9 diciembre, 2024

Imperialismo, revolución y socialismo

Hace cerca de un siglo, entre 1910 y 1916, hubo en los medios revolucionarios internacionales una fecunda, trascendental discusión. El capitalismo había llegado a una etapa superior, así la calificó Lenin, del imperialismo que alteraba aspectos vitales de la estrategia política. Lenin concluyó de aquella discusión algo obvio, no era posible seguir combatiendo al capitalismo con las armas de la sola lucha pacífica, concurriendo a elecciones y alternando con la burguesía en esas pesebreras que son los parlamentos. El mundo entra, advirtieron quienes ventilaban aquella controversia, a una etapa de guerras. Pocos años más tarde los “cañones de agosto”, como los llamó Bárbara Tuchman en un libro reciente pero ya memorable, refrendarían con hechos la exactitud de todos los vaticinios formulados por los revolucionarios a los que vengo aludiendo.

Hace cerca de un siglo, entre 1910 y 1916, hubo en los medios revolucionarios internacionales una fecunda, trascendental discusión. El capitalismo había llegado a una etapa superior, así la calificó Lenin, del imperialismo que alteraba aspectos vitales de la estrategia política. Lenin concluyó de aquella discusión algo obvio, no era posible seguir combatiendo al capitalismo con las armas de la sola lucha pacífica, concurriendo a elecciones y alternando con la burguesía en esas pesebreras que son los parlamentos. El mundo entra, advirtieron quienes ventilaban aquella controversia, a una etapa de guerras. Pocos años más tarde los “cañones de agosto”, como los llamó Bárbara Tuchman en un libro reciente pero ya memorable, refrendarían con hechos la exactitud de todos los vaticinios formulados por los revolucionarios a los que vengo aludiendo.

Las rivalidades inter-imperialistas condujeron a dos guerras mundiales. El capitalismo internacional pasó, ya en 1918 cuando el Imperio Alemán fue derrocado, a un régimen de unipolaridad con los Estados Unidos como el único epicentro dominante. Se hizo necesaria una ratificación para el ascenso de la República yanqui al solio exclusivo y ella vino en 1945 cuando no sólo los soldados norteamericanos desfilaron victoriosos bajo la puerta de Brandeburgo en Berlín. El capitalismo tiene hoy una dirección, un cayado, en fin, un rumbo, el que imparten los Estados Unidos. Vivimos dentro de un sistema que sólo puede ser unipolar.

El capitalismo seguirá siendo unipolar por muchos años. Estados Unidos es el único país con capacidad para poner un ejército en la antípoda y mantenerlo allí sin que sufra su capacidad combativa. La expedición que llevó los soldados de la república anglosajona a Afganistán y al Irak cruzó el Atlántico y el Mediterráneo sin que los Chávez de Argelia y Libia chistaran siquiera. Recorrió el Mar Rojo y, al final, tiró el ancla en los muelles del Golfo Pérsico y de la bahía de Omán. Nadie le tiró una pedrada siquiera. El nacionalismo árabe, tan temido hace veinte años, apenas hizo lo que hacen los Chávez de todo el mundo, protestar en la ONU o convocar manifestaciones de masas desarmadas e invocar los principios sacrosantos del Derecho. Ninguna otra potencia imperialista -China, Rusia o Europa- pueden hacer eso mismo, despachando expediciones de más de cien mil hombres al otro extremo del mundo.

El brazo del imperialismo está en todas partes porque en sus dominios no se pone el sol. Hay soldados norteamericanos en Puerto Rico, primera colonia de este imperio, conquistada cuando los “Rangers” de Teodoro Roosevelt derrotaron a los soldados de España en la colina de San Juan. El enemigo de los revolucionarios de hoy no es el imperialismo europeo, no es el reformismo de los mil Chávez que brotan como la verdolaga en el mundo de hoy, es el poder norteamericano encarnado en el gobierno de Washington, en las multinacionales yanquis y en las U.S. Armed Forces. Los demás poderes pertenecen más a esos géneros divertidos que se montan en los teatros de Broadway o de Place Pigalle. Se acabaron las rivalidades inter-imperialistas que tanta relevancia alcanzaban en los tiempos del camarada Lenin. La ayer temida Alemania, la Inglaterra que era “the Queen of the seas” hace menos de un siglo, ahora son despreciadas por los Roberto Mugabe que Dios ha creado para castigar con una opereta lo que quiso ser drama. Hay poderes, sin duda, distintos o separados del que encarna en los Estados Unidos. Pero son sucursales del poder yanqui. La Unión Europea entre el Ural y el Atlántico; China y Japón en el Asia y el eje Brasilia-Bogotá en Suramérica son poderes virreinales o vicarios que actúan por delegación del poder supremo encarnado en Estados Unidos.

Estados Unidos no puede administrar un imperio tan vasto, extendido a todo el planeta sin comisionistas o consignatarios que actúen por tácita delegación del supremo poder imperial. También los españoles bajo los reinados de Carlos Quinto y Felipe Segundo, los franceses con Luis Catorce y los ingleses a partir de Pitt el Viejo forjaron órdenes virreinales.

El primer imperio que tuvo virreyes fue el de España bajo las Austrias. Como el imperio yanqui es más vasto, abarca en efecto todo el planeta, tiene que convivir con jerarquías más variadas. En última instancia tan virrey yanqui es Chávez, que mantiene tranquila a Venezuela como Lula y Alvaro Uribe, que hacen lo mismo en Brasil y en Colombia.

Todo esto lleva a algo de elevadísima jerarquía teórica. ¿Basta expropiar a una burguesía para que el imperialismo quede abolido? No. En China de hoy, también en la Rusia de hoy, en el Vietnam de hoy, existen burguesías nacidas de los cambios revolucionarios sufridos por esos tres países en distintas épocas del siglo veinte.

Tan burgués fue el José Stalin gobernante como lo fueron Mao y Ho Chi Minh y lo son aún más los herederos del poder en los casos chino y vietnamita. En la URSS se ve con absoluta claridad la diferencia entre un orden de auténtico origen y ese mismo orden ya degenerado por la lepra burocrática.

Con Lenin y Trotsky la URSS fue una dictadura revolucionaria; con Stalin y todos sus sucesores, una dictadura burocrática. Con Lenin y Trotsky la URSS exportaba o estaba dispuesta a exportar la revolución y sus ejércitos eran la bayoneta de la clase obrera. Con Stalin la URSS era una especie de fascismo rojo donde la dictadura se convirtió en órgano de una burocracia privilegiada y maldita. Nacionalizar, expropiar no significa nada. Aquí se expropió Pdvsa, se ha expropiado la Electricidad de Caracas y la Cantv para citar tres casos emblemáticos. Pdvsa es hoy tan capitalista y tan degenerada como lo era cuando pertenecía a la Shell y a la Exxon. La Electricidad de Caracas y Cantv son iguales hoy en cretinismo a lo que fueron siempre. Llevan la bandera de la patria, pero ¿la patria no es otra manera de engañar a la masa?

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