6 noviembre, 2024

Kirguistán: la policía ha huido de las calles

El presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyeh, se negó a renunciar ayer, mientras la oposición del país anunciaba que estaban a cargo y Rusia apoyaba a los revolucionarios como el nuevo gobierno legí

El presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyeh, se negó a renunciar ayer, mientras la oposición del país anunciaba que estaban a cargo y Rusia apoyaba a los revolucionarios como el nuevo gobierno legítimo.

Moscú.– Un día después de los duros enfrentamientos en la capital Bichkek que dejaron hasta cien muertos, Bakiyeh habló con The Independent desde un lugar desconocido en el sur del país y afirmó que no dejaría el poder tan fácilmente. “Soy el presidente”, dijo la voz de Bakiyeh a través de una intermitente línea telefónica. “Hace nueve meses, el 77 por ciento de la población me eligió. Nadie me sacó el mandato, nadie tiene el derecho a reclamar el poder. Esto fue un golpe armado. No hay otra forma de decirlo.”

Bakiyeh fue destituido por irrelevante por los políticos de la oposición que tomaron el poder en Bichkek, quienes afirman que presidía sobre un régimen autoritario. “Su negocio en Kirguistán está terminado”, dijo Roza Otunbayeva, una líder de la oposición que anunció que ella encabezaría el gobierno interino que gobernará durante seis meses hasta que se lleven a cabo nuevas elecciones. La televisión estatal y el ejército parecían estar bajo el control de la coalición opositora.

La situación también estaba presentando nuevas dificultades para Rusia y Estados Unidos, ya que ambos tienen bases militares en el país. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, habló con Otunbayeva por teléfono ayer y su vocero dijo más tarde que Moscú considera ahora al gobierno de Otunbayeva como el gobierno legítimo de Kirguistán. Por separado, un alto funcionario ruso le dijo a los periodistas, por fuera de una conferencia entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos en Praga, que la base de Estados Unidos en Kirguistán debía clausurarse. La base es una conexión clave en la cadena de suministros para las fuerzas estadounidenses con base en Afganistán. Los vuelos fueron temporariamente cancelados anoche, mientras las tropas estadounidenses fueron confinadas a la base.

Los residentes de Bichkek se despertaron ayer en una ciudad en ruinas, con los edificios del gobierno incendiados y docenas de negocios saqueados. Aunque la violencia se calmó en comparación con la del miércoles, todavía se escuchaban disparos en la ciudad. La policía, gran parte de la cual fue atacada durante los episodios de violencia, no se veía por ningún lado.

“La policía está toda oculta. Todos se han ido. Saben que si los encuentran, la gente los apaleará”, dijo un hombre cerca del edificio en ruinas del Parlamento, en el centro de Bichkek, anoche. Multitudes de hombres jóvenes andaban por las calles, muchos borrachos y armados con armas tomadas de la policía en los enfrentamientos del miércoles. “Miren a esos tipos jóvenes. Hay muchos problemas, esta es una situación peligrosa.”

“Esta no es la manera de llegar al poder, con armas en las manos”, dijo Bakiyeh. “¿Quién llega al poder así? Este fue un golpe armado y no había motivos para que sucediera.” El derrocado presidente kirguisio dejó la capital después de que los manifestantes dispararan a sus ventanas. Se negó a decir el lugar preciso, pero dijo que estaba en el sur de Kirguistán, su principal base de poder. Insistió en que él era el legítimo gobernante del país, pero no podía decir cómo iba a consolidar su posición.

“Por el momento no puedo ir a Bichkek, porque el llamado nuevo gobierno no puede garantizar mi seguridad”, dijo Bakiyeh. “Ni siquiera pueden garantizar la seguridad de la gente común. Esta locura y violencia debe detenerse.”

En Bichkek, Otunbayeva le agradeció a Rusia por su apoyo. “Estamos agradecidos a la Federación Rusa, agradecidos al primer ministro ruso, por el apoyo en los últimos días para exponer este régimen de nepotismo y crimen”, dijo Otunbayeva a la estación de radio Ekho Moscvy de Rusia.

