Iglesia de Cuba apoya medidas de Raúl Castro
2 Enero 2011, La Habana.- Las medidas económicas procapitalistas y antiobreras del gobierno cubano, recibieron la bendición de año nuevo de parte de la Iglesia Católica, a través de su máximo prelado, el cardenal Jaime Ortega. En la práctica la jerarquía católica le da su visto bueno al despido de 500.000 trabajadores, a la privatización, al ingreso de inversiones extranjeras, y al desmantelamiento de los subsidios estatales.
2 Enero 2011, La Habana.- Las medidas económicas procapitalistas y antiobreras del gobierno cubano, recibieron la bendición de año nuevo de parte de la Iglesia Católica, a través de su máximo prelado, el cardenal Jaime Ortega. En la práctica la jerarquía católica le da su visto bueno al despido de 500.000 trabajadores, a la privatización, al ingreso de inversiones extranjeras, y al desmantelamiento de los subsidios estatales.
La Iglesia Católica de Cuba dio su respaldo a las reformas económicas del presidente Raúl Castro y anunció la liberación de más presos en 2011, reafirmando su inédito protagonismo tras décadas de tensiones con el gobierno.
El plan gubernamental de reformas procapitalistas «nos implica a todos» y su éxito no sólo depende de las autoridades, «sino también de la comprensión adecuada» del pueblo, con «capacidad crítica» para expresar divergencias o modificaciones, dijo el cardenal Jaime Ortega, durante la misa de inicio de año celebrada el sábado en la Catedral de La Habana.
Ortega oró «por la buena marcha de este proceso renovador para el bien de todo el pueblo» y expresó sus buenos deseos para el pueblo y para «quienes rigen el destino de la nación».
El espaldarazo católico a las reformas estuvo cargado de simbolismo: en la catedral de La Habana, en la homilía de la Jornada Mundial de la Paz, en el primer día del año, que coincidió con el aniversario 52 de la revolución. Las propuestas del mandatario, que deben ser aprobadas por el VI Congreso del Partido Comunista (PCC, único) en abril, incluyen el despido inicial de 500,000 empleados estatales y la apertura del trabajo privado y cooperativo para darles cabida laboral. También una ampliación de la inversión extranjera, la disminución de la cobertura de la seguridad social, así como autonomía a las empresas del Estado en su gestión, en busca de la restauración de una economía de mercado.