6 noviembre, 2024

Juan Pablo II era amigo y protector de curas pederastas de Canadá

El Vaticano y responsables de la Iglesia Católica en Canadá intentaron mantener en secreto abusos sexuales contra menores cometidos por un religioso canadiense, amigo del papa Juan Pablo II, revelaron documentos difundidos por la prensa local.

Los medios señalaron que en una carta de febrero de 1993, el ya fallecido obispo Pembroke, Joseph Windle escribió al entonces nuncio apostólico en el país, reverendo Carlo Curis, que estaba intentando «a toda costa» que no se hiciesen públicos los abusos de monseñor Bernard Prince.

El Vaticano y responsables de la Iglesia Católica en Canadá intentaron mantener en secreto abusos sexuales contra menores cometidos por un religioso canadiense, amigo del papa Juan Pablo II, revelaron documentos difundidos por la prensa local.

Los medios señalaron que en una carta de febrero de 1993, el ya fallecido obispo Pembroke, Joseph Windle escribió al entonces nuncio apostólico en el país, reverendo Carlo Curis, que estaba intentando «a toda costa» que no se hiciesen públicos los abusos de monseñor Bernard Prince.

La misiva se conoce después de que fuera presentada esta semana como una posible prueba en una demanda civil de varias víctimas de abusos sexuales contra la diócesis de Pembroke (Ontario).

En la carta, el obispo Windle también recomendaba que el Vaticano no promoviera a Prince para evitar que las víctimas de los abusos -que estaban dispuestas a no denunciar al religioso por «ser de origen polaco»- abandonasen su silencio.

«Las consecuencias de tal acción serían desastrosas no sólo para la Iglesia canadiense sino también para la Santa Sede», afirmó.

En 2005, una de las víctimas del padre Prince acudió a la Policía canadiense y denunció al religioso quien, tras abandonar el sacerdocio, en 2008 fue condenado a cuatro años de prisión por abusar sexualmente de 13 menores entre 1964 y 1984, pena que está purgando actualmente.

Pero antes, Prince había trabajado hasta 2004 en el Vaticano como segundo de la Sociedad Pontifical para la Propagación de la Fe y recibió el título honorífico de monseñor.

Prince, que tiene ahora 75 años, era amigo personal del papa Juan Pablo II, cuando Windle escribió la carta acababa de ser enviado al Vaticano para ocupar un puesto de alta responsabilidad relacionado con sociedades misioneras.

Prince, que creció en una zona de inmigrantes polacos en las cercanías de Ottawa, era conocido en Canadá, según la prensa, como «el canal al Papa» hasta el punto que en un libro biográfico de Céline Dion hay una foto en la que el religioso es quien presenta la cantante canadiense a Juan Pablo II.

En la carta dada a conocer ahora, Windle señalaba que una de las víctimas sabía «gracias a un amigo de su esposa que el padre Prince estaba viajando frecuentemente al extranjero y había cenado con miembros de la embajada canadiense en Tailandia».

«Por ello, la víctima siente que no estaba siendo supervisado (el padre Prince) de forma apropiada ya que estaba viajando solo y en numerosas ocasiones».

Esa víctima, que no es identificada en la carta, había denunciado a las autoridades religiosas canadienses que Prince abusó de él sexualmente cuando era un niño un año antes de que el religioso fuese enviado a Roma.

Windle reconoce que posteriormente aparecieron otras cuatro víctimas, todo ellos menores.

Prince fue nombrado para el puesto en Roma a pesar de que las autoridades del Vaticano habían sido advertidas de sus acciones.

«Cuando el padre Prince fue propuesto para su actual posición en Roma (por recomendación del ahora arzobispo F. Franck) le expliqué al entonces arzobispo José Sánchez (ahora cardenal Sánchez)… que aunque las acusaciones contra el padre Prince eran muy graves, no objetaría a que le diesen otra oportunidad ya que saldría de la escena canadiense», aseguró Windle.

Transferido al Vaticano, Prince tuvo responsabilidades relativamente importantes en el seno de la administración encargada de las misiones, donde se quedó hasta su retirada, en 2004. Las agresiones sexuales que cometió entre los años 1960 y 1980 no se conocieron hasta 2005.

Otro ex obispo católico canadiense, Raymond Lahey, ha sido acusado de abusos sexuales contra menores de edad. Lahey renunció en septiembre del año pasado en la diócesis de Antigonish, en Nueva Escocia (este), tras ingresar a Canadá con un ordenador que contenía pornografía infantil.

La postura tradicional de la Iglesia Católica, que formalmente exige a los sacerdotes observar el celibato, es la de proteger a los sacerdotes que cometen abusos sexuales contra niños y niñas. Durante todo el siglo XX, El Vaticano invirtió millones de dólares en asesoría legal y amedrentamiento contra las víctimas, todo con el fin de ocultar las prácticas sistemáticas de abusos por parte de religiosos. Decenas de miles de casos de agresión sexual contra menores de edad se han dado a conocer en países de Europa y América en las últimas semanas. Mientras tanto, se ha conocido que el propio Papa Benedicto XVI, durante sus oficios como Obispo en Alemania, protegió a pederastas; luego como máximo representante de la Congregación para la defensa de la Fe recomendó no expulsar a un cura pederasta en EEUU para no perjudicar a la Iglesia. El Vaticano ha acusado a las víctimas de ser meros chismosos, e incluso la semana pasada el predicador del Papa comparó a la Iglesia Católica con los judíos que eran víctimas de persecusión en el siglo XX.

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