La censura en los medios del Estado. O los malditos negros de Tocorón
Lo que ocurrió en Tocorón, hace casi un mes, fue el aquelarre más puro de la dominación social capitalista sobre los hijos del pueblo, esos que Foucault llamaba “los hombres Infames”. Voces serias de dentro y fuera de la cárcel hablan de más de 100 muertos. La Guardia Nacional dejó, en cuerpos y paredes, la mayor señal de que lo que hubo fue una masacre con Fal.
Lo que ocurrió en Tocorón, hace casi un mes, fue el aquelarre más puro de la dominación social capitalista sobre los hijos del pueblo, esos que Foucault llamaba “los hombres Infames”. Voces serias de dentro y fuera de la cárcel hablan de más de 100 muertos. La Guardia Nacional dejó, en cuerpos y paredes, la mayor señal de que lo que hubo fue una masacre con Fal.
Pero, luego de eso, ha pasado algo mucho peor: la total censura del hecho por parte de las 5 televisoras y las 4 emisoras radiales con que cuenta el Estado. Es un signo distintivo, que da idea que no hay marcha alguna hacia una sociedad más transparente, más genuina, más libre e igualitaria. Es decir, parece que da una idea definitiva de que no hemos podido encontrar el camino de eso que desde que éramos niños nos enseñaron que era el socialismo.
Rápidamente recordamos el dolor de los años de la vieja represión. Gobernaba Caldera y quemaron 30 presos en la Planta. No nos quedaríamos con esa. Tomamos 2 autobuses de la UCV. Hicimos convocatoria y agitación general. Los llenamos y salimos hacia la Planta bajo amenaza de ser expulsados. Fuimos a mostrar solidaridad, a protestar por nuestros hermanos. Un helicóptero nos seguía desde el cielo de Caracas. Tomamos la ruta de San Agustín y allí nos hicieron un doble cerco, nos bajamos a protestar, comenzó la represión, el barrio tomó postura con nosotros y frentiamos juntos contra la misma policía de hoy. Llegaron los medios, nos entrevistaron y esa misma noche estaba saliendo mi rostro arrecho por la misma VTV de los adecos. Esta vez no fue así.
Esta vez, decimos con tristeza, que ninguno de los antiguos camaradas, esos que hoy se llevan el día hablando y hablando por VTV, se atrevió a desdecir la línea oficial y lanzar un grito a favor del pueblo. Todos han venido callando lo que está ocurriendo en nuestro pueblo. Las razzias policiales adecas que han vuelto a los barrios bajo el nombre de Dibise. Las torturas a Sanguino y a Mairin Delgado por parte de la Sebin. La prisión de Sabino y la lucha Yukpa. La huelga de hambre de Korta. La diputación de un asesino de Cantaura. Nunca hablaron de las tropelías de un Diosdado o de los bancos de la Chacón´s Family. ¿Son cobardes o han sido comprados?
De aquellos camaradas solo quedan penosos rostros escondidos tras la pollina de Vanesa, la ignorante risa de los robertos, la senilidad del profesor Earle Herrera. Vendieron toda la paja revolucionaria que tanto hablaron por un puestico en una pantalla que nadie ve. De los nuevos socialistas no diré nada, nunca esperé nada de ellos. Su cobardía los llevó al peor grado de alienación y hoy, con cara descuadrada, no saben qué decir al pueblo mientras los medios oligárquicos se pavonean con su nueva legitimidad social: son los que dan la voz a los chavistas de abajo, eliminados de la pantalla oficial. Si no me creen vean radiar de los barrios, vea el noticiero Televen o la portada del día jueves del Nacional sobre la huelga de hambre de Korta. Es triste decir que son los privados quienes están impidiendo que horrores como el Servicio Militar Obligatorio vuelva a imponerse. Este es nuestro mayor fracaso como revolucionarios.
Pero siempre hay alguna alegría repentina. Como este viernes en la noche en un concierto en vivo trasmitido por Ávila tv. En él, una de sus animadoras, conocida como la Flaca, se atrevió y, antes de presentar a la rapera Robex, pidió al Estado una investigación, un resultado, una solidaridad. No había terminado sus palabras cuando la pantalla se fue a negro. El concierto no volvió a ser trasmitido. Se habría apagado la voz solidaria de la animadora y con ella la de cientos de miles de familiares, víctimas y la de la gente de nuestros barrios que conocen muy de cerca la situación. Las voces de los que votan por Chávez y cifraron el él sus esperanzas. La censura de la burocracia elitezca y clase media consumó un momento en el que pensamos que la esperanza no estaba perdida. No fue así. Los infames seguirán siendo infames por ser negros, indios y zambos, por vivir en el barrio. De ellos no podrá hablarse a menos que sea en la parte de sucesos del noticiero VTV. La élite, ahora de izquierda, seguirá produciendo su propio bienestar por ser blancos, estudiados y de la urbanización. ¡Que siga la lucha de clases! El irredento pueblo no se ha dejado engañar por ninguna burocracia. La conoce y reconoce como enemiga por más fotos que se tome al lado de ese hombre tan buena gente, pero a la vez tan impotente, como es el amigo Chávez.