Israel y sus aliados
Las relaciones diplomáticas entre el Gobierno de Venezuela y la Republica Saharaui, datan del mes de mayo del año 1983, cuando el primer embajador en este país, Mansur Omar, presentó las cartas credenciales al entonces presidente Luis Herrera Campins.
Las relaciones diplomáticas entre el Gobierno de Venezuela y la Republica Saharaui, datan del mes de mayo del año 1983, cuando el primer embajador en este país, Mansur Omar, presentó las cartas credenciales al entonces presidente Luis Herrera Campins.
Las estrechas y fraternales relaciones entre ambos países se han cimentado, construido y desarrollado sobre la base del respeto escrupuloso a la legalidad internacional, la soberanía y la defensa del derecho inalienable de los pueblos a la autodeterminación.
Hace dos días, el Reino de Marruecos nos ha vuelto a sorprender con una decisión, producto más de la irracionalidad, la ofuscación y el maquiavelismo, que de la sabiduría, el respeto y la defensa de los intereses nacionales.
El Ministerio de Exteriores marroquí emitió un ofensivo comunicado donde determina que su Embajada en Venezuela será trasladada a la Republica Dominicana, argumentando para ello una ficticia “hostilidad creciente” que difícilmente logra ocultar los verdaderos motivos de esta medida desmesurada.
La excepcionalidad y el poco tacto diplomático han sorprendido a todos los observadores, ya que no existe ni una sola actuación objetiva adoptada por el Gobierno venezolano que justifique la salida de tono de la maquinaria marroquí.
Todo este escenario no puede ocultar los objetivos reales de la estrategia que intenta llevar a cabo el Gobierno de Marruecos.
La decisión, soberana, del Gobierno Bolivariano de Venezuela, de romper relaciones diplomáticas con el Gobierno de Israel, y la actitud de solidaridad activa con el pueblo palestino, han llevado a Venezuela y al presidente Chávez a gozar de una simpatía sin precedente en los distintos países árabes.
El Rey de Marruecos, a pesar de presidir el comité de Jerusalén, no ha estado presente ni en la reunión de Doha, ni en Kuwait, ni ha contribuido con una sola medida práctica a aligerar los sufrimientos del pueblo palestino, que se enfrenta a una tentativa de genocidio..
No son un secreto las estrechas relaciones existentes entre el Reino de Marruecos y el Estado de Israel, ni la colaboración prestada por el “lobby” sionista para intentar forzar una solución al conflicto saharaui favorable a Marruecos. La actitud de destacados personalidades como Andrés Azulay, consejero del Mohamed V; o Elliot Abraham, número dos del Consejo Nacional de Seguridad (de Estados Unidos), es una muestra de ello.
Es en el marco de la cooperación y planificación conjunta israelí-marroquí que debemos situar la toma de posición del Gobierno de Marruecos. Jamás ningún país árabe se había atrevido a llegar tan lejos en su solidaridad con Israel .Con ello, el Gobierno marroquí no solo deja en evidencia su verdadera naturaleza política e ideológica, sino que dignifica, aun más si cabe, la valiente decisión del Gobierno Bolivariano de Venezuela.