17 marzo, 2025

Insulza pesimista acerca de poder restituir a Zelaya, mientras tanto arrecia la protesta popular

La OEA ha comenzado sus gestiones diplomáticas pero admitió que está pesimista respecto a conseguir la restitución del depuesto presidente Manuel Zelaya antes del plazo fijado para el sábado por la férrea oposición del gobierno de Roberto Micheletti.

La OEA ha comenzado sus gestiones diplomáticas pero admitió que está pesimista respecto a conseguir la restitución del depuesto presidente Manuel Zelaya antes del plazo fijado para el sábado por la férrea oposición del gobierno de Roberto Micheletti.

«Haré todo lo que pueda, pero pienso que será muy difícil cambiar las cosas en un par de días», dijo el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que el viernes llegará a Tegucigalpa.

«No vamos a Honduras a negociar, vamos a Honduras a pedirles que cambien lo que han estado haciendo», añadió desde Guyana, donde asistió a una reunión caribeña.

En tanto, Zelaya arribó el jueves a San Salvador, «a una reunión de carácter privado con el presidente Mauricio Funes», confirmó a la AP el secretario salvadoreño de Comunicaciones David Rivas.

El funcionario señaló que el encuentro se extendió «por poco más de una hora», pero desconocía si Zelaya, que llegó en un vuelo privado, habría abandonado en la misma noche el país. El Salvador, Guatemala y Nicaragua han suspendido el comercio terrestre con Honduras, para presionar a los golpistas.

Tras su arribo por la noche, Zelaya fue recibido por el canciller Hugo Martínez en el aeropuerto internacional, al sur de la capital salvadoreña, informó la cancillería.

Zelaya llegó procedente de Panamá, donde participó en la asunción del empresario Ricardo Martinelli como presidente de esa nación.

El depuesto presidente fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad a la casa presidencial, donde era esperado por Funes para sostener un «encuentro en privado», señaló Rivas.

Una multitud de simpatizantes del FMLN recibió a Zelaya con aplausos y ovaciones en una plaza de la periferia sur de la capital.

«¡Mel, amigo, el pueblo salvadoreño está contigo!» y «¡Mel se queda!» fueron algunas de las consignas de la multitud vestida con el rojo del FMLN. El vehículo en que viajaba Zelaya se detuvo por breves segundos para agradecer el apoyo y continuó su ruta a la casa presidencial.

«Le pedimos a Dios que si Zelaya retorna, él se presente a los juzgados y cumplir una pena por los delitos que ha cometido», dijo el jefe del gobierno gorila, Micheletti.

Dijo asimismo no tener «ninguna objeción» en adelantar las elecciones generales de noviembre como una salida a la crisis que enfrenta Honduras por el derrocamiento de Zelaya, en un nuevo intento por bajar las presiones en contra del golpismo hondureño.

El secretario general adjunto de la OEA, Albert Ramdin, había dicho a la AP que Insulza ya ha hablado por teléfono con ex presidentes hondureños y líderes religiosos de la nación centroamericana.

Micheletti intenta convencer a la comunidad internacional de que no se han violado las leyes y dijo que Insulza «será bienvenido».

«Si él quiere hablar conmigo, lo recibiré con mucho gusto», comentó a periodistas en Tegucigalpa.

Zelaya había advertido durante una rueda de prensa en Panamá, que viajaría a un país vecino para hacer «una planificación estratégica con diferentes países para mi retorno a Honduras».

Agregó que en ese plan invitó «de forma respetuosa a la presidenta argentina (Cristina Fernández) de Kirchner para que me acompañe» y que el mandatario ecuatoriano Rafael Correa participaría de la misión.

Consideró que «si hasta aquí llegara mi vida, habría dejado un legado histórico a nuestras naciones», en referencia al respaldo mundial que ha recibido luego del golpe de Estado en su contra.

El vicepresidente con Zelaya, Arístides Mejía, abogó el jueves por «un arreglo pacífico» y en declaraciones a la estación radial HRN propuso incluso un «borrón y cuenta nueva» al gobierno de Micheletti, siempre que se acepte la restitución del presidente derrocado sin imponer «ninguna condición».

En Tegucigalpa, miles marcharon en apoyo al mandatario depuesto y contra la suspensión de algunas garantías individuales durante el toque de queda.

«Hay movilización a nivel nacional… vamos a esperar a Mel, vamos a estar donde él llegue», dijo Juan Barahona, un dirigente del movimiento de apoyo a Zelaya durante la manifestación.

Antes de iniciar la movilización, cuando había unas decenas de personas, la policía lanzó gas lacrimógeno aunque al comenzar a llegar más gente se calmó la situación y no se ha vuelto a reportar ningún incidente o enfrentamiento. Los militares han interceptado a miles de personas que han intentado trasladarse a la capital desde el interior del país.

En San Pedro Sula, la segunda ciudad del país y a unos 180 kilómetros al norte de Tegucigalpa, hubo una marcha pro fascista en apoyo a Micheletti.
La Policía se enfrentó en esa misma ciudad con simpatizantes de Zelaya, lo cual dejó varios detenidos y cerca de una docena de heridos.

El jefe de la policía en San Pedro Sula, Leonel Sauceda, dijo a la AP que 78 personas fueron detenidas, con lo que la cantidad de presos políticos de la dictadura militar sigue en aumento.

El Congreso hondureño aprobó el miércoles restringir algunas garantías individuales durante las horas en que está vigente un toque de queda.

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