Honduras: Micheletti, el presidente gorila
Micheletti, presidente del legislativo desde el 2006, pretende usurpar el cargo de Zelaya hasta el 27 de enero de 2010, cuando Zelaya debía concluir su gestión de cuatro años.
Micheletti, presidente del legislativo desde el 2006, pretende usurpar el cargo de Zelaya hasta el 27 de enero de 2010, cuando Zelaya debía concluir su gestión de cuatro años.
Una supuesta nota de renuncia fue leída en la legislatura, reunida para conocer el resultado de una investigación sobre la capacidad mental y administrativa del ex mandatario en el desempeño de su cargo, una treta política que buscaba allanar el camino para el golpe y brindarle apariencia de legalidad.
«Debido a problemas insuperables de salud, que me han impedido concentrarme en los asuntos fundamentales de Estado, cumplo con el deber de interponer mi renuncia irrevocable a la presidencia de la República, junto con la de mi gabinete de gobierno, efectiva a partir de esta fecha. Con mi renuncia espero contribuir a sanar las heridas del ambiente político nacional», dice la supuesta nota del mandatario, una pieza mediocre del fascismo hondureño.
Al concluir su lectura, los diputados fascistas aplaudieron.
Acto seguido se suspendió la sesión hasta que se reanudó para separar a Zelaya del cargo y designar a Micheletti, quien forma parte de la sociedad golpista cívico militar. Micheletti pertenece al mismo partido que Zelaya, el Partido Liberal.
Micheletti, un gorila con corbata
«¡Viva la democracia!», gritó histérico Micheletti al asumir el cargo en medio de los aplausos y vítores de los diputados golpistas.
«Doy gracias a Dios por permitirme esta bella oportunidad», dijo en su primera declaración como mandatario, en la que convocó también a «un gran diálogo nacional».
Refiriéndose al oximorón fascista del «golpe legal», Micheletti dijo que «lo que hemos hecho aquí es un acto democrático… y nuestro ejército sólo cumplió la orden que le dieron la Corte suprema, la fiscalía y el pueblo». Dijo que en las próximas horas oficializará su equipo de trabajo y plan de gobierno.
Micheletti nombró a Enrique Ortez Colindres como nuevo canciller de Honduras. Ortez Colindres, un abogado de profesión, estudió en la universidad de la Sorbona en Francia, fue presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica y embajador de Honduras en las Naciones Unidas.
Es militante antiguo del gobernante Partido Liberal y fue asesor personal en los dos primeros años del gobierno de Zelaya.
Micheletti estableció un toque de queda en Honduras a partir de las 9 de la noche por 48 horas, para reprimir al pueblo que protesta contra la acción fascista de los militares y la burguesía. El jefe de facto dijo que «el 90% de los hondureños está contento con lo que ha pasado en este país porque se trata de una sucesión constitucional», en un esfuerzo por presentarse cómodo.
En torno a la condena al golpe en Honduras, Micheletti afirmó: «Nadie, ni Barack Obama y mucho menos Hugo Chávez tiene derecho de amenazar a este país. El primero (Obama) es un hombre respetuoso de la ley y presidente de una gran nación y el otro (Chávez) es un irrespetuoso de los países pobres de América».
«Chávez no ha regalado nada a Honduras, son créditos a largo plazo que intentaremos negociar con Venezuela. Pero si no hay negociación, entonces buscaremos el apoyo financiero de otras naciones», dijo Micheletti.
Cambiando de tono, y mostrando su rostro fascista, Micheletti aseguró que «si Zelaya regresa (al país), cometerá un delito y será detenido de nuevo y juzgado».
Micheletti, de ascendencia italiana, es miembro del Congreso desde hace 27 años y es un burgués empresario del transporte público.
El funcionario de 69 años perdió en las elecciones internas del Partido Liberal para la designación de candidato presidencial para las elecciones de noviembre, que las ganó el actual candidato, Elvin Santos.
La familia de Micheletti reside en El Progreso, a unos 180 kilómetros al norte de Tegucigalpa, en la provincia de Cortés, sobre el Caribe. En su juventud fue militar, y ha demostrado ser adicto a ese mundo.
Era miembro de la Guardia de Honor Presidencial en octubre de 1963, cuando el ejército derrocó al extinto presidente liberal Ramón Villeda Morales. Ahora replica la experiencia golpista.