La opositora acusó a Bakiyeh de autoritarismo y de abusos contra los derechos humanos y estaba enojada porque le había dado a sus dos hijos posiciones poderosas en el gobierno. Otunbayeva dijo que el reconocimiento de Putin era significativo. “El hecho de que haya llamado, que hablara amablemente, que entrara en detalles, que quisiera conocer detalles en general, me emocionó. Es una señal.” Ella dijo que uno de los líderes de la oposición estaría viajando a Moscú en breve para hacer consultas.

Putin negó que Rusia haya estado involucrada en el planeamiento o ejecución de las protestas callejeras. Pero Bakiyeh le dijo a The Independent que él estaba seguro de que las protestas habían sido coordinadas desde afuera.

“Miren lo que pasó, tanta gente en las calles, tan bien preparadas y tan bien coordinadas. Eso no fue espontáneo. Esto es una provocación organizada desde afuera”, dijo el presidente kirguisio. Repetidamente negó el nombre del país que pensaba que estaba detrás de las protestas, pero afirmaba que tenía evidencia que hubo interferencia de afuera. Y expresó sorpresa al aparente reconocimiento de Moscú hacia el nuevo gobierno de Otunbayeva.

Rusia bendice al nuevo Gobierno de
Kirguistán en medio del caos

Por Dmitri Polikárpov
Corresponsal en Rusia
El Periódico, 09/04/10

Moscú.– Los sangrientos disturbios en Kirguistán, en los que murieron al menos 75 personas, continuaron ayer en esa antigua república soviética en Asia, pese a la formación en la capital de un Gobierno interino por la oposición, que Rusia se apresuró a reconocer. Mientras, el derrocado presidente Kurmanbek Bakiyev, que se había escondido en el sur del país, su feudo natal, rompió su silencio y aseguró en un comunicado que se negaba a dimitir.

«Tenemos un Gobierno interino, y estoy al frente de él», declaró la líder opositora y exministra de Asuntos Exteriores Rosa Otunbáieva. A través de una llamada telefónica del primer ministro, Vladimir Putin, Moscú manifestó a las autoridades surgidas de los disturbios que las reconocía como Gobierno. Aprovechando esa conversación, Otunbáieva aseguró que la oposición controlaba «plenamente» los cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas. Además, informó a Putin de que en un plazo de seis meses su Gobierno elaborará una nueva Constitución y convocará elecciones parlamentarias y presidenciales.

Pese a todas estas declaraciones, al caer la noche se repitieron los graves disturbios del día anterior en la capital, Biskek. El golpeteo de las armas podía oírse junto a la sede de la policía, que un millar de personas intentaron asaltar, aunque finalmente fueron repelidos. La central telefónica también fue asediada por cientos de personas, que, en el caso de tener éxito, podrían lograr cortar las comunicaciones telefónicas terrestres. Pese a contar con el apoyo del Ejército y las fuerzas del orden, el Gobierno interino no logra controlar los grupúsculos criminales que circulan por Biskek.

Reservas de Washington

Contrariamente al reconocimiento de Rusia, EEUU aún se guarda su última palabra y se limita a describir a Otunbáieva como «líder de la oposición». Un diplomático estadounidense se reunió con la dirigente, aunque, a su salida, optó por la cautela y se limitó a llamar a la calma y a pedir respeto por «los principios democráticos», según el Departamento de Estado.

Rusia y EEUU mantienen una pugna por la influencia en esta estratégica antigua república soviética. Washington cuenta con la base aérea de Manás, por la que transitan aviones y equipamientos con destino a Afganistán. Moscú, que considera a¡ país centroasiático como parte de su esfera de influencia, también mantiene una base militar en su territorio. La presencia de ambas instalaciones simboliza la rivalidad entre Rusia y EEUU en la región.

«Solo debe existir una base militar en Kirguistán, la base rusa. Bakiyev no ha cumplido con su promesa de cerrar la base estadounidense», indicó ayer una fuente del Gobierno ruso, citada por Reuters. El Gobierno interino garantizó de inmediato a EEUU que el estatus de la base de Manás no se modificará.

Desde su exilio, el presidente Bakiyev, que el miércoles abandonó en avión la capital y se instaló en el sur, se negó a abandonar el cargo: «No voy a dimitir. Como garante de la Constitución, declaro que toda la responsabilidad por la ulterior desestabilización de la situación en el país la tendrá la oposición. Se le impondrá un castigo según la ley», advirtió el presidente.

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