indican la gravedad del asunto.

Estoy consciente del peligro de escribir sobre Walid Mackled en este momento pero debo ser consecuente con mis principios y estoy dispuesta a correr el riesgo, represalia, censura o cierre de medio de comunicación que se digne a publicar este artículo. En verdad, Bolívar los habría fusilado. Los acontecimientos en pleno desarrollo indican la gravedad del asunto.

Hay secretos de Estado que comprometen la seguridad del Estado, pero la seguridad del Estado está en abierta contradicción con la seguridad de los ciudadanos, aunque los ciudadanos crean que el Estado les garantiza sus derechos. Pero vamos al grano. Cuando el 8 de mayo de 2011 llegó extraditado el narcotraficante Mackled nadie imaginó la retahíla de enfermedades del comandante-presidente desatadas un día después de su llegada. Primero, una fractura en la pierna, luego un abceso, después un cáncer. Es decir, una vorágine de males vino con Mackled.

Pero como la mayor enfermedad que evidencia el caso es la corrupción putrefacta -disculpen la redundancia-, realmente lo más preocupante es la enfermedad del comediante-presidente. Porque la corrupción no es cáncer, sino un síntoma de mal funcionamiento orgánico. Por supuesto, un organismo que subsiste de parásitos y bacterias como el Estado, es natural se resista a admitir otro cuerpo extraño en su interior. Pero lo más curioso de la enfermedad cancerígena del comediante Chávez es la capacidad para provocar un nivel de aceptación en sus opositores, moderados y radicales. Incluso, sus más acérrimos y viscerales escuálidos opositores celebran su enfermedad y aceptan su estratagema.

La guerra es el arte del engaño, diría Tzun Su. Cualquier otro estratega militar haría lo mismo, cuando su poder está amenazado. Sobre Mackled hay todo un hermetismo, también sobre Anderson, La Paragua, San Camilo, y disculpen si la memoria me falla cuando se trata de enumerar el infinito. Pero sobre Mackled hay un silencio proverbial, cómplice, macabro, sumarial, insólito, fabuloso, mediático, como una carta baja la manga, como el secreto mejor guardado. Por supuesto, detrás del caso están: altos funcionarios militares del gobierno, empresarios, agentes cubanos y, por supuesto, operadores del imperio. Si a Chávez lo engañan, entonces Chávez engaña al pueblo. Porque nadie me convencerá, mi comediante-presidente, que usted es la pieza del imperio insustituible y necesaria. Por usted, farsante presidente, todos los planes de imperio han cobrado valor: ALCA, IIRSA, PLAN COLOMBIA, son parte del andamiaje de sus proyectos pseudo-revolucionarios de integración, luego de sus acuerdos con Santos Demonios. Después de la Capitulación de Santa Marta, nada bueno se puede esperar de la entrega y la traición ejecutada por su inmaculada voluntad, comediante presidente. Por supuesto, mis camaradas de ayer y de hoy dirán lo contrario, al punto de querer quemarme en la hoguera. Más aun, aquellos que se han enriquecido con la revolución, aquellos que ostentan tanta riqueza como cualquier próspero capitalista del mundo. Por supuesto, el culto al capital alcanza al más pintado de los socialistas y, en primer lugar, a los camaradas comunistas chinos. El capital no tiene Estado, aunque todos los Estados, republicanos y monárquicos, están a su servicio. El capital no respeta dignidad, por eso hay tantos indignados en el mundo. Pero el caso Mackled reviste tanta importancia como el caso Watergate, pero nuestros camaradas no podrán denunciarlo, ni los opositores podrán investigarlo, porque es un caso cerrado, en el cual ni la Fiscalía, ni la Procuraduría, ni la Contraloría, ni ningún Consejo Moral Republicano podrá investigar, sentenciar, ni juzgar, porque es un caso cerrado. En este artículo no se ha dicho nada, porque los únicos que pueden destapar la caja de Pandora son Chávez y Mackled. Pero el caso Mackled forma parte de un macabro expediente montado por el Pentágono y el Departamento de Estado al Comandante-Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Teniente Coronel Hugo Rafael de la Santísima Trinidad Pérez y Delgado Chávez Frías.

¿No es verdad, mi comediante presidente que Santos, con la extradición de Mackled, le entregó una bomba de tiempo?. Diga si no es verdad que canjeó a Mackled por importantes jefes de la FARC. Niegue, si tiene moral, que las pruebas del narcotraficante extraditado incriminan importantes familias vinculados a Tareck El Aisami y encumbrados militares de su putrefacto entorno. Pregúntele a Rangel Silva, Mota Domínguez o Hugo Carvajal qué saben sobre la utilización de la rampa presidencial de Maiquetía para embarcar toneladas de droga a Estados Unidos. Trate de ser consecuente con su prédica y enfrente al cáncer de la corrupción, porque tal como están las cosas ha quedado sin moral para hablar de la corruptela cuarto republicana.

A manera de conclusión, podemos indicar que estamos ante unos administradores del llamado Estado, sumergidos en una crisis moral espantosa a todos los niveles, donde no existe ningún código ético capaz de frenar el irracionalismo y la perversidad humana, que se conjuga en ese maldito juego de cómo conservar el poder, no importando el daño que se le haga a la llamada república y a su gente.

Entiendo, que el poder, tal y como lo conocemos carece de valores, de una ética y sólo lo mueve un conjunto de intereses que se aíslan de los intereses colectivos de una nación y no tiene nada que ver con el respeto a la dignidad colectiva de los pueblos y lo que esta pasando en este país tiene que ver mucho, con este cuadro de desesperanza que sólo se puede establecer en la lógica de la dominación.

El pueblo de Venezuela tiene derecho a saber hasta dónde llegan los tentáculos de Mackled. Averigüe, comediante-presidente, si el G-2 cubano sabe algo, porque en las aduanas hay funcionarios cubanos involucrados en el negocio. Pero las elecciones se aproximan y la olla está a punto de reventar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